Análisis de Dungeon Siege III

Análisis de Dungeon Siege III
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La tercera entrega de la serie Dungeon Siege llega con la intención de prolongar el halo de excelencia que tradicionalmente ha rodeado a la franquicia. Los veteranos Obsidian recogen el testigo de la marca y lo hacen con un título tremendamente respetuoso con su legado, una continuación que obvia los años pasados sin ofrecer demasiados cambios pero dispuesta a satisfacer a los fans del Action-RPG.

Puede que no cuente con el nombre de Dragon Age, Baldur's Gate o Diablo, pero lo cierto es que la franquicia Dungeon Siege siempre ha contado con un grupo muy importante de seguidores que han visto en su fantástica mezcla de rol y acción una alternativa muy seria a otras sagas de renombre. Nacida en PC y con sus mejores entregas en esta plataforma, ésta es la primera ocasión en la que un título como tal aparece a modo de lanzamiento multiplataforma, y es que hemos visto un spin-off en PSP que pese a que no contó con el mismo éxito que las entregas para ordenador, eso sí, conformó el más que notable Throne of Agony.

Así pues y con Dungeon Siege III en el horizonte, Square Enix como distribuidora y Obsidian como desarrolladora se enfrentan al título más ambicioso de la serie. El equipo norteamericano sustituye a los ya responsables de las dos entregas precedentes, Gas Powered Games, y lo hacen con un respeto por el legado de la saga que roza lo obsesivo. Esto tiene la vertiente positiva de que el juego no defraudará a los veteranos de la franquicia puesto que respeta a pies juntillas todo lo visto hasta ahora, pero también tiene el contrapunto algo más oscuro de que salvo algunos supresiones de características el título no aporta componente alguno de innovación con respecto a los capítulos anteriores: De 2002 y 2005 respectivamente.

Hechizos y Mazmorras
El videojuego comienza con una escueta cinemática en la que se nos presenta a la Décima Legión, los fundadores del reino de Ehb, una facción que ejercía de guía y protectora para su reino, y que ahora se siente así misma enfrentada con el pueblo por la muerte de un antiguo rey de la que no se responsabiliza. No obstante ellos saben que fue la malévola Jeyne Kassynder la que acabó con ellos, y la que creó una lucha que confrontó a la familia real del oeste con la propia villana. Durante 30 años Ehb sufre, y es entonces cuando aparecemos nosotros como herederos de esta estirpe para recuperar su grandeza.

No revelaremos nada más sobre el argumento puesto que los responsables del título nos han pedido que seamos especialmente cuidadosos en el tema de los spoilers, no obstante con lo ya comentado tenemos la seguridad de que el aficionado ya es capaz de hacerse una idea de lo que ofrecerá el lanzamiento a nivel argumental y del tono con el que lo expondrá. No obstante lo que sí comentaremos es que la historia es francamente reconfortante, y que demuestra el nivel de detalle y de cariño con el que usualmente los chicos de Obsidian tratan a sus productos. En un RPG es fundamental contar con un guión que actúe como raíl y al mismo tiempo motor de la experiencia jugable, y en este sentido a pesar de que el final del título no es del todo satisfactorio, en el resto de aspectos su argumento sí es lo que esperábamos de un juego de sus características.

Así pues en Dungeon Siege III adoptaremos uno de los cuatro roles que se nos ofertan. Lucas Montbarron es un espadachín que no descansará hasta que la Legión recupere su lugar de privilegio, y es que es el hijo del Gran Maestro de la propia Legión. Anjali, por su parte, es una maga arcana que fue criada por simpatizantes de esta facción. Reinhart Manx, por otro lado, es también un hechicero que desciende directamente de una larga dinastía de magos y que ha pasado la mayor parte de su vida en la academia. En última instancia queda la bruja Katarina, que disfruta de armas de fuego de largo y corto rango y que es hija ilegítima de Hugh Montbarron, el padre de Lucas y el antiguo Gran Maestro de la Legión.

Maestría con la espada, balística embrujada, magia entrópica e ira abrasadora... Cuatro personajes, cuatro estilos de combate: Dungeon Siege III.
Maestría con la espada, balística embrujada, magia entrópica e ira abrasadora... Cuatro personajes, cuatro estilos de combate: Dungeon Siege III.

En cualquier caso escojamos el héroe que hayamos elegido el comienzo es igual en cuanto a escenarios, aunque diferente en lo tocante al planteamiento, a los personajes que se juntan con nosotros y a otros matices similares. No son cambios significativos y definitivamente no afectan directamente al componente rejugable del programa, pero eso sí, son elementos que se agradecen y que ayudan a insuflar una cierta frescura a hipotéticas segundas partidas.

No obstante la mayor diferencia entre una incursión y otra en la campaña se deriva de los propios personajes y de sus diferenciadas habilidades de combate. No es que la experiencia sea tampoco radicalmente diferente en este campo, pero los cambios sí son sensiblemente más drásticos. Por ejemplo el enérgico Lucas Montbarron es muy fuerte en el combate de rango cercano y el arcano Reinhart Manx por su parte será un poderoso personaje siempre que optemos por los hechizos de cierta distancia. El grueso de la experiencia y los rigores del manejo de cada personaje son idénticos entre sí lo que hace que, pese a los cambios, resulte muy familiar el pasar de manejar en una partida a uno a hacerlo a otro en la siguiente.

Tronos de Ambición
Modo Historia, buen guión, varios personajes... Todo esto está muy bien, y es ciertamente importante en un RPG, pero ¿Y la jugabilidad? A nivel de lo que ofrece el título en lo puramente jugable hay que decir que Dungeon Siege III sigue a pies juntillas las bases que para la franquicia sentó Gas Powered Games hace casi 10 años. Decir que la saga no ha cambiado nada desde entonces sería cruel e injusto, pero también hay que matizar que la afirmación pese a ser exagerada tampoco estaría lejos de la realidad.

En las bases el videojuego es muy respetuoso con el nombre Dungeon Siege, hasta tal punto que parece que estamos jugando a una versión convenientemente remozada e incluso casualizada de sus dos precursores. Y es que esta tercera parte es sensiblemente más accesible que los capítulos primero y segundo, con serias limitaciones en el número de acompañantes y en otros elementos que resultarán dolorosos para los amantes de los inicios de la franquicia: Escasez de destrezas, clases predefinidas sin posibilidad de personalizarlas y unos controles en PC que si no contamos con un Pad rozan lo masoquista.

A la hora de relacionarnos con los personajes del mundo que nos rodea todo se desarrollará  con sencillas propuestas de diálogo.
A la hora de relacionarnos con los personajes del mundo que nos rodea todo se desarrollará con sencillas propuestas de diálogo.

La acción es sencilla, el título de Obsidian se maneja de una forma muy similar a lo que es habitual en la franquicia, sin apenas cambios en un combate que no resulta sorprendente pero sí muy ameno. Cierto es que hay algunos elementos cuya presencia es absurda debido a incomprensibles errores conceptuales, como por ejemplo la acción del bloqueo que es totalmente inservible ante lo fácil y sencillo que resulta rodar por el suelo para esquivar ataques enemigos, pero en líneas generales el programa hace un buen trabajo a la hora de ofertar las suficientes alternativas como para no caer en lo repetitivo.

Las quests, por otra parte, son todo lo variadas que el juego puede permitirse. La mayoría tienen que ver con asesinar a algún personaje o acabar con monstruos, siempre dentro de los estrictos límites que el género impone, pero no parecen particularmente repetitivas dentro del buen puñado de horas de juego que el título oferta. En este sentido lo mejor de las misiones y el modo en el que se desarrolla la historia con ellas tiene que ver con las decisiones que tomemos. Éstas se derivarán del camino malvado o virtuoso por el que optemos en determinadas acciones, o de las líneas de diálogos que escojamos en las conversaciones, pero lo único cierto es que con ellas podemos definir algunos elementos de lo que pasa e incluso de la conclusión de la campaña.

El cooperativo, como siempre, contribuye a elevar algunos enteros de la experiencia de juego. Ya utilicemos el local para dos usuarios (con mando de consola en la versión de PC) o el on-line a través de internet para cuatro aficionados, lo que sí es común a todas las modalidades y ciertamente nos ha disgustado es el hecho de que no podemos guardar nuestros progresos a no ser que seamos el anfitrión de la partida, es decir que los invitados actuarán a modo de meros asistentes sin conservar elementos propios como los puntos de XP obtenidos, por ejemplo. Se aumenta la diversión sí, pero se resta profundidad al conjunto como en tantos otros de los escasos cambios que contempla esta tercera parte.

Héroes de la Décima Legión
A nivel de nuestra relación con el personaje hay que decir que en este sentido el título resulta más pobre que en su faceta más puramente concerniente con los combates, o nuestra relación con otros personajes o el mundo que nos rodea. El elemento más doloroso en este campo son los interfaces, insoportables hasta tal punto que es un verdadero sufrimiento moverse por los interfaces, cuadros de personaje, árboles de habilidades.

No es sólo que estéticamente sean pobres, algo que pasaríamos por alto si se hubiera hecho en aras de una funcionalidad que en este caso es inexistente, sino que resultan incómodos para navegar por ellos. Aquí únicamente podemos alegar el hecho de que el título acusa gravemente el desarrollo multiplataforma, con unos inventarios y menús que quedan a caballo entre la profundidad de los de PC y la accesibilidad de los de consolas: No acabando por contentar a ningún tipo de público.

Por otra parte el personaje tampoco alcanza enorme profundidad en cuanto a personalización. Ya hemos adelantado que las clases están fuertemente predefinidas, pero con sólo 9 destrezas a desbloquear por cada uno de los personajes nos da la sensación que podíamos haber disfrutado de mucha mayor profundidad en este campo. Eso sí, la maestría de éstas (dividas en los rangos de Recluta, Legionario y Maestro en cada personaje) nos llevarán mucho tiempo, convirtiéndonos en la recta final del videojuego en una máquina de matar realmente poderosa, pero haciéndonos pasar en los primeros compases del programa algunos momentos realmente peliagudos.

En las ciudades, como siempre en este tipo de juegos, será  donde obtendremos las misiones y donde nos relacionaremos con NPCs.
En las ciudades, como siempre en este tipo de juegos, será donde obtendremos las misiones y donde nos relacionaremos con NPCs.

A esta, a nuestro entender, dificultad no excesivamente bien calibrada se une la pobre IA aliada de la que hacen gala nuestros acompañantes. No es únicamente que los enemigos tienden a olvidarse de ellos para atacarnos directamente a nosotros, sino que su capacidad combativa se ve severamente reducida por su incapacidad para utilizar hechizos y destrezas con el más mínimo rigor o habilidad.

Interfaces torpes, IA aliada pobre, personalización muy básica, cooperativo no persistente... Todas estas características negativas pueden sonar a accesorias, y ciertamente su importancia puede relativizarse, no obstante son numerosas y hacen que el juego carezca de profundidad con algunas de ellas o que resulte muy incómodo debido al resto.

En suma lo que Dungeon Siege III acaba siendo es un videojuego recomendable si somos fans de los Action-RPGs sencillos y accesibles, como por ejemplo los escasos representantes que el género ofrece en las consolas durante la Next-Gen. No obstante esta recomendación deja de ser tan firme si, en cambio, el aficionado que se acerca a esta tercera entrega de la saga es un hardcore del género, puesto que el juego de Obsidian no puede compararse con los representantes más poderosos del género en PC: Ni resiste la comparación, ni de hecho trata de hacerlo. En este sentido en 3DJuegos nos quedamos en la mitad del camino, donde consideramos al título un representante más que digno del Action-RPG, de hecho notable, pero que no pasa de ser un entretenimiento que nos ofrecerá más de 15 horas de buen (pero no gran) entretenimiento.

Destrezas ofensivas y defensivas... El abanico de habilidades no es demasiado amplio, pero sí  resulta poderoso.
Destrezas ofensivas y defensivas... El abanico de habilidades no es demasiado amplio, pero sí resulta poderoso.

Ehb: Un Reino Amenazado -Gráficos y Tecnología-
A nivel visual Dungeon Siege III no pasa de lo meramente interesante. Es un título con algunos aspectos estéticos maravillosos y con otros que ciertamente no están a la altura, componiendo de este modo uno de los apartados más irregulares que ha cuajado Obsidian en los últimos tiempos.

A nivel artístico el videojuego es fantástico en algunos momentos y algo más discreto en otros, muy en la línea de lo que esperábamos del enésimo mundo de espada y brujería que baña sus escenarios de una muy buena iluminación, y los trufa con bonitos entornos naturales y grutas subterráneas que deberemos recorrer.

El aspecto del personaje principal y de los compañeros o enemigos a los que haremos frente es algo más discreto, con unos modelados que en la cámara más lejana presentan un aspecto razonablemente interesante pero que con la perspectiva más cercana demuestran las severas carencias en términos de carga poligonal de las que hacen gala. La cámara opta en todo momento por una perspectiva isométrica, aunque ésta se puede acercar e inclinar ligeramente: Eso sí, desde nuestra experiencia personal recomendamos a efectos jugables la visualización más lejana; menos estética pero más práctica.

La exploración no está  demasiado presente en el videojuego, pero a menudo tendrá  sus recompensas.
La exploración no está demasiado presente en el videojuego, pero a menudo tendrá sus recompensas.

En lo tecnológico el título está bien optimizado en todas las plataformas, con tasas de imágenes por segundo francamente fluidas tanto en PC como en consolas, apoyadas sin duda en el hecho de que el apartado gráfico a mover tampoco es particularmente exigente. Eso sí de entre las discretas físicas, animaciones y la rígida cámara, juega en favor del programa en este sentido el hecho de que apenas hemos encontrado bugs de importancia. Algo sin duda reseñable teniendo en cuenta el historial reciente de Obsidian.

En cuanto al audio, y con ánimo de cerrar ya el análisis, el videojuego presenta aquí uno de sus áreas más redondas. La banda sonora quizá no alcance las cotas de calidad e inspiración de los dos Dungeon Siege precedentes, realmente brillantes en este campo, pero sí ofrece algunas partituras excepcionales. El doblaje del programa está en inglés con sus textos en español, y los efectos sonoros hacen su trabajo adecuadamente.

Interesante

Sin sello

Dungeon Siege III

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Con ánimo de hacer llegar la franquicia Dungeon Siege a un público más amplio, Obsidian presenta la tercera entrega. Más ligera en todos los sentidos que sus predecesores, y con algunos errores de bulto a nivel conceptual estamos ante un Action-RPG de la vieja escuela poco innovador ni particularmente memorable, pero sí muy entretenido y ameno.

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Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
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