Julien Thiennot no era consciente de que cambió los videojuegos durante una tarde de agosto de 2013. Escrito en una única noche, lanzó el link a su juego de navegador en un conocido foro; no tardó demasiado en llegar a decenas de miles de jugadores. Cookie Clicker fue un fenómeno a pesar de que iba de eso mismo que dice el título, de hace clic en galletas.
Basado en un juego irónico de Facebook llamado Cow Clicker y que, en otro ejercicio de coherencia supina iba de hacer clic en vacas, Thiennot sentó las bases del llamado juego incremental. Y, a su vez, se apoyó aún más en su parte de idle game (juego automático). Porque pocas cosas les gustan más a los humanos que ver números hacerse cada vez más grandes.
El refinamiento de esta fórmula siguió su curso con el propio Cookie Clicker, que llegó a tener un patreon y hasta una versión de pago para Steam, pero también con otros juegos como Clicker Heroes o Idle Slayer... Por no hablar del espectacular Microcivilization del que os habló el compañero Rubén Márquez en Vidaextra.
Una enganchada de campeonato
Eso sí, creo que nunca me había encontrado uno al que me haya enganchado tanto como a (the) Gnorp Apologue. Lanzado hace apenas dos semanas en Steam a precio de derribo (5.69 euros), cuenta con un 96% de reseñas positivas con más de 1000 totales en el momento de escribir este texto. Te cuento porqué.
Sí, la piedra pide de vuelta sus pedazos.
La premisa, al menos en inicio, es tan simple como cabría esperar de este tipo de juegos. Lideraremos a los Gnorp, una raza de seres diminutos, que acaba de encontrar una piedra infinita de la que construir una industria a base de sacarle pedazos a golpes. De esta forma, nuestros clics iniciales apenas serán un puñado, hasta poder asignar trabajadores a diversas tareas e ir mejorando distintos aspectos de la producción.
Por supuesto, tenemos el habitual sistema de reinicio, llamado aquí prestigio. En función de hasta dónde lleguemos, podremos hacernos con unos cuantos puntos de habilidad que aplican mejoras permanentes a diversos aspectos de la "gnorpsociedad". Desde aumentar el daño por fuego, a construir más casas para que la población crezca, pasando por multiplicar la cantidad de flechas que lanzas.
No te rías de su aspecto gráfico. Es clave
Lo que realmente es chulo, es que hay una especie de minireseteos durante cada run. Cuando las montañas de pedazos de piedra superan cierta altura, la propia piedra se resiste a ser rota y trae de vuelta los pedazos, aumentado la dificultad durante esa partida. La parte buena es que a la vez suelta un recurso bastante poderoso que nos dará a acceso a las mejoras más interesantes. Es ahí donde está la esencia jugable de (the) Gnorp Apologue que lo distingue del resto.
En lo minucioso de su sistema donde está el 'quid' de la cuestión.
Pero la otra pata de esta mesa es el estilo artístico. Sí, son pixelotes de colores moviendo otros pixelotes de colores de sitio, pero está en lo minucioso de su sistema donde está el quid de la cuestión. Aquí vemos a cada gnorp hacer sus tareas, replicar lo que se les ha pedido, o el impacto de tal mejora que acabamos de adquirir.
No es ser un gafapaster de los indies decir que este juego es mucho mejor con este tipo de gráficos pixelados que con unos 3D a 4K en gran definición. El estilo gráfico del título beneficia su jugabilidad, en tanto en cuanto aumenta su legibilidad para que sean los sistemas los protagonistas del juego.
El juego tiene algún problema de equilibrio, especialmente a la escasa diversidad de builds posibles (o más bien factibles, los cohetes están OP). Pero desde el equipo de desarrollo han avisado de que seguirán añadiendo funcionalidades en el futuro cercano. Y ahí estaré yo esperándolas.
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