Hace muchos años que no me meto en broncas de Twitter, y fruto de eso no he tenido muchos encontronazos en los últimos tiempos en esta red social. Eso sí, recuerdo cuando me llevé un rapapolvo de uno de mis desarrolladores de videojuegos favoritos como es Miles Jacobson. Os prometo que lo único que hice es pedir al responsable de Football Manager que se aliase con Riot Games para crear un juego de gestión deportiva basado en la escena competitiva de League of Legends.
Jacobson me dijo que no entendía la mención, y que si tanto quería un juego así, crease un estudio para desarrollarlo. Ahora, más de dos años después, le puedo decir al bueno de Miles que no hace falta. Porque he dado con Teamfight Manager, el videojuego con el que llevaba casi una década soñando como fan de Football Manager y también de las competiciones del MOBA de Riot Games.
Por supuesto, no se trata de un producto oficial, pero eso no es un problema para el título; de hecho es algo que juega a su favor. Porque lo que propone el estudio surcoreano Team Samoyed no es otra cosa que algo similar, pero adaptado al género de gestión deportiva tan particular. La inspiración es evidente, pero también exuda cariño por las ligas y competiciones que tantas horas me han tenido al filo del monitor.
League of Legends pero siendo el entrenador
Teamfight Manager nos presenta un ficticio videojuego competitivo de éxito en todo el planeta. Su espectro competitivo ha generado ligas y torneos durante lustros, y después de serlo todo como jugador, nos toca empezar como entrenador desde lo más abajo posible. Controlaremos cada aspecto de un equipo amateur hasta llevarlo al Campeonato Mundial.
Sí, los nombres de los jugadores son todos así.
Aunque se inspira en League of Legends, hay muchas simplificaciones razonables. Lo que tenemos es un juego en el que solamente hay batallas multijugador divididas en sets de un minuto, el equipo que logre más bajas, vence. Las similitudes con LoL llegan en aspectos como los héroes, que cumplen roles bastante habituales como tanques, carrys, magos, apoyos o asesinos.
Aunque se inspira en League of Legends, hay muchas simplificaciones razonables.
Pero el mayor de todos es la fase de picks y bans. Esta tarea, para la que es clave el rol de entrenador y de su equipo de analistas, consta de bloquear los campeones más potentes del conjunto rival o los que sean clave para su estilo de juego, y seleccionar los que más oportunidades de vencer.
Tanto en League of Legends como en Teamfight Manager, hay que tener en cuenta asuntos como los personajes favoritos de tus jugadores, el estado de forma de los campeones con respecto al parche actual o la posibilidad de conformar equipos que contrarresten los puntos fuertes de la composición rival.
Los parches de mitad de temporada pueden romper tus planes.
El amor por los esports de League of Legends es tan grande que tiene detalles como estadísticas detalladísimas del rendimiento de los campeones, parches con nerfeos y bufos, o entradas periódicas de nuevos personajes con roles y arquetipos que cambian por completo la forma de enfocar tanto la preparación, como las fases de picks & bans.
Aquí es donde está la mayor diversión del juego. Es posible incluso controlar el entrenamiento de los jugadores para que perfeccionen un héroe concreto o mejoren su champion pool con otro nuevo, mientras el juego cuenta con asuntos como un simulador de composiciones para comprobar nuestras teorías sobre el metajuego durante la semana. Por no hablar de equipos que dominan picks off-meta, o que cuentan con un jugador de asesinos que te obliga a planear tus bans de forma distinta.
A nivel de gestor de equipo es donde quizás flojea un poco más Teamfight Manager. Sistemas como la mejora de la gaming house, el ojeo de nuevos talentos o la gestión de la economía son bastante más simples y menos novedosos más allá de tratar de algo tan de nicho como un videojuego competitivo ficticio. Un ejemplo de esto es el crafteo (sí, crafteo) de teclados, sillas y ratón de tu club.
En resumen, Teamfight Manager hará las delicias de los que nos hemos pasado casi una década decepcionándonos con la enésima vuelta de Origen, ilusionándonos con el G2 de Perkz y Caps, o suspirando por la excelencia al ratón y teclado del T1 de Faker.
Montaje de portada con Football Manager y League of Legends.
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