Con miles de equipos y docenas de ligas, es natural pensar que es imposible quedarse sin ideas de partidas en Football Manager, especialmente si factorizas cosas como el estilo de juego, los tipos de fichajes a realizar o retos económicos propuestos por la misma realidad. Sin embargo, en ocasiones la razón para empezar a jugar con este o aquel equipo puede ser la más tonta.
Y lo digo yo que con FM 23 aposté por darle caña al Sligo por ser la ciudad irlandesa en la que ocurre la genial serie Normal People. Pues para la edición de este año del simulador futbolístico de Sports Interactive opté por inspirarme por algo bien distinto: un impuesto.
Os explico. Echando un vistazo a posibles equipos para empezar este año, pensé en el Galatasaray por la enorme cantidad de fichajes de calidad que hizo de cara a esta temporada (de hecho lo añadí a mi lista de clubes con los que empezar partida). El asunto es que repasando las normas de inscripción de la Super Liga turca, hay un hilo del que empecé a tirar.
Resulta que el máximo de 14 jugadores extranjeros que podemos tener en nuestra plantilla de hasta 30 jugadores, tiene adherida una cuestión adicional. Por cada jugador de fuera de Turquía, pagaremos un impuesto anual de algo más de 10.000 euros. La cosa es que ese dinero, el total que se recaude entre los clubes de la competición, se reparte entre los equipos que hayan usado más jugadores nacionales y que tengan más jugadores en la selección turca.
Solo turcos jugarán en mi equipo
¿Qué pasaría si opto por jugar con un equipo de media tabla, teniendo el incentivo adicional de derrocar a los millonarios Fenerbahçe, Galatasaray o Besiktas, pero además sólo tener jugadores turcos en mi equipo? Ya no es que me ahorraría casi cerca de 200.000 euros al año, es que seguramente ingresaría una cantidad muy superior "sin hacer nada" y que sería pagada por el resto de equipos de la competición.
Así fue como me decidí por el Kasimpasa, el equipo con mejores instalaciones de juveniles y de entrenamiento casi de toda Turquía, y que está pasando por una etapa un poco más floja últimamente. Y lo primero que hice fue apoyarme en la nueva función del intermediario para vender a los jugadores extranjeros, obteniendo el dinero que financie rehacer una plantilla que se me quedaría en apenas unos 15 jugadores contando algún joven del filial.
El sistema funcionó bien, inyectando liquidez al equipo y permitiéndome firmar jugadores turcos con los que completar la plantilla. De hecho este requisito autoimpuesto, el de sólo firmar jugadores turcos, me hizo darme cuenta de una cosa: hay muy buenos futbolistas en las divisiones inferiores del país, seguramente desplazados de la Super Liga por culpa de la invasión de extranjeros de gran nivel.
Un gran ejemplo ha sido Recep Niyaz, un mediocampista firmado desde el Eyüpspor de la segunda división turca, que acabó el año con 32 partidos en liga, 10 goles y 6 asistencias. Además, también me serví de cesiones, como la de Eyüp Aydin del Galatasaray, para aportar calidad y profundidad.
Y a decir verdad, el arranque no fue para nada positivo. La directiva y los aficionados no estaban muy contentos por haber vendido, bastante barato además a causa de la prisa, a la gran mayoría de las estrellas del club. Por si esto fuera poco, los resultados iniciales fueron tremendamente negativos con tres derrotas seguidas de tres empates en liga.
Con 3 puntos en 6 partidos, nos encontrábamos en descenso. Y lo que es peor, la plantilla no se estaba adaptando, tenía algún que otro hueco en posiciones de ataque y defensa, y no parecía funcionar ninguna de mis tácticas. Fue entonces cuando, además de integrar en plantilla a gente importante como Simsir o Kurucay, simplifiqué el dibujo táctico a un 4-2-3-1 que empezó a darme resultados.
También es cierto que el calendario empezó a ser más benévolo, con duelos contra equipos más modestos. Sumado esto a la mayor eficacia táctica, empecé a conseguir puntos. Aunque no sería la única vez en la que cambiaría el dibujo de mi Kasimpasa. Después de una oleada de lesiones y un estilo de juego al que empezaba a vérsele las costuras, especialmente tras ese apurado resultado en copa, tocaba hacer un cambio si no quería volver a los malos resultados.
Un 3-4-3 que lo cambió todo
Supongo que no soy la única persona que se pone vídeos y podcasts mientras friega los platos. Eso sí, quizás no somos tantos los que solemos ver contenido en ese momento sobre Football Manager. Así llegué a uno de los últimos vídeos de uno de mis canales favoritos en cuanto a tácticas dentro del simulador futbolístico se refiere, el de RDF Tactics sobre un 3-4-3 que le llevó a conseguir el ascenso con un club abocado al descenso en las últimas divisiones inglesas.
La idea es aprovecharse de los nuevos roles como el segundo volante y el carrilero completo para darle una enorme fluidez al ataque, así como bastante robustez en defensa. En las transiciones ofensivas contarás con superioridades en los desmarques, así como también ventajas en el juego posicional. En defensa, la idea es servirte de una presión adelantada para recuperar el balón con cierta velocidad.
Para hacer funcionar esto, hubo que hacer algún que otro cambio. Como son roles muy fluidos y poco anclados a las capacidades específicas tradicionales de las posiciones en cuestión, opté por reconvertir a dos de mis mejores jóvenes para que tuvieran espacio en el once. Aydin, con su genial toque de balón y buena defensa, pasó a entrenar el rol de carrilero izquierdo, mientras Yusuf Inci, buen mediapunta joven, tomó el papel de extremo inverso desde el perfil zurdo.
Los resultados fueron prácticamente inminentes. Ya no sólo en puntos conseguidos, si no en lo entretenido que es este dibujo en el motor de partidos. Como comentaba en el análisis de Football Manager 24, nunca hasta ahora me había planteado usar algo más que el "mejores jugadas clave", pero esto lo cambió todo.
Ver cómo los jugadores dan un pase y se mueven, los roles diferenciados de los tres centrales, cómo los carrileros son un centrocampista más... Todo es tan natural, se siente tan bien y tiene tanto sentido, que la diversión se multiplicó. Y no es que lo divertido esté en conseguir resultados mágicamente con este dibujo táctico, como sucedió en 2015 con la táctica de cuatro mediapuntas y sin delantero que rompía la inteligencia artificial de la defensa. Es razonable que funcione, requiere de jugadores concretos y tiene una curva de aprendizaje para ellos.
Eso sí, poco a poco me fui dando cuenta de que, aunque la temporada iba a mejor, se hacía necesario mejorar el apartado ofensivo para dar el salto y jugar competición europea. ¿La razón? El club apenas tiene 500 abonados, y muy pocos patrocinios. El pequeño colchón económico que me hice con las ventas de los extranjeros se me estaba acabando y había que tomar una decisión: doblar la apuesta y arriesgarme a entrar en bancarrota, o buscar una mediocridad sostenible.
Clasificados a Champions League
Evidentemente, sólo había una respuesta correcta a este asunto, y más cuando se me presenta la oportunidad de fichar justo lo que necesitaba. Por unos 8.25 millones de euros, de los cuales apenas pago 2 directamente y el resto en cláusulas y plazos eternos, me hago con Semih Kilicsoy. Una joya de 18 años que puede jugar en todas las posiciones de ataque y que empieza a producir desde el primer minuto.
Con él como punta de lanza y con Aydin e Inci ya adaptados a sus nuevas posiciones, la cosa se calienta. Mientras tenemos resultados favorables en copa con equipos de divisiones inferiores y rivales menores de Super Liga, los puntos empiezan a llegar. Marcamos más goles que nunca y el rigor defensivo sobresale por encima de la media. No todo es perfecto, porque podríamos aprovechar más los muchos córners que generamos o acabar con los errores en salida de balón que a veces ocurren, pero estamos bien.
Tan bien como que los primeros partidos de la segunda vuelta, en los que conseguimos 3 puntos de 18 posibles, ahora se transforman en 10. El equipo entra en la lucha por los puestos europeos en pleno abril, empatado a puntos con el quinto, quien da derecho a jugar Conference League; y ahí empezó la racha. Tras caer contra el Basaksehir, cinco triunfos seguidos para terminar la liga con 77 puntos, segundo clasificado, y con derecho a jugar la previa de la Champions League.
Una final de copa histórica
Ah, y no os he contado lo más bonito de la temporada. Tras tener mucha suerte con la Copa, evitando en los sorteos a los cocos como Fenerhahce, Galatasaray y compañía, nuestra prueba de fuego fue la tener que remontar un 2-3 contra el Basaksehir, lo cual lo hicimos con rotundidad. 5-1 en casa con goles de Kara, Kilicsoy, Yilmaz, Erdogan e Inci. En la final esperaba el Besiktas, uno de los mejores equipos de Turquía.
Tras un gol tempranero de Gedson Fernandes en el minuto nueve, y navegar el acoso y derribo rival durante toda la primera parte, el equipo tuvo que esperar al minuto 52 para que Kilicsoy pusiera el empate en el marcador. No duró demasiado la felicidad, porque el Besiktas nos remontó en apenas dos minutos. ¿Habríamos remado para morir en la orilla?
Desde ahí llegó el gol del empate en la final de copa.
Aydin, que tras jugar todos los partidos de liga había pasado de ser una promesa a una realidad, puso el balón en la escuadra con un lanzamiento de falta que me hizo pegar un grito que seguramente asustó a mis vecinos. Tocaba aguantar en la prórroga, cosa que hicimos sin apenas oportunidades.
Todo se decidió en los penaltis. Unos que arrancaron con fallo de los rivales, empatado por otro nuestro en el tercer lanzamiento. Los goles se sucedían, haciéndonos llegar al noveno jugador de la lista. Murat Paluli, que apenas gozó de oportunidades a lo largo del año, fue el héroe inesperado de una tanda de penaltis que acabó con el fallo de Éric Bailly.
Un punto y final espectacular para una de las temporadas más divertidas que nunca he jugado a Football Manager. Ah, bueno, se me olvidaba. Queda por repasar si el motivo de la partida, ese famoso impuesto a los jugadores extranjeros de la Super Liga turca es lo suficientemente rentable como para crear un equipo completamente nacional.
Pues tras un año de espera y sólo usar jugadores turcos, el Kasimpasa no pagó ni un euro y recibió 505.000 euros procedentes del reparto de los pagos del resto de clubes. La suma podría haber sido superior si hubiéramos contado con más jugadores en la plantilla de Turquía, que sólo tuvo a Kilicsoy de forma intermitente a partir de mitad de temporada.
Es una buena cantidad, especialmente pensando que posiblemente habríamos salido a deber de este reparto si hubiéramos usado jugadores extranjeros. Pero tampoco nos sacará de pobres. Lo que seguramente sí lo haga sean los más de 2 millones logrados a través de los resultados en Copa o el millón por el segundo puesto en liga.
No sé si seguiré con la aventura ahora que estamos en fase previa de Champions, aunque conseguir la clasificación serían más de 20 millones de euros que nos harían entrar en otra dimensión. Puede que me pique el gusanillo, pero después de 30 horas en apenas 10 días, creo que es suficiente Kasimpasa por un tiempo.
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