En 1862 durante la Batalla de Shiloh de la Guerra Civil de Estados Unidos, varios soldados quedaron heridos a la intemperie mientras esperaban que los servicios médicos les socorriesen. No fueron los únicos heridos de aquella contienda, pero sí los que tuvieron que sufrir las inclemencias del tiempo a base de lluvia, frío y barro durante los dos días que tardaron en socorrerles. Para sorpresa de los médicos que presenciaron el brillo mágico que les salvó, también los que sobrevivieron a sus heridas.
Las heridas de aquellos que habían quedado la intemperie brillaban con una luz azul misteriosa y, tras pasar varios días, todos los que fueron tocados por lo que entonces llamaron "el brillo del ángel", no sólo tuvieron más facilidad para reponerse de sus heridas, sino que además se recuperaron mucho más rápido que los soldados que no habían sido bendecidos con aquél milagro.
Como la batalla de Shiloh fue clave para el devenir de la Guerra Civil y la victoria de la Unión frente a los Confederados, el misticismo alrededor de lo ocurrido creció aún más. El misterio del brillo del ángel se mantuvo vivo casi como una leyenda hasta que, en 2001, un niño descubrió tras una excursión a la zona de la contienda que lo que allí había ocurrido no había sido ninguna experiencia religiosa y, de hecho, tenía una explicación completamente lógica.
La explicación científica detrás del "brillo del ángel"
La suerte quiso que el crío, Bill Martin, fuese hijo de una bióloga que trabajaba con una bacteria llamada Photorhabdus luminescens. La peculiaridad de estos parásitos es que, tras introducirse en el cuerpo de los gusanos, estos últimos las vomitan dentro de larvas de insectos para así desintoxicar su comida de posibles gérmenes o cualquier otro microorganismo que viva dentro de ellas.
Aunque tal vez ya lo hayáis adivinado por el nombre, dichas bacterias son bioluminiscentes y la luz que emiten es de un color azul pálido, lo que sumado a las condiciones idóneas de frío y humedad que necesitan para sobrevivir, hizo que Martin relacionase lo sucedido con dichas bacterias. No sólo fueron ellas las que provocaron el brillo del ángel, sino que además estuvieron implicadas en la desinfección de aquellas heridas permitiendo la supervivencia y rápida recuperación de los soldados.
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