Como si fuese un adolescente con un rotulador en la puerta de unos lavabos, el Rover Spirit de la NASA paseaba por Marte y, tras dibujar un pene con sus ruedas sobre el suelo marciano, se detuvo y echó una foto para que quedase constancia de su obra. ¿Pero realmente fue eso lo que pasó?
Hace ya más de 10 años de uno de los descubrimientos más surrealistas de los fans de la exploración espacial. El 24 de abril de 2013, internet se despertaba atónito ante la imagen de una forma fálica dibujada en la superficie de Marte y reclamaba una explicación. ¿Estaba en la programación del Rover Spirit esa posibilidad? ¿Había sido culpa de quien lo estuviese comandando desde la Tierra?
Los curiosos dibujos de los Rover en Marte
Pese a que el vehículo de seis ruedas llevaba desconectado desde 2010, y la imagen ya llevaba en los archivos de la NASA varios años, el curioso dibujo había empezado a viralizarse y la ciencia salió al paso para explicar lo que estaba ocurriendo. Aparentemente el Spirit no sería ni el primero ni el último vehículo Rover en dejarnos una estampa similar.
Pese a que nos gusta más la idea de un Rover infantilmente cómico, o un piloto terrestre terriblemente aburrido tras pasar los días mirando hacia un infinito de tierra y rocas, la ciencia también tiene una respuesta a este singular arte rupestre sobre la superficie de Marte que el viento terminaría borrando.
"Todos esos rovers tienen seis ruedas, tres en cada lado, y dejan atrás dos huellas paralelas cuando viajan en línea recta. Cuando el rover tiene que girar, las ruedas rotan en su lugar para poner al robot en la dirección deseada para la siguiente etapa de su recorrido. Si el giro es lo suficientemente significativo, se obtiene un bonito conjunto de círculos al final de un par de huellas paralelas".
Es curioso cómo algo tan simple como un giro sobre su propio eje puede convertirse en una imagen viral, aunque si te paras a pensarlo un poco, aunque sea con ese espíritu infantil que todos guardamos, que hayamos sido capaces de dibujar un pene a más de 296 millones de kilómetros es bastante alucinante.
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