Tras el espectacular éxito de Pokémon Pocket, la fiebre por la nostalgia de los animalejos de Nintendo está más fuerte que nunca. Lo único que necesita para acabar de explotar otra mecha y, para alegría de los fans, en realidad está a la vuelta de la esquina. Los míticos Tazos están de vuelta para que volvamos a principios de los 2000.
Así lo ha anunciado la marca original de la idea, conocida al otro lado del charco como POG, de la mano del hijo del genio que se encargó de llevar los Tazos a Francia, Italia y España en los 90. Mientras recuerdan sus colaboraciones con Disney, Star Wars o los míticos Tazos de Pokémon, animan a estar atentos sobre el retorno de estas y otras colaboraciones.
Una idea que lleva 20 años abandonada
Pero que el destino haya dado una voltereta de este calibre no ha sido fácil, y que termine cayendo sobre ambos pies tras otro más que necesario salto mortal no promete serlo tampoco. La clave para entender qué podemos esperar del retorno de algo tan mítico como los Tazos de Pokémon pasa, innegablemente, por saber qué narices ha pasado con una idea que lleva casi 20 años abandonada.
El origen de los Tazos se remonta a 1927, cuando una profesora hawaiana invitó a sus alumnos a un nuevo juego. Aprovechando las tapas de cartón de las botellas de leche, la idea era crear una torre con ellas e intentar derribarlas lanzando encima otra de esas circulares piezas de cartón.
Sin embargo fue la marca POG, una bebida que aprovechaba las siglas de sus ingredientes a base de fruta de la pasión, naranja y guayaba (passionfruit, orange y guava) para tomar ese nombre. Aquellas tapas de cartón no tardaron en comerse a su propia marca y, en 1993, un multimillonario compró la idea y el nombre para convertirlos en un negocio a gran escala.
De la mano de las bolsas de patatas Sabritas mexicanas, el POG terminó de explotar al otro lado del charco bajo el nombre de Tazo y, desde ahí, su empresa matriz PepsiCo se encargó de terminar de expandir el fenómeno por todo el mundo. Tras varios años en la cresta de la ola con exitosas variantes como los Tazos de Pokémon o los de Dragon Ball, el negocio terminó yéndose a pique. En 2019, el hijo del empresario que se había encargado de distribuir la marca en Europa, decidió comprarla para intentar revivirla.
El retorno de los Tazos
Junto a un exempleado de Google, y frente a la necesidad de rellenar una caja fuerte que estaba completamente vacía pese al éxito que los POG habían cosechado en los 2000, optaron por la gran revolución que estaba de moda en aquél momento, la de unos bienes digitales apoyados en el blockchain que ya sabemos cómo terminó.
Sin embargo, pese al fracaso de la cultura NFT, la nostalgia por aquellos Tazos sí funcionó a POG y, con los bolsillos llenos a base de inversiones externas y esos mismos bienes digitales, ahora saltan al que, aseguran, desde el principio fue su principal objetivo: el formato físico.
El plan pasa por ofrecer una suerte de cajas de coleccionista puramente destinada a los nostálgicos y con el estilo de los primeros POG que llegaron al mercado. Una colección de 96 Tazos y un Mega Tazo con ediciones limitadas numeradas y otras cucamonadas destinadas a despertar el niño interior de los adultos que pueden permitirse los 120 dólares que cuestan.
Junto a una versión digital del juego que planea despertar ese entusiasmo nostálgico que tan bien le ha funcionado a Pokémon Pocket, el siguiente paso es volver a despertar la fiebre por los Tazos con nuevos torneos y ediciones físicas con colaboraciones como los Osos Amorosos, el PGA Tour y Lamborghini, que ya están en marcha. Afirman que los acuerdos con otras marcas están al caer. Toca cruzar los dedos.
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