Análisis de Skyrim Dawnguard

Análisis de Skyrim Dawnguard
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¿Un mundo tan inabarcable como Skyrim necesita expansiones? La respuesta para los más fans de The Elder Scrolls es un sí rotundo. Dawnguard no aporta nada relevante ni especialmente radical a la experiencia del original, pero si somos capaces de pasar por alto su obscena cantidad de bugs sí ofrece un agradable añadido que dilatará aún más la presencia del juego en nuestra consola.

Skyrim tiene primera expansión, y llega a España con cierto retraso debido a su localización a nuestro idioma: algo más lenta de lo esperado. Se trata de Dawnguard, un DLC que lleva ya unas semanas haciendo las delicias de los aficionados norteamericanos a The Elder Scrolls V con una nueva historia, una facción que retorna y escenarios inéditos que explorar.

Sumérgete en una sofisticada trama de vampiros en la que, como es costumbre, podremos volver a elegir no sólo nuestro destino sino también todo nuestro camino hasta llegar a él. Algo menos de 10 horas para una expansión corta o larga según la perspectiva con la que la observemos; pero que, si exceptuamos sus bugs, cumple con todas las condiciones para ser un añadido más que estimable para el sobresaliente Skyrim.

Guardianes del Alba
En Oblivion ya veíamos a los vampiros, con una presencia bastante importante en su campaña individual, pero en la de Skyrim su importancia había quedado reducida hasta rozar lo inexistente. Bethesda Softworks se guardó el as de su relevancia en la manga hasta el lanzamiento de este Dawnguard, y ahora reclaman una enorme cuota de protagonismo con gran importancia en una campaña nueva en la que podemos combatirlos o aliarnos con ellos.

El gran titular de Dawnguard son, lamentablemente, sus bugs. Desde personajes desnudos hasta otros invisibles... Cuanto menos un problemático DLC.
El gran titular de Dawnguard son, lamentablemente, sus bugs. Desde personajes desnudos hasta otros invisibles... Cuanto menos un problemático DLC.

Escojamos el bando que escojamos los escenarios no difieren en demasía salvo algunos detalles, pero sí que es cierto que las situaciones contienen las suficientes matizaciones en forma de pequeñas diferencias entre unas y otras que garantizan el interés del aficionado más hardcore por volver a superar la campaña de la expansión desde una y otra perspectiva.

La facción que da nombre al juego, la de los Dawnguard (los Guardianes del Alba), son una serie de cazadores de vampiros ancestrales que buscan echar a esta nueva infección que asola Tamriel. Según se nos cuenta, el temible Lord Harkon ha vuelto a alzarse de entre los muertos, y con la ayuda de una serie de pergaminos y los secretos que ocultan busca encabezar un maléfico plan. No tardaremos mucho tiempo en poder elegir nuestro camino entre cazador de criaturas de la noche o ávido chupasangres, pero el programa es plenamente consciente que resulta mucho más atractivo con los segundos, de modo que nos propondrá ser un príncipe de las tinieblas hasta en tres ocasiones durante la expansión.

Entre otros motivos que describiremos más adelante, para este mayor interés por una de las dos facciones se cuenta el hilo argumental, que está mucho más trabajado en el lado vampírico y además contamos con unas habilidades especiales de lo más atractivas. Podemos teletransportarnos unos metros hacia delante, podemos contar con un pequeño ejército de murciélagos e incluso podemos robarle la vitalidad a nuestros enemigos... Son unos cuantos incentivos, lo que unido al hecho de que el Lord Vampiro tiene su propio árbol de habilidades, lo convierte en una opción francamente interesante en contraposición a los escasos incentivos de pertenecer a los Guardianes del Alba.

El Señor de los Vampiros es la alternativa de transformación a la que accederemos en ese bando. Un arma verdaderamente potente.
El Señor de los Vampiros es la alternativa de transformación a la que accederemos en ese bando. Un arma verdaderamente potente.

El Despertar
Uno de los principales ganchos del juego es el de los nuevos escenarios, que se incrustan en diferentes lugares del mapa general que ya disfrutábamos en Skyrim. Así se expanden áreas limitadas que antes estaban desérticas, y lo hacen con zonas de transición a las partes que trae consigo la expansión. El juego es bastante generoso en cuanto a mazmorras y construcciones épicas, como los potentes castillos de uno y otro bando, que son sin duda las mejores partes. Entre lo no tan bueno se cuentan algunas secciones que no describiremos para evitar spoilers, pero que resultan algo desérticas y menos inspiradas.

También hay nuevos ítems, armas inéditas (entre las que destaca sobre el resto la ballesta y la variedad de las de hueso de dragón: más potentes que las daédricas), así como nuevos Gritos de Dragón y las deseadas luchas a lomos de caballos. Éstas últimas no están demasiado bien resueltas en comparación con el combate a pie, puesto que resultan algo toscas y bastante incontrolables, pero es una alternativa mucho más útil a la lenta y procelosa maniobra de bajarse del caballo, sacar el arma y comenzar a combatir.

Lamentablemente desde el punto de vista tecnológico el videojuego es literalmente desastroso. No se trata de que desde Bethesda Softworks no se hayan corregido los bugs y problemas de programación de la versión original de Skyrim, que en su momento disculpábamos dado el prisma descomunal del título, sino que se suman infinidad de nuevos. No vamos a relatar todas las incidencias con la que nos hemos topado porque sería el cuento de nunca acabar y porque es posible que más adelante se corrijan con actualizaciones, pero sí que hay que destacar que volvemos a sufrir objetos que desaparecen misteriosamente del inventario, que los personajes aparecen desnudos, que los cuerpos de la totalidad de los vampiros y gárgolas son invisibles... Incluido el del protagonista, que en su forma de no muerto su perspectiva es obligatoriamente en tercera persona, y del que sólo se veían sus poderes azul y rojo flotando donde deberían estar cada una de sus manos.

Algunos de los escenarios son el mejor logro visual que nos deja Dawnguard. No son 
demasiados, pero están bien realizados.
Algunos de los escenarios son el mejor logro visual que nos deja Dawnguard. No son demasiados, pero están bien realizados.

Un severo lastre que Bethesda ha prometido corregir "próximamente" tras el revuelo causado por todos los problemas de la versión lanzada en territorios no anglófonos. Confiamos en que el parche esté disponible lo antes posible, puesto que es una verdadera lástima que una experiencia tan notable como ésta reduzca su impacto en el aficionado por un puñado de inoportunos fallos de programación.

Interesante

Sin sello

The Elder Scrolls V: Skyrim - Dawnguard

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Si somos capaces de pasar por alto los bugs de Dawnguard o si Bethesda Softworks los corrige con la mayor celeridad posible, tendremos entre manos un interesante añadido para Skyrim. The Elder Scrolls V se expande con nuevas misiones, armas inéditas, la facción de los vampiros... y bugs, muchos bugs.

Comprar The Elder Scrolls V: Skyrim - Dawnguard
Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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