La esperada secuela de The Room se abre ante nosotros y mira más allá de una caja encima de la mesa. Más escenarios y una extraña y misteriosa historia que se retuerce entre los límites de la ciencia, la magia y las dimensiones. El resultados: puzles táctiles a la altura de su predecesor.
El primer The Room sorprendió allá en 2012 cuando despuntó como uno de los mejores juegos para tablets. Su premisa era sencilla: resolver puzles e ir poco a poco desenvolviendo el misterio oculto en una caja que escondía muchas más cajas como si de una muñeca Matrioska se tratara. Todo lo que teníamos a nuestro lado era un puñado de movimientos táctiles, un extraño monóculo que revelaba lo que no se ve a primera vista y toda nuestra perspicacia.
Con estas herramientas, Fireproof Games creó todo un nuevo género: el de abrir cajas que se niegan a revelarnos su interior; algo tan simple y exasperadamente divertido como eso. Lo adornó con unos gráficos resultones para una tablet, una misteriosa historia y lo reconfortante que suponía solucionar el rompecabezas. Ahora, The Room Two intenta rizar el rizo abriendo el espacio a nuestro alrededor, utilizando elementos más allá de una caja encima de una mesa.
Ciencia, magia y dimensiones
Para ello, nos encontraremos en lugares dispares a la par que interesantes, como la bodega de un barco, un templo maya o una habitación donde se ha realizado una sesión de espiritismo. Al propio misterio de la historia se le han añadido algunos elementos cada vez más sobrenaturales que, si bien no pretenden utilizar el terror como leit motiv, acompañan perfectamente para crear una atmósfera siniestra y cautivadora. Tanto, de hecho, que Fireproof Games se regala en uno de los capítulos anteponiendo la ambientación a los puzles, convirtiéndose más en un paseo que un reto en sí.
Entrando en materia, los puzles siguen siendo los protagonistas absolutos, realizado con una maestría a la hora de encajar todas las piezas que pocas veces estamos acostumbrados a ver. Al abrir más el entorno no nos limitaremos esta vez a abrir cajas, sino que tendremos que jugar con todo el escenario para descubrir los acertijos y mecanismos que nos lleven al siguiente capítulo. Así, tendremos que reconstruir una antigua ballesta con la que podremos disparar libremente, cargar baterías, añadir las piezas que faltan a un barco o llevar un haz de luz por toda una habitación. Por supuesto, seguiremos abriendo cajas y adentrándonos en sus mecanismos, pero para esta segunda entrega Fireproof ha querido abarcar siempre más.
El mayor problema que puede suponer esto es que al expandir la zona de juego, los puzles pueden llegar a resentirse algo más que en el primer The Room, donde todo estaba comprimido y teníamos que dar vueltas y vueltas a la caja para descubrir sus secretos. Una vez explorados todos los elementos de cada habitación, nos será bastante más sencillo dar con la solución que en la primera entrega. Y, por si fuera poco, las pistas que podemos pedir al juego para que nos guíen por el camino correcto pueden llegar a ser demasiado explícitas en algunos momentos. Al final, notamos menos dificultad en los rompecabezas, salvo quizá con permiso del último capítulo que nos pondrá un poco más a prueba.
En cuanto a sus mecánicas, The Room Two no intenta reinventar la rueda que él mismo instauró. Con sencillos movimientos táctiles podremos ampliar y reducir la vista, mientras que tocando y girando los mecanismos resolveremos prácticamente todos los puzles. Todo de una forma algo más sencilla, ya que por ejemplo esta vez no haremos uso del giroscopio como ocurrió en la primera parte.
El juego además ameniza los rompecabezas añadiendo pequeñas notas para expandir su ya de por sí extraña historia. A fin de este segundo capítulo seguimos viéndonos seducidos por los pequeños retazos de información que se nos cuenta, a medio camino entre experimentos científicos de dudoso origen y un misticismo que sientan bien al título, pero que nunca termina de desvelar del todo lo que estamos investigando. Y es que la mayor recompensa del juego al abrir una caja no es una pequeña porción de historia más, sino otra caja extra con la que jugar. Sí es cierto, sin embargo, que al final de la aventura descubriremos algo más de información de este intrincado argumento.
The Room Two puede no llegar a impactar como el título original y su planteamiento haberse hecho algo más fácil en vez de proponer un reto mayor a los que superaron el primer juego. Sin embargo, su atmósfera es mucho más atrayente y el cuidado trabajo en los escenarios y en sus elementos lo hacen mucho más atractivo si cabe. Es además un juego totalmente construido con la tableta en mente y, a través de ella, logramos introducirnos en un misterioso y atractivo mundo, como si de una ventana mágica a otra dimensión se tratase.
Algo más sencillo que su antecesor, salvo el capítulo final. Pero The Room Two conserva todo el encanto que le hizo convertirse en el juego del año en el mundo de las tablets. A poco que te gusten los puzles y desafíos, pocos juegos encontrarás con los que pasar un rato pegado a la pantalla.
- Ampliamos el marco, más allá de la caja dentro de una caja de la primera entrega.
- Unos escenarios más ricos y detallados.
- Algo más sencillo que el The Room original.
- Puede resultar algo corto para algunos jugadores.
