Análisis de Assassin's Creed Unity. El Precio de la Libertad

Análisis de Assassin's Creed Unity. El Precio de la Libertad
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Liberté, égalité, fraternité… ¡y unité! En las calles se respira la revolución, las ganas de cambiar las cosas, y por supuesto también de recibir un Assassin's Creed que se sienta diferente, ahora más con la llegada de la next-gen. Nos vestimos con los colores galos para lanzarnos desde lo más alto, como haría un buen asesino. Es hora de Unity.

Era algo que pedía el pueblo, casi tanto como la cabeza de Luis XVI. La Revolución Francesa se instala en la serie Assassin's Creed como respuesta a las peticiones de sus incondicionales, esos que ansiaban comprobar lo que pasaría si la gala Ubisoft (en particular su estudio en Montreal) se miraba el ombligo.

El resultado es un videojuego cuya filosofía descansa en darnos un acercamiento sobre lo que puede dar de sí la licencia con la llegada de la nueva generación. Tenemos la ciudad más grande de toda la serie, un nivel de detalle insólito, gran cantidad de elementos en pantalla, un genial sistema de iluminación, nuevas mecánicas de parkour, énfasis en el sigilo, combates más desafiantes, mayor personalización y un cooperativo online para hasta cuatro usuarios.

La unidad de estos elementos generan, junto al marco de la revolución, un juego que no cuenta con el mejor personaje, argumento ni acabado dentro de la marca, pero aún así sería un error perdérselo. Unity es ambicioso, un retrato magnífico sobre lo que ocurrió en París a finales del siglo XVIII, un nuevo viaje a la historia de la humanidad que otra vez se nos cuenta desde la eterna guerra entre asesinos y templarios. Vuelve la sensación de trasladarnos a un tiempo y lugar lejanos, una época en la que acabar con la tiranía y luchar por la igualdad de los hombres. Es hora de dar un giro a los acontecimientos con una hoja oculta bajo el brazo...

La revolución está en las calles

En un Assassin's Creed podemos hablar de su trama, personajes, parkour, combates o misiones. Pero lo más importante, lo que levanta su espíritu, es su impecable ambientación. Más potencia en términos de hardware era lo que le faltaba a los desarrolladores para hacer posible su fantasía. La Revolución Francesa, con sus calles alborotadas, suponía la excusa perfecta.

Puede que este evento, que cambió para siempre la historia, pase desapercibido en el argumento, pero está presente en las calles a cada paso que damos. Lo mejor de Unity es su sensación de caos popular, con manifestaciones en cada esquina, asesinatos fortuitos, curas apaleados, quema de libros y hasta actos de ejecución con guillotina que se dan sin que hagamos nada en especial. La revolución discurre mientras corremos, escalamos edificios y cumplimos misiones. Forma parte del mundo abierto de Assassin's Creed Unity.

No tendremos a ningún personaje controlable en Abstergo, siempre estaremos con Arno. ¿Qué ha pasado con el Animus entonces? Mejor que lo descubráis vosotros...
No tendremos a ningún personaje controlable en Abstergo, siempre estaremos con Arno. ¿Qué ha pasado con el Animus entonces? Mejor que lo descubráis vosotros...

Contar con decenas -hasta centenares- de NPCs en pantalla genera una renovada ambientación, con cantares por aquí o gritos de indignación por allá, sin olvidarnos de predicadores, curiosos mirando un mostrador, damiselas tomando un café, barrenderos, limpiabotas, un bullicioso mercado… El ejercicio de descubrir París es como el de mirar un cuadro en el que cada vez que entras descubres un detalle que habías pasado por alto. Casi no existe fin en la que supone la ciudad mejor retratada de la franquicia, de lo más evocador que hemos visto en un videojuego.

Por algo se trata de la urbe más grande en un Assassin's Creed, con un modelado arquitectónico colosal, que lleva detrás un trabajo faraónico. En términos históricos se trata de un esfuerzo de documentación absoluto, con diseños respetados al cien por cien, desde el barrio de las Tullerías hasta el interior de Notre Dame. Si el equipo de Ubisoft ha estado trabajando tanto tiempo era para plasmar a escala 1:1 cada uno de los edificios, dándonos el espacio ideal para practicar lo que más nos gusta: el parkour.

El ejercicio de descubrir París es como el de mirar un cuadro en el que cada vez que entras descubres un detalle que habías pasado por alto

Ahora las fachadas disponen de más puntos a los que agarrarse para escalar, con nuevas animaciones, la oportunidad de subir en diagonal y un control simplificado. Pero la mayor novedad la tenemos en los descensos, que ganan en versatilidad, haciendo más orgánico y natural el proceso de bajar, conviértendolo en algo casi tan llevadero y rápido como lanzarnos desde las clásicas atalayas (las cuales por supuesto siguen existiendo, y en cantidad).

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Ganamos en navegación, también con acciones como colarnos por ventanas y atravesar edificios, así como movernos entre plantas una vez nos encontramos en el interior. Incluso cuando vamos por la calle corriendo podemos deslizarnos por debajo de objetos, haciendo más ágil el discurrir por las calles parisinas. Ha faltado tal vez un medio de transporte que nos facilite las cosas, aunque el recurso del viaje rápido funciona a la perfección, más cuando queremos ir directamente a por las misiones de historia.

El argumento de Assassin's Creed Unity es simple: controlamos a Arno Dorian, un asesino de triste pasado que se ve envuelto en la ya tradicional lucha contra los templarios. Una chica de la que nos enamoramos, un villano que no brilla demasiado y un Napoleón de escasa presencia construyen un devenir de acontecimientos no muy bien narrados, además de mal insertados dentro de la Revolución Francesa. Apenas sirven como hilo para nuestras peripecias. No es lo mejor del juego, sin duda, pero al menos hay algún que otro giro que merece la pena.

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Honrando al Credo

Lo cierto es que Alexandre Amancio (director creativo) ya nos avisó de que el argumento no iba a gozar de tanta presencia, porque era algo que les limitaba a la hora de dar variedad a las misiones. Al menos, esto último se ha cumplido, con un cúmulo de situaciones atractivo que tienen como punta de iceberg a las misiones de creación de oportunidades. Distrae a unos enemigos, consigue una llave y, en definitiva, crea una oportunidad de acceso a un edificio o zona para en última instancia asesinar a tu objetivo.

A medida que avancemos conseguiremos puntos que podremos invertir en habilidades como usar armas a distancia, lanzar bolsas de dinero, disfrazarnos, abrir cerraduras, aprender el asesinato doble o mejorar nuestra resistencia a golpes. Hasta podremos optimizar nuestra Hoja Fantasma, nuevo gadget para ser sigilosos en el ataque a distancia.
Las habilidades de Arno - A medida que avancemos conseguiremos puntos que podremos invertir en habilidades como usar armas a distancia, lanzar bolsas de dinero, disfrazarnos, abrir cerraduras, aprender el asesinato doble o mejorar nuestra resistencia a golpes. Hasta podremos optimizar nuestra Hoja Fantasma, nuevo gadget para ser sigilosos en el ataque a distancia.

Planificación, ejecución y huida. Esta es la base de unas misiones que ofrecen una experiencia diferente en cada partida, haciendo cada asesinato único. Se pretende que los asesinatos resulten icónicos, con importancia tanto jugable como narrativa. Para ello se pone en relieve una de las mecánicas más explotadas del juego: la infiltración. Podemos hacer uso de bombas de humo, activar la ya clásica vista de águila, aprovechar escondites y, en particular, poner en práctica técnicas propias de Sam Fisher, como pegarnos a la pared, movernos entre coberturas o la "última posición conocida".

Quitando ciertas imprecisiones en el manejo, el esquema funciona satisfactoriamente, y cuando no lo hace, o fallamos, siempre nos queda el combate. Aquí también tenemos avances significativos. Para empezar, el sistema se vuelve más equilibrado, con enfrentamientos desafiantes que nos obligan a contraatacar justo en el momento oportuno (una fracción de segundo) para obtener la máxima efectividad. Encima nuestros rivales nunca esperan su turno para atacar, lo cual incita a no bajar nunca la guardia.

Cierto es que sólo hay tres o cuatro tipos de enemigos, unos más activos (con espada), unos más lentos (con hachas) y otros más fulminantes (con fusiles). Sin embargo, cuanto mayor sea su nivel más difícil es vencerlos, convirtiéndose en un auténtico reto. De hecho, esto nos obliga a estar mejorando continuamente nuestro equipamiento, poniéndonos distintas capuchas, cinturones, pantalones… que incrementen atributos de sigilo, salud o ataque a distancia. Hay cientos de combinaciones.

La personalización no es algo meramente estético, aunque se añade hasta la selección de colores (que viene muy bien para distinguirnos en el cooperativo). También disponemos de armas, desde las de toda la vida hasta lanzas, mazas o pistolas de tres cañones. Eso sí, prepararos para soltar dinero, porque la vida parisina es realmente cara, algo que da mucho valor a cada adquisición. Acumular fondos se convierte en dinámica fundamental dentro del juego, y por suerte se han habilitado cantidad de posibilidades al respecto.

Existen tantos detalles en el juego que resulta difícil fijarse en todos. Hay hasta cuadros en los que Arno se llega a parar mostrando interés. Es lo que tiene París, está llena de cultura.
Existen tantos detalles en el juego que resulta difícil fijarse en todos. Hay hasta cuadros en los que Arno se llega a parar mostrando interés. Es lo que tiene París, está llena de cultura.

La primera y más elegante consiste en hacer prosperar nuestro particular negocio, que en realidad usaremos como base de operaciones: el Café Théatre. Servía de refugio para los círculos revolucionarios en la época, pero lo más importante es que podremos promover reformas, abrir nuevos locales y cumplir las misiones que se vayan abriendo para que el cofre de ganancias nos dé cada vez más suculentos beneficios. Pero no es la única manera de hacernos ricos...

También conviene saquear cuerpos y completar los eventos multitudinarios, consistentes en ayudar a gente en apuros. Mientras paseamos por París veremos cómo la injusticia campa a sus anchas. Podremos intervenir en varios de estos acontecimientos fortuitos, ya sea acabando con unos extremistas que acosan a un ciudadano, atrapando a un ladrón o simplemente asustando a unos matones. Lo mejor es que apetece mucho involucrarse, más cuando estos atacantes nos provocan con calificativos de lo más despectivos.

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Siempre hay algo que hacer en París

Completar misiones igualmente nos reporta beneficios económicos, y el mapa está repleto. Superar la campaña principal puede que lleve unas 15-18 horas, pero completar el videojuego al cien por cien podría triplicar este número, o incluso más… Aparte, las propuestas no son banales. Por una parte tenemos las Historias de París, que profundizan en el carácter histórico de la ciudad, cumpliendo misiones para personajes tan emblemáticos como Marie Tussaud (fundadora del primer museo de cera).

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Otro conjunto de misiones que nos ha gustado especialmente es Distorsión Helix, algo así como una simulación de la París de la Belle Époque (finales del XIX en este caso) que nos invita a practicar parkour mientras obtenemos importantes recompensas. Por último, aunque no menos atractivas, tenemos los Asesinatos sin resolver y Enigmas de Nostradamus. En los primeros, debemos interactuar con personajes y objetos para recabar pistas con las que acusar al presunto culpable. En el segundo, seguiremos pistas a modo de acertijos que nos lleven hasta la verdad.

Hay cantidad de actividades, algo que fortalece la variedad de un producto cuyos coleccionables (cofres, artefactos, escarapelas, atalayas…) dan para perderse en cada rincón. Assassin's Creed Unity es un videojuego construído de tal manera que causa mayor satisfacción cuando pones énfasis en su carácter "sandbox", en lugar de ir directamente a por las misiones principales. Nuestro consejo es que os lo toméis con tranquilidad, que os recreéis en sus calles, que disfrutéis de su ambientación, que os metáis en la época consultando la base de datos y que de vez en cuando sigáis avanzando en la trama. Se disfruta mucho así.

Superar la campaña principal puede que lleve unas 15-18 horas, pero completar el videojuego al cien por cien podría triplicar este número, o incluso más…

Eso, y echar de vez en cuando un cooperativo. Tenemos cerca de 20 misiones en "coop" que admiten desde dos hasta cuatro personas, aunque se pueden jugar en solitario si lo deseamos. Abarcan desde escolta de personajes hasta robos, ofreciendo un conjunto heterogéneo. La dificultad varía dependiendo de nuestra selección, siendo importante la compenetración, que vayamos a rescatar a un aliado cuando está moribundo o que saquemos a relucir nuestras habilidades grupales, desde disfrazarnos para pasar desapercibidos hasta compartir la vista de águila o realizar asesinatos sincronizados.

La oferta podría haber sido mayor, no lo negamos, pero es una gozada poder compartir la ciudad entera. Para los que os lo sigáis preguntando, no se pueden compartir las misiones de campaña, pero sí que podemos recorrer juntos el decorado para hallar cofres, descubrir atalayas y, en definitiva, experimentar el clima de la Revolución Francesa en compañía de amigos. Para completar la oferta, tenemos la oportunidad de crear clubes y tener así "fichados" a nuestros asesinos preferidos. Ya se sabe, más vale malo conocido...

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Revolución artística

La nueva generación ha llegado para demostrarnos lo que puede llegar a hacerse con un Assassin's Creed. En el caso de Unity esto se materializa en cantidad de elementos en pantalla que se muestran a 900p tanto en PS4 como Xbox One, generando improntas cargadas de vida. Existe una atención exquisita al detalle en cada calle y edificio, tanto que el motor AnvilNext no puede mantener siempre el "frame rate" de 30 imágenes por segundo. El exceso de ambición (muchos elementos poligonales y texturas) revierte en uno de los grandes problemas del juego: su falta de fluidez.

Nosotros que nos imaginábamos que Napoleón iba a tener un papel más importante… y encima le deshonran con la peor voz de todo el juego. ¡Para lo que has quedado, mon amii!
Nosotros que nos imaginábamos que Napoleón iba a tener un papel más importante… y encima le deshonran con la peor voz de todo el juego. ¡Para lo que has quedado, mon amii!

Aparte, hay una mejorable optimización de recursos que ensucia el sensacional apartado artístico, adornado con un sistema de iluminación que hace del sol un protagonista capaz de embellecer cada escena con sus claros, sombras y, en definitiva, contrastes. Salir y entrar en edificios provoca un efecto ceguera digno de aprecio, y mientras paseamos no hay dos ciudadanos haciendo lo mismo. Establecen sus rutas, y aunque sean algo torpes a veces en sus trayectos, es una gozada verlos llevando cadáveres, hondeando la bandera francesa o simplemente conversando con otros.

Existe un leve "popping", así como fallos gráficos, pantallas de carga que cultivan la paciencia y esos bugs de los que no nos hemos librado en la saga, tal vez ahora acentuados con la llegada de las nuevas plataformas y sus posibilidades. Son factores que oscurecen el resultado final. Sin duda, Unity hubiera sido otro sin estos problemas.

Un sistema de iluminación que hace del sol un protagonista capaz de embellecer cada escena con sus claros, sombras y, en definitiva, contrastes

Ubisoft Montreal muestra su peor pero también mejor cara, por una parte con ciertos descuidos (especialmente en las animaciones de los ciudadanos, muy robóticas) y por otra con cinemáticas que añaden expresividad a cada situación, haciendo uso de "motion capture" en el caso de los personajes principales. Lo único de lo que podemos quejarnos es la forma de retratar el pelo, otra de las asignaturas pendientes en esta franquicia. Desde luego a Ubisoft Montreal le hace falta un buen estilista gráfico para la próxima ocasión.

Durante la campaña principal tendremos pequeños interludios, de carácter muy guiado, que nos llevarán a distintas épocas de la vida parisina. Tendremos oportunidad, entre otros, de escalar la Torre Eiffel, suponiendo uno de los momentos más impactantes.
Anomalías temporales - Durante la campaña principal tendremos pequeños interludios, de carácter muy guiado, que nos llevarán a distintas épocas de la vida parisina. Tendremos oportunidad, entre otros, de escalar la Torre Eiffel, suponiendo uno de los momentos más impactantes.

El doblaje por su parte es sensacional, tanto en estas secuencias cinemáticas como en lo referente a las voces de la calle: algunas en francés original y otras en castellano para que nos enteremos de lo que ocurre. El único momento en que el trabajo desentona es cuando aparece Napoleón en escena, entonces como militar. Nadie aseguraría escuchando su voz en Unity que iba a armarla buena en Francia años después. Desde luego, de lo peor del juego.

Relativo a la música, no acaba de brillar nunca. Falta esa composición que apetezca escuchar una vez pasados los años (poned aquí "Ezio's Family"). Incluso así, sin mostrar epicidad, acompaña muy bien a la acción, y sobre todo al clima que nos toca vivir en un título al que si se le buscan los errores encontramos multitud. Pero también hay muchos aciertos, buenas ideas y, en particular, un espíritu de progreso que es en definitiva lo que cuenta. No es una revolución como la francesa, tampoco el peor Assassin's Creed, sino un videojuego que a pesar de sus altibajos merece mucho la pena disfrutar.

Muy Bueno

Sin sello
El Precio de la Libertad

Assassin's Creed Unity

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

En las revoluciones o guerras no todo son victorias o derrotas. Unity libra batallas en varios frentes. Pierde en narrativa y acabado técnico, pero gana en dinámicas jugables, cooperativo y, sobre todo, ambientación, con un retrato impresionante de la París revolucionaria. La historia de Arno no logra entusiasmar y los hechos que arrancaron en 1789 no quedan del todo aprovechados. A pesar de todo, este Assassin's Creed sigue siendo un videojuego que se disfruta mucho. Son más sus aciertos que sus errores, suponiendo una buena entrada de la serie en la nueva generación, estableciendo algunas de las bases futuras.

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  • La ambientación, de lo mejor que hemos visto en un videojuego
  • La infiltración cobra protagonismo, mientras que los combates se mejoran
  • El cooperativo resulta muy interesante, con misiones dedicadas
  • La personalización se fortalece, no siendo un mero añadido estético
  • La trama es intrascendente. La Revolución Francesa queda en segundo plano
  • Numerosos descuidos técnicos que ensucian notablemente el resultado final
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 18 horas (mínimo) + cooperativo
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