Nos quejábamos de que había géneros que estaban abocados al olvido, pero por suerte los indies llegaron justo cuando más los necesitábamos. Gracias a ellos podemos contar hoy en día con títulos como Astebreed, un interesante shoot 'em up con aroma a recreativa que llega hasta nuestros PC para rememorar la potente adrenalina del género pero con el poder de las nuevas tecnologías.
La escena indie no conoce límites, al menos en lo que se refiere a traer hasta nosotros géneros que de otra manera se habrían mantenido en su letargo de forma prácticamente indefinida. Uno de ellos es el de los shoot 'em up, que gracias a creaciones independientes como Astebreed nos demuestra que esto de machacar botones para fulminar a cientos de enemigos todavía tiene su espacio en el mundo del videojuego.
Se trata además de un estilo de juego que ha visto nacer a la industria, con lo cual siempre es una excelente noticia que nazca un nuevo exponente. En este caso está ejecutado por un pequeño grupo de japoneses, Edelweiss, que probablemente los más habituales de Steam conocerán por lanzamientos como Fairy Boom Freesia o Ether Vapor Remaster, ambos cargados de pura adrenalina.
En este caso no hay excepción. Nos encontramos ante un producto para PC que muestra un aspecto sólido, con buen acabado y que hereda prácticamente todas las características que nos enamoraron allá por los 80 y 90 en los salones recreativos. Sencillo manejo, rapidez de reflejos y… para no faltar a la tradición, una muy corta duración. No es lo mejor que hemos visto dentro del género, pero sí un gran ejemplo de que esta jugabilidad tan clásica aún puede hacerse un hueco en esta tan siempre difícil industria.
Mechas y adrenalina de la vieja escuela
Se nota que uno de los aspectos que más querían cuidar los nipones con este videojuego era el argumento. Para la ocasión nos proponen ponernos en la piel de Roy Becket, un joven piloto con el sueño de llegar ser alguien tan admirado como su padre. Y tendrá su oportunidad. Una raza alienígena ancestral se enfrenta contra la humanidad (o más bien lo que queda de ella) en una guerra intergaláctica de la que depende el futuro de la especie.
En tal situación, y considerando la avanzada tecnología a la que nos enfrentamos, parece que lo único que puede salvarnos es una formidable máquina bípeda, en la cual nos meteremos a fin de experimentar un recorrido "shoot 'em up" realmente vertiginoso. Seis niveles en total para hacer frente a tropas de enemigos que desfilan ante nosotros como en cualquier buen juego "mata-mata ochentero-noventero" que se precie.
Y lo mejor de todo no es esto, sino que gozamos de varios tipos de ataques para hacer la experiencia más variada. Para empezar, tenemos un par de estilos de disparo, así como de fijación (uno de rango más concentrado y otro más abierto para acabar con la mayor parte de rivales en pantalla manteniendo pulsado el botón para luego soltarlo). En adición contamos con una espada en el ataque cuerpo a cuerpo, y finalmente -previo llenado de la barra de energía- un ataque especial capaz de sacarnos del más delicado atolladero.
Un aspecto muy destacado de la obra es que la acción cambia de plano de una forma bastante frecuente, yéndose de la clásica perspectiva lateral hasta la cenital (y viceversa). El resultado es un espectáculo shooter muy dinámico, con oleadas de enemigos que llegan por todos los lados. Acción de 360 grados y con jefes finales al final de cada fase, los cuales suelen ocupar gran parte de la pantalla, como mandan los cánones.
Todo esto durante poco más -o menos- de una hora, que es lo que nos costará completar la primera partida. Hemos de reconocer que el ritmo es intenso, pero tal vez (y a pesar de la naturaleza del producto, que invita a la rejugabilidad) hoy en día se nos hace una duración insuficiente. Otro aspecto negativo es que no hemos percibido sensación de progresión, puesto que no ganamos mejoras de ningún tipo durante nuestro periplo galáctico. Aunque no son pocos los poderes de los que partimos, su uso podría haberse dosificado mucho mejor.
El ajuste de la dificultad tampoco nos ha parecido brillante, ya que despega prácticamente cuando acaba el juego. Existe la oportunidad de jugar en difícil -una vez superemos la campaña-, pero no se mejora mucho el resultado. Unido a esto, la historia que se nos narra no acompaña. Cuesta mucho enterarse de lo que se nos está contando, más cuando los diálogos son en japonés y encima discurren mientras combatimos (siendo prácticamente imposible leer los subtítulos en inglés).
En definitiva, nos encontramos ante un shoot 'em up notable, pero con deficiencias que no le permiten llegar más lejos. Al menos contamos con tablas de puntuaciones online y logros (lo cual está muy bien). Otra buena noticia es que disponemos de opciones gráficas para optimizar el antialiasing aplicado, así como las texturas. Incluso se nos faculta para jugar en resoluciones tan brutales como 7680x4320.
Aún así, los requisitos mínimos son bastante asequibles. Con un Core 2 Duo y una GeForce 8600GT (se especifica la del año 2007) ya tendremos suficiente para mover unos modelados 3D que se desplazan con gran fluidez por la pantalla. Los decorados resultan algo vacíos, pero en líneas generales el título desprende colorido y, sobre todo, unos efectos visuales muy impactantes, capaces de otorgar variedad a cada segundo del juego.
Los diseños manganime, con secuencias animadas incluidas, no podían faltar en un videojuego de aire nipón que incluso se permite tomar reminiscencias de clásicos como Evangelion. En realidad, para aquellos que consideren como mágica la combinación del esqueleto shooter que hemos comentado con un cuerpo de estética tan japonesa -con mechas de fondo- seguro que tienen clara su compra. Para los demás, Astebreed se queda como una brillante curiosidad, algo exigente en precio (unos 20 euros), a la que únicamente le ha faltado un poco más de dedicación para llegar más lejos.
Los japoneses de Edelweiss nos proponen uno de esos juegos que hoy en día estarían abocados al olvido si no fuera por el auge de la escena independiente. Astebreed es un shoot 'em up desarrollado con la tecnología del presente pero sin olvidar el aroma a clásico de los salones recreativos. Un título cargado de adrenalina, salpicado con un toque manganime pero no completo en su totalidad debido a su corta duración y falta de sensación de progresión. Podría haber llegado a más, pero si te gusta su atractiva mezcla no lo hagas esperar.
- Gran intensidad en la acción, con un control muy preciso
- Variedad de ataques, rivales y situaciones
- Efectos visuales impactantes, destacando la fluidez
- Escasa duración de la campaña, en torno a una hora de juego
- Falta de sensación de progresión: nuevos poderes, mejoras, etc.
- Dificultad algo desequilibrada
