Guitarra, bajo, batería, voz… La banda de Harmonix vuelve a la carga con una entrega de su saga musical por excelencia tras cinco años de silencio en el que algunos incluso pensaron en la "retirada del grupo". La IP vuelve con fuerza y sigue siendo divertidísima, aunque será difícil que repita los demoledores éxitos de antaño si no empieza a inyectar innovación en su fórmula.
Los fans de los videojuegos musicales llevan un lustro entero sin poder disfrutar de una nueva entrega de una de las sagas emblemáticas por excelencia, Rock Band. De 2010 data su último episodio, el tercero, y hemos tenido que esperar hasta la nueva generación para obtener uno nuevo después del merecido descanso de uno de los géneros que explotaron en el anterior ciclo pero que, así mismo, exhibió en mayor medida muestras de agotamiento. No en vano se lanzaron hasta siete entregas de esta franquicia en un margen de apenas tres años, algo que nos da una idea del grado de fenómeno que alcanzó este estilo de producciones. Es difícil que un boom a nivel comercial como el de entonces se repita, sin embargo parece que Mad Catz tiene intención de poner de su parte echando mucha carne en el asador para este volumen destinado a abrir de nuevo este estilo.
¿Las claves de Rock Band 4? El clásico lema de "si no está roto no lo arregles". La obra de Harmonix agradará de sobremanera a los fans que querían un leve más y mejor en la fórmula del original, pero quizá no llene tanto a quienes buscaban un soplo de aire fresco que aportara algo de novedad y renovara el interés por uno de los géneros más rápidamente auto-consumidos en la anterior generación de consolas. Nuevas canciones, no demasiadas, un set de instrumentos de tanta calidad como es habitual, la presencia de solos y, sobre todo, la diversión entusiasta de una saga que tiene pocos competidores en cuanto a diversión con amigos y en grupo se refiere.
Música en las Venas
Si te lo estabas preguntando puedes estar tranquilo. Rock Band 4 sigue siendo tan divertido como viene siendo tradicional en la serie, tanto para jugarlo en solitario como para hacerlo con amigos, donde el entretenimiento se dispara hasta extremos brutales. Juntar a amistades a través de internet o, sobre todo, en la misma habitación para montar una banda virtual es uno de esos regalos que nos hacen los videojuegos en los últimos tiempos… Bueno, lo de regalo es un decir porque los instrumentos valen una cantidad de dinero que no está al alcance de todo el mundo, sin embargo es una inversión que compensa. La satisfacción que se obtiene cuando se supera un tema desafiante, ya sea en solitario o acompañados, tiene pocos parangones en juegos de estilo "party".
El programa apenas ha cambiado desde entregas anteriores, si acaso en algunos aspectos incluso supone una involución. Determinados elementos de, por ejemplo, Rock Band 3 han desaparecido, pero ciertamente eran los más fallidos y, salvo el teclado, de momento no los echaremos en falta. Por lo demás sigue siendo la misma experiencia de acertar con los tiempos y tonos en el momento adecuado en una carrera que incrementa su reto en las excelentemente calibradas dificultades, ya interpretemos la voz o cualquiera de los instrumentos con sus distintas particularidades, claro. La ingeniosa mecánica que el género musical estableció en la generación sigue basada en sus multiplicadores, su "magia" y su valoración tan adictiva por estrellas que anima a la superación… Nada de eso ha cambiado, y siguen siendo algunas de sus claves.
Lo que sí debuta es un especial énfasis por la improvisación que amplía algunos coqueteos que habíamos empezado a ver en el pasado. Dentro de nuestras limitaciones, al poseer sólo cinco botones en los trastes superiores y otros tantos en los inferiores, el juego nos permite llevar a cabo con la guitarra imponentes punteos si acertamos con el estilo y con el tempo en los tramos en los que se nos permite improvisar. El trabajo de Harmonix obviamente se los inventa, porque nosotros no podemos tocar tantas notas, sin embargo la sensación es la de que Rock Band 4 da en el clavo en este ámbito, y por nuestra parte inyecta un sentimiento de satisfacción formidable que puede tornarse en aterradora cacofonía si no lo hacemos correctamente. Es algo complicado de explicar pero que se entiende muy bien cuando se está jugando y que, además, resulta tremendamente adictivo.
Es una mecánica que funciona porque al contrario que en el resto de partes de las canciones no hay penalización posible, sólo hay más o menos bonificación en función de lo bien que lo hagamos, y esto se traduce en que nos sentimos libres y con ganas de probar cosas nuevas. Además también tiene proyección en el resto de instrumentos del grupo en un estilo muy similar, puesto que ahora los cantantes y los baterías también tienen mucho más espacio para soltarse en este ámbito. Por ejemplo los primeros pueden obtener puntos con sólo afinar y cambiar de este modo por completo lo que cantan mientras se atengan a los tonos. Mientras que los segundos disponen de hasta tres alternativas con las baquetas que les permiten ser más o menos conservadores en su estilo, pudiendo dejar su sello en los temas.
La ingeniosa mecánica basada en los multiplicadores, su magia y su valoración por estrellas, siguen siendo los sólidos pilares de este Rock Band 4
El listado de canciones en este sentido ayuda, y es que nos brinda una ecléctica selección de temas que tiene algunos cortes algo desconcertantes como el de Bruno Mars, pero que por lo demás trae excelentes obras alternativas de Foo Fighters o Fallout Boy, barrocas como la de Jack White o de grandes virtuosos como Dream Theater. La selección, desde luego, no es tan amplia como cabía esperar, además de que faltan muchos grandes nombres y tiene en cambio presentes a muchos grupos totalmente desconocidos, pero siempre podemos ampliarla con futuros contenidos descargables y también importando los de episodios anteriores. Precisamente en cuanto a cómo ampliar el listado de música que ya poseyéramos con DLCs de entregas anteriores lo cierto es que el proceso es algo incómodo y no demasiado fluido. En primera instancia recomendamos comprar el videojuego para una consola de la misma familia de la que tuviéramos episodios precedentes, y es que el traslado debe producirse desde Xbox 360 a Xbox One y desde PlayStation 3 a PlayStation 4, y en segunda recomendamos paciencia puesto que es un proceso algo largo y no demasiado ágil.
Monta tu Propia Banda
Las alternativas jugables son las de tocar canciones independientes, llevar a cabo conciertos tocando un set de temas que escojamos o formar nuestra propia banda y tratar de llevarla al estrellato como viene siendo habitual en la serie. En este sentido el modo campaña es la parte más satisfactoria del programa, con abundantes alivios cómicos e incluso la posibilidad de escoger en momentos determinados nuestro camino entre, por ejemplo, dos vías de agentes: Uno que multiplicará nuestro dinero pero que será riguroso escogiendo canciones y que comprometerá nuestra popularidad, y otro que nos haga granjearnos fans pero que no nos reporte tantos dólares. Decisiones para cada festival o evento en el que participemos, y que sigue separado en ciudades para marcar una hoja de ruta que debemos ir completando decisión a decisión.
El especial énfasis por la improvisación musical inyecta un sentimiento de satisfacción formidable y muy adictivo
¿Por qué es importante esto? En todo momento se nos plantearán diatribas. El dinero sirve para personalizar a nuestros personajes en particular y a la banda en general. Las opciones a nivel físico de los diferentes músicos que tenemos a nuestra disposición no son muy amplias en cuanto a caras y desde luego en absoluto en cuanto a cuerpos, puesto que sólo hay uno masculino y otro femenino, pero sí que brindan algo más de diversidad en términos de ropa, maquillaje o peluquería. Como suele suceder en estos casos las opciones liberadas desde el comienzo no son tampoco abundantes, y el juego nos provoca para que tengamos ganas de invertir dinero en desbloquear nuevas alternativas, siempre de carácter cosmético, con las que customizar el aspecto de nuestras estrellas.
Al hilo de este tema hay que dejar claro que el retrato de los miembros de la banda a nivel estético tampoco es que sea lo más impactante que hemos visto. El videojuego a pesar del salto a la nueva generación de máquinas no parece sacar demasiado partido de éstas, con visibles dientes de sierra, una carga poligonal más floja de lo que esperábamos y también con problemas de sincronía vertical. Los modelados, eso sí, siguen atesorando ese estilo simpático y ligeramente caricaturesco que tan bien les sienta a los distintos personajes.
En cuanto a los periféricos hay que decir que éstos son del mismo estilo y fiabilidad que los que disfrutamos en la pasada generación de máquinas. Por si fuera poco según Harmonix y Mad Catz se trabaja para que la gran mayoría de los instrumentos anteriores sean compatibles también con el videojuego de nueva generación y no se nos obligue así a comprar nuevos, aunque hay que matizar que para ello hará falta un adaptador.
Sin aportar apenas novedades, Rock Band 4 regresa con toda la fuerza de una propuesta que sigue siendo igual de divertida que siempre. Sí es cierto que faltan temas y calidad en algunos de ellos, sin embargo pudiendo importar canciones de videojuegos anteriores parece un problema de importancia moderada. Lo que sigue siendo entretenimiento a prueba de bombas es juntar a nuestros amigos y disfrutar con él de uno de los mejores juegos party del momento.
Comprar Rock Band 4- Montar una banda con nuestros amigos sigue siendo muy divertido
- El funcionamiento y las mecánicas siguen siendo impecables
- Las partes de improvisación encajan muy bien y aportan mucho
- La lista de temas en el juego base es bastante corta
- A pesar de haber pasado cinco años apenas hay novedades jugables
