Convertido, por méritos propios, en uno de los lanzamientos más queridos y jugados del 2015, Dying Light nos ha hecho esperar para disfrutar de su DLC pero por fin la tiene entre nosotros. Dying Light : The Following ofrece un nuevo terreno a explorar, una campaña en la que sobrevivir y un buen puñado de novedades que descubrir… Una expansión de las de la vieja escuela. Análisis.
Se les ha ido de las manos, pero en el sentido más positivo de la expresión. Los chicos de Techland han creado con Dying Light: The Following una expansión de las de la vieja escuela, una que ha crecido tanto que han tenido que dedicarle mucho, mucho tiempo a su desarrollo; aunque con la que también han demostrado una valentía fuera de toda duda. Se han opuesto a la tendencia actual de los videojuegos por la que se trufa el post-lanzamiento de infinidad de DLCs de pequeño tamaño, y en los que se deja pasar poco tiempo desde la puesta a la venta del programa para evitar que éste acabe en las estanterías de segunda mano antes de poder sacarle partido económico a esos contenidos descargables. El equipo polaco ha desoído todo esto, esperando más de un año desde el lanzamiento del original, y creando un añadido que iguala en tamaño de los mapas a lo que se ofreció en la propia obra de zombies y mundo abierto.
Ambicioso, ¿eh? Se suele poner en tela de juicio la, a menudo discutible, relación calidad precio de los add-ons que se presentan en los últimos tiempos, sin embargo en este sentido hay poco o nada que oponer al que nos ocupa ahora. The following vale 19,99 euros (29,99 si nos hacemos con él dentro del Pase de Temporada), sí, pero trae consigo tantas cosas que es poco menos que un videojuego en sí mismo, uno que necesita de poseer el propio Dying light. Abandonamos la zona urbana de aquel y nos sumergimos en la peligrosa naturaleza que rodea a las ciudades y que está igualmente repleta de no-muertos, aunque cambiando de forma importante algunos elementos importantes de la experiencia. ¿Preparado para sobrevivir?
Punto y Seguido
En The Following volvemos a encarnar a Kyle Crane, aunque en esta ocasión vamos a poder descubrir más de su historia y contexto de lo que pudimos ver en el propio Dying Light. La idea en esta ocasión es la de descubrir por nosotros mismos los secretos de un grupo de personas que son inmunes al virus que atenaza el universo del título, y que responden al nombre de Los Niños del Sol, en un estilo que es empleado habitualmente por los sandbox: el de ganarse la confianza de la gente hasta que, hechos los suficientes trabajos y favores para ellos, podamos comiencen a aportarnos información útil. El sentido de la urgencia que tenía aquel juego, principalmente por la cuasi constante situación límite en la que vivían los habitantes de La Torre, no está tan presente en la expansión, aunque definitivamente ésta no renuncia al frenetismo de aquel, merced a algunas inclusiones y a mantenerse el nivel de agilidad extrema de su protagonista.
En esta ocasión debemos ganarnos la confianza y el respeto de estos nuevos NPCs a los que vamos a conocer, y así ir ganando nivel de experiencia para ser más robustos y capaces de prepararnos para los horrores que nos esperan. En el desarrollo del DLC se nos prometió una mayor atención por la variedad y el dinamismo de las misiones de la campaña, asegurándonos que se introducirían conceptos muy interesantes que nos permitirían reescribir nuestra propia aventura. Ciertamente hay algún esfuerzo en este sentido, que obviamente no podemos relatar si deseamos evitar spoilers, sin embargo la cosa no va mucho más allá de lo que vimos en el propio Dying Light, de modo que quienes quedaron algo decepcionados con la faceta narrativa de aquel no recibirán demasiadas sorpresas positivas en esta ocasión, más allá de notar de veras que cada misión que cumplimos supone una verdadera mejora en las condiciones de vida de los supervivientes. Mención especial al final, que sustituye la convencionalidad del anterior por uno mucho más rompedor que nos ha dejado un gran sabor de boca. A pesar de ello el fuerte de The Following continúa siendo la supervivencia, es ahí donde el juego del año pasado ya brillaba y también es en esos lugares cuando mejores réditos de entretenimiento nos ofrece este añadido.
En The Following volvemos a encarnar a Kyle Crane, aunque en esta ocasión vamos a poder descubrir más de su historia
De hecho al comenzar la expansión podemos optar por recoger el testigo de un personaje que empleáramos para la campaña principal por aquel entonces, y que esté debidamente personalizado en el combate. Lo que sí recomendamos es que si nos aventuramos en su mundo, como mínimo, lo hagamos con un héroe de nivel 18 de cara a adaptarnos al grado de dificultad tan exigente que va a poner ante nosotros la expansión. En realidad sólo con las destrezas más desarrolladas debemos acercarnos a las raids con los Freaks, auténticas monstruosidades de colosales dimensiones que pondrán a prueba nuestra capacidad de estudio de sus movimientos y debilidades, y que son una de las escasas novedades en cuanto a tipos de enemigos que encontraremos. Y también sólo maximizando las capacidades del héroe podemos acceder a los niveles legendarios, al modo pesadilla y a los botines, algunos de los más suculentos extra que trae un contenido descargable, por lo demás, bastante respetuoso con las bases de lo que ofreció el original pero que al mismo tiempo no teme apostar por algunas novedades en ocasiones sutiles y en otras muy relevantes.
Porque a pesar de que las bases son las mismas, algunas de las cosas que las rodean cambian con el desembarco de la expansión, para empezar debido a que como es obvio la arquitectura de una zona eminentemente rural es muy diferente del Harran que pateamos en su momento. Si la ciudad estaba llena de calles estrechas para saltar entre tejados y poder desplazarse a toda velocidad por las alturas, en esta ocasión tenemos grandísimas extensiones llanas que recorrer y entre las que es fácil quedar vendido cuando una horda de zombies se abalanza sobre nosotros. La reducción de este tipo de arquitectura provoca también recortes importantes en la cantidad de parkour que vamos a hacer: algo que disgustará a más de uno, aunque cuyas soluciones ideadas por Techland exploraremos más adelante puesto que el conjunto sale ganando en su sustitución por zonas muy abiertas que luchan contra la sensación de claustrofobia del original, pero para las que es difícil estar preparados. ¿Cómo combatirlas? Como siempre estando bien preparado con armas y pertrechos, claro, no obstante también con los vehículos: el principal esfuerzo de Techland a la hora de formular novedades en este DLC.
Las distancias tan largas que tenemos que recorrer hacen poco menos que imprescindible usar unos buggies que van a ser en tanta medida una extensión de nuestro personaje que contamos con suculentas opciones de personalización para darles forma. La progresión ya era fundamental en el propio Dying Light, y siguen presentes las ramas de personaje que ya vimos en aquel para liberar habilidades, pero aquí se enfoca también tanto en mejorar las prestaciones del automóvil en sus distintas piezas como en cambiar su aspecto cosmético, donde podemos lograr una identidad fantástica para el buggie… O una horterada digna del mayor de los sonrojos. ¿Lo mejor? Incorporar cargas eléctricas, dejar caer minas, accionar un lanzallamas, o incluso un sonido de alarma que atraerá a las criaturas hacia nosotros para que podamos atropellarlas sin piedad, son sólo algunas de las opciones que tenemos a nuestra disposición y que nos mantienen pegados a la pantalla deseando desbloquear más y más mejoras . Y es que los coches se convierten en protagonistas desde el mismo momento en el que nos damos cuenta de lo divertido que es arrasar a los enemigos con ellos y experimentar con los diferentes elementos que podemos adherirle al bólido para causar daños devastadores sobre las manadas de muertos vivientes que arrasaremos. Lo que no debemos olvidar en ningún momento es que éste es un juego donde la supervivencia y la exploración son clave, y eso se traduce incluso en el factor de que debemos estar pendientes de la gasolina. Ésta se agota con mucha facilidad ya que estos vehículos son auténticos devoradores del preciado combustible, de modo que vamos a tener que explorar a menudo nuestros alrededores.
No obstante el hecho de que haya grandes explanadas y llanuras sin ningún lugar al que escalar no significa que el parkour no siga teniendo una importancia relativa, aunque mucho menor que en el juego anterior. Todas esas enormes superficies que parecen inabarcables están salpicadas ocasionalmente de instalaciones militares o de infrasestructura, así como de monstruosas torres eléctricas y de una variedad relativamente generosa de lugares que podemos escalar ya sea para otear el horizonte o para llevar a cabo misiones de muy diferente índole. La mayoría de los objetivos desembocan en estos lugares, y es que el DLC mantiene el espíritu del Dying Light original por el que las confrontaciones con zombies se resuelven de forma casi inevitable con una violencia inusitada, y las que nos enfrentan a humanos priman el sigilo por encima de cualquier otra consideración debido a la escasez de munición y a lo vulnerable de nuestra barra de salud.
Los coches se convierten en protagonistas desde el mismo momento en el que nos damos cuenta de lo divertido que es arrasar a los enemigos con ellos
El lado bueno de esto, y lo que compensa el recorte en el parkour dentro del nuevo diseño de los escenarios, es que ahora hay más posibilidades a la hora de completar las misiones como deseemos. Es cierto que algunas están muy constreñidas por ciertos condicionamientos, pero también hay que dejar claro que algunos de ellos como el obligarnos a llevar a cabo algunas de tal o cuál forma o incluso los de exigirnos hacerlas en un tiempo determinado, le aportan una cierta frescura que el conjunto de obligarnos a hacer de recadero agradece. Muchas son rutinarias, eso es innegable y casi inevitable en una obra de estas características, pero las que aparecen esporádicamente para aportar originalidad brindan un agradecido soplo de aire fresco al conjunto del modo historia que nos ha hecho disfrutarlas más que los del juego al que expande este añadido. Lo que sí nos parece de veras positivo y que enriquece bastante los encargos es el hecho de que la inteligencia artificial de los adversarios ha mejorado notablemente, siguen sin ser un enemigo que nos deje admirados por su comportamiento (a todas luces deficiente incluso tratándose de zombies, y no demasiado sorprendente en el caso de unos mercenarios a los que podemos engañar con excesiva facilidad) pero muchos de los problemas del videojuego original en cuanto a comportamiento han pasado a mejor vida.
Por otra parte el modo Conviértete en un Zombie del original no capturó tanta atención como la campaña debido al brutal interés de ésta, algo que provocaba que cualquier cosa accesoria que la acompañara palideciera en comparación. Pero en The Following vuelve este multijugador asimétrico cargado de las novedades de la propia expansión, algo que garantiza que los buggies aparecen en escena para cambiarlo todo. Combatir a los zombies, o ser uno de ellos, se convierte en una auténtica locura de frenetismo gracias a la presencia de los vehículos que, recordemos, aquí también podemos armar hasta los dientes. Lo mismo debemos decir del uso de los nuevos escenarios, perfectos para llevar a cabo emboscadas en el putrefacto pellejo de los no-muertos. Al igual que en el Dying Light original este multijugador es una forma interesante de prolongar su vida útil, aunque de nuevo su atractivo está a años luz de lo que brinda el modo historia con todas sus posibilidades.
Nuevos juguetes, una gigantesca área virgen por descubrir y el debut de los buggies son el principal atractivo de un The Following que llega a tiempo para expandir las horas de diversión que nos ofreció el más que notable Dying Light. Se ha perdido por el camino el énfasis por el parkour, pero se ha sustituido por un estilo jugable que cambia algunas de sus bases para devolver e incluso incrementar el atractivo de los zombies de mundo abierto de Techland. Una expansión de la vieja escuela con todo lo bueno que eso conlleva, y que mejora en algunos aspectos al original.
Comprar Dying Light: The Following- Muchas horas de entretenimiento, un nuevo mapa… Una expansión de las de antes
- Los buggies aportan una nueva lectura al videojuego
- Se nota cierta mejora en el tratamiento de la inteligencia artificial
- Las misiones son más variadas y atractivas que en el propio Dying Light
- Los recortes en la cantidad de parkour le restan algo de identidad al conjunto
- La historia del original no era gran cosa, y aquí sigue sin serlo a pesar de los esfuerzos
