Análisis de Bound. Una danza con mucho arte y poco más

Análisis de Bound. Una danza con mucho arte y poco más
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Cuesta imaginar a una bailarina de ballet, grácil y elegante, haciendo frente a desafíos propios de una aventura de plataformas en 3D, pero esto es justo lo que propone Bound, el nuevo videojuego de los creadores de Datura y Lingers in Shadow. Visualmente arrollador y con un fuerte mensaje emocional, en este análisis os contamos las buenas sensaciones que transmite este título de PlayStation 4.

Qué difícil es hablar de un videojuego como Bound. En general, de cualquier trabajo creado por los autores de Lingers in Shadows y Datura. Son obras con mucho de experimental, más de transmitir emociones que de plantear retos puramente jugables; y aunque el título que hoy nos ocupa es el videojuego más videojuego de los desarrollados por Plastic Reality, esa alma rompedora, ese afán por crear experiencias únicas, sigue primando por encima de todo lo demás. Por eso es tan complicado recomendar una obra de estas características. Es tan personal, tan deudora de su capacidad para transmitir emociones, que si no te atrapa su puesta en escena; si no te llama su forma de plantear la acción, por mucho que lo intentes no le encontrarás la gracia.

Artísticamente, salta a la vista, es una auténtica pasada; como también lo son las animaciones de la protagonista, una joven princesa que se mueve con la gracilidad de una bailarina de ballet. Es un espectáculo hipnótico: la ves saltar, caminar con delicadeza, girar sobre sí misma e incluso bailar alegremente sin que puedas evitar mirar la pantalla. Es una experiencia mágica, de las que embelesan los sentidos, y ya solo por eso bien merecería la pena el viaje que propone esta aventura de plataformas. Habéis leído bien. Tras el surrealismo y lo abstracto de la historia que nos cuenta, Bound nos lleva a explorar con cierta libertad su enigmático mundo mientras saltamos de aquí para allá, recorreremos senderos sinuosos, escapamos de ciertas trampas o corremos contra el tiempo para alcanzar el camino deseado. Esa es su esencia jugable; sencilla, bastante pobre en cuanto a los retos que plantea, pero a su vez también con mucha personalidad; transmitiendo emociones poco dadas en esta clase de juegos. No es suficiente.


A medio camino
Pese a lo mucho que se puede disfrutar de esta experiencia audiovisual, Bound tiene una doble problemática. No llega a emocionar como sí lo hacen aventuras del nivel de Journey, ni tampoco va sobrado en términos jugables. Funciona en ambos sentidos, se deja querer, pero nunca pasa de ahí; de ser un buen "notgame que también es un juego" como ellos mismos lo definen. Tiene ideas fantásticas; no solo relacionadas con el arte, que por supuesto, sino también por la forma en la que enlaza la historia, dando sentido a todo el surrealismo que nos rodea. A veces en un sentido demasiado obvio, con poco gusto narrativo, pero hay otros momentos bien trabajados que sorprenden por pequeñísimos detalles que vistos con calma, en una segunda partida, cobran un gran significado. No ahondaremos en ello, claro, pues arruinaríamos algunas sorpresas, pero es de agradecer la valentía con la que Plastic Reality afronta siempre su trabajo.

Bailar durante unos segundos creará a nuestro alrededor una especie de escudo protector gracias al cual, nada molestará a la protagonista.
Bailar durante unos segundos creará a nuestro alrededor una especie de escudo protector gracias al cual, nada molestará a la protagonista.


Lástima que Bound carezca de una catarsis, de un gran final, que cierre con gusto esa historia que nos cuenta. Es demasiado ambiguo, simplón; no desprende esa fuerza emocional que esperas de un videojuego que ahonda precisamente en las emociones. Acabas la partida y… bien, vale, se acabó. No da pie a que pienses mucho en la experiencia que acabas de vivir, y es un fallo que le pasa factura. Básicamente porque en lo jugable, donde de verdad se le saca jugo a Bound, es en la segunda partida, cuando se desbloquea el modo speedrun. Hasta ese momento, aunque puedes caer por un precipicio y "morir" para luego reaparecer en el mismo lugar sin ninguna penalización, este es un videojuego pausado y poco dado a los grandes retos que te invita básicamente a explorar con calma todos y cada uno de sus escenarios. Luego la cosa cambia… y cobra sentido.

Una danza con mucho arte y poco más


Los obstáculos que solo están ahí para ralentizar tu paso; las trampas que te incapacitan y no te dejan caminar a no ser que bailas para protegerte, o las que te obligan a rodar por el suelo en el momento oportuno para evitar la misma situación. Todo obstáculo en el camino busca hacerte perder el tiempo, y solo aquellos que dominen a la perfección los movimientos de la protagonista, los que sepan moverse con soltura y combinar rítmicamente sus habilidades especiales (que no son muchas), alcanzarán las mejores marcas. ¿Problema? Que tiene que gustarte mucho el juego para querer repetir la aventura con esta única finalidad. Puede ser desafiante, también entretenido, pero no por mucho tiempo; y esta no es precisamente una obra extensa. En poco más de dos horas puedes completar el viaje.

Una danza con mucho arte y poco más


Tras completar cada nivel la bailarina se deslizará con una gracia exquisita a través de cintas de colores al son de la música. Es una experiencia fantástica.
Tras completar cada nivel la bailarina se deslizará con una gracia exquisita a través de cintas de colores al son de la música. Es una experiencia fantástica.


Así que ocurre lo que decíamos. Te puede gustar la historia que narra, su estética e incluso la forma de plantear su acción, pero en el fondo te quedas con ganas de mucho más. Es un proyecto con buenas ideas, bien ejecutado, pero falto de elementos clave necesarios para alcanzar la gloria de obras como Journey. Duele. Especialmente por lo bonito y original de su estética, que además siempre tiene un por qué. Y es genial. El contraste que genera la finura y elegancia de la protagonista con esos escenarios repletos de aristas, de zonas irregulares que no dejan de moverse, de deconstruirse a nuestro paso, es una auténtica pasada. También la variedad de localizaciones, que dentro de una misma estética, presentan bastantes diferencias.

La simbología es otro de los puntos más destacados de esta obra. Merece la pena observar detenidamente cada detalle, incluso echar una segunda partida para percibir la historia con más atención. Tampoco es que vayas a resolver más misterios ni nada por el estilo, pero sí es cierto que aprecias con mayor claridad ciertos guiños que están bien trabajados. Lástima, insistimos, que a pesar de sus esfuerzos Bound no te motive en exceso a iniciar un segundo viaje. Hay potencial, pero no está del todo aprovechado. Ni tan siquiera a nivel sonoro. La música es muy bonita; con esos toques de piano y por momentos también algo de electrónico, la composición de Oleg "Heinali" Shpudeiko es de gran calidad, pero no siempre casa a la perfección con las imágenes que se muestran en pantalla. No existe esa sintonía que sí vemos en Journey o el más reciente Abzû. Es buena, no nos entendáis mal, pero no se le saca todo su partido. Eso sí, cuando se luce, el videojuego regala momentos de una belleza inusitada.

Interesante

Sin sello
Una danza con mucho arte y poco más
Sin sello

Agradecemos la valentía y la originalidad que define esta aventura de plataformas 3D, del mismo modo que estamos encantados con su puesta en escena y el mensaje que transmite. El problema de Bound es que tanto a nivel jugable como en lo narrativo, en las emociones que comparte, se queda algo corto; está bien, pero no alcanza la grandeza de otros títulos que sí consiguen tocar la fibra sensible. Pese a todo, si te gustan los proyectos de carácter experimental, encontrarás aquí un título francamente interesante.

  • Es un videojuego con mucha personalidad. A nivel artístico es genial
  • La simbología. Todo lo que cuenta con el surrealismo de sus imágenes
  • Poco reto a nivel jugable. Cierta imprecisión en los saltos
  • El mensaje que transmite, si bien interesante, no está bien aprovechado
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 2-3 horas
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