Después de cerca de una década alimentando la anterior entrega con expansiones y actualizaciones, Grimlore y THQ Nordic retoman el trabajo de Phenomic con un SpellForce 3 que sirve a modo de precuela para la saga. Una curiosa mezcla de géneros como son la estrategia en tiempo real y el puro rol que se ha tomado un buen tiempo para reaparecer. ¿Qué tal le ha sentado el cambio de manos?
Los géneros del rol y la estrategia son mecánicamente muy distintos, aunque en realidad también tienen puntos en común: a menudo controlamos a varios personajes, los comandamos contra criaturas imposibles, estamos constantemente buscando recursos para mejorar… y, por encima de todo, le estamos dando al coco constantemente. Ya hemos visto muchos juegos coquetear con mezclas de ambos, y si juegas a Dragon Age o Divinity: Original Sin verás que buena parte del combate se resuelve tomando buenas posiciones o tomando el control sobre el terreno en el momento adecuado. Sin embargo, SpellForce siempre ha buscado dejarse de medias tintas y apostar por una mezcla formal de ambos géneros, extrayendo directamente los esquemas de control y mecánicas tradicionales de ambos.
Recuerdo SpellForce 2 con cariño, y leyendo los foros se ve que no soy ni de lejos el único. Las horas que he podido dedicar a Spellforce 3 me dejan con un bastante buen sabor de boca: creo que en Grimlore se ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a refinar la serie para darle un buen rumbo. Y creo que es justamente ahí donde reside el mérito y el encanto de esta entrega: en recoger lo sembrado, estudiarlo y llevarlo a un nuevo exponente. El videojuego está lejos de ser redondo, desde luego, pero dicen que el todo es más que la suma de las partes, y entendido como un todo, SpellForce 3 abre las puertas a un futuro más prometedor que nunca para la serie.
El Ying y el Yang
SpellForce 3 es una representación mecánica del Ying y el Yang. Tenemos un poco de negro en el blanco, y un poco de blanco en el negro. El problema deriva de aquellos momentos en los que no se respeta este balance, y al ver cada parte al desnudo, te das cuenta de que se queda en lo superficial, en lo seguro y perezoso, y sabes que podría dar más de sí. La mayor parte del tiempo que dediquemos a la campaña lo pasaremos en "modo rol" explorando mazmorras, entablando diálogos, abriendo cofres con tesoros para mejorar nuestros personajes y combatiendo. Como puedes ver, no hay mucha profundidad en el planteamiento, e incluso de esta forma, al desligarse de la estrategia quedan asperezas. Encontramos que en espacios cerrados la cámara puede volverse algo incómoda, o que hay misiones que etiquetaríamos “de recadero” que pierden mucho interés.
Sí que existe algo más de complejidad y dedicación en la ejecución: tenemos un sistema de clases que determina qué árboles de habilidades tenemos a disposición de nuestro personaje principal. Cada habilidad se puede mejorar al menos una vez, y aquellas que son activas nos permiten ejecutar técnicas que logran ser divertidas de usar en combate. Las armas y armaduras, por su parte, son también un complemento importante para personalizar nuestros héroes —especialmente el nuestro, ya que los que vienen preconfigurados tienen un equipamiento personal y a veces incluso intransferible— y desde el principio del juego encontramos a nuestra disposición equipamiento suficiente para satisfacer cualquier combinación que se nos ocurra: ligero, pesado, a dos manos, con arma y escudo, magia y escudo, mago especializado en una o múltiples disciplinas... Y aunque en nuestro recorrido no hemos encontrado ninguna, somos conscientes de que aquellos jugadores dispuestos a encontrar armas únicas pueden hacerlo siguiendo la pista a cuadernos de notas, comentarios de personajes o simplemente explorando.
La historia esté bien contada y las posibilidades de personalización son muy altas
Lo mismo puede decirse del apartado puramente estratégico: tenemos ayuntamientos para transportar materiales, así como cabañas de leñador, chozas de cazadores, canteras, barracones… lo que todos conocemos a estas alturas. Contamos con tres razas a nuestra disposición, que jugaremos tanto en la campaña como en el multijugador: humanos, orcos y elfos. Como era de esperar, cada una de estas facciones tiene algunas unidades únicas, así como mejoras pasivas permanentes que se pueden comprar a sus respectivos mercaderes en la campaña conforme los reclutemos en nuestra base de operaciones.
El sistema de combate, por otro lado, es tal vez el aspecto más conseguido del videojuego. Desplegamos nuestro equipo de hasta cuatro héroes que, como su propio nombre indica, desempeñan el rol de exploradores y aventureros capaces de darle la vuelta a una contienda, y saberlos mover adecuadamente resulta crucial cuando hablamos de batallas de gran envergadura. Es ahí, cuando buscamos alianzas o exploramos el territorio para expandir nuestro dominio y mientras tanto gestionamos los recursos para producir nuevas tropas, cuando realmente sacamos lo mejor que SpellForce 3 tiene para darnos, y no decepciona en absoluto, porque si bien todo peca de conformista, como conjunto también es capaz de protagonizar momentos intensos. Tal vez se quede un poco a medias tintas cuando abandona el gran escenario para centralizarse en pequeñas contiendas de héroes contra lobos, no muertos y demás criaturas de fantasía.
Y aunque el principal atractivo del juego sea justamente ese, el combinar rol y estrategia en grandes batallas, también se esfuerza por endulzar la campaña con algunas pinceladas de originalidad y variedad. En todas las mazmorras hay algún secreto, algún rompecabezas que nos haga dividir al equipo o hacer algo con un objeto del entorno, un personaje curioso o un cofre cerrado con llave; mientras que en el campo de batalla nos encontramos con situaciones en las que debemos convencer a un personaje de que se una a nuestra causa, o pequeños fragmentos de historia que descubrir conforme exploramos el terreno y que nos entretienen el tiempo justo y necesario para que no nos aburramos de limpiar la zona de enemigos.
Cruzada contra el hervor de sangre
Siendo una precuela, lógicamente SpellForce 3 también tiene un importante peso en la historia. La campaña nos invita a explorar los confines de una antigua civilización que poblaba el mundo de Eo antes de la llegada de las razas modernas en busca de una cura para una plaga terrible que azota a todos los que no tienen aptitudes mágicas: el hervor de sangre. Por el camino, conocemos personajes de diferentes razas e intereses, algunos de los cuales se suman a nuestra causa y desempeñan papeles de interés tanto en la propia historia como en cuanto a los servicios que nos prestan en combate y como mercaderes.
Desde luego, Grimlore pisa sobre mojado en todo momento porque todos los acontecimientos deben encajar con los de las primeras entregas, pero sí que podemos premiar con tranquilidad el esfuerzo dedicado a cuidar una narrativa que, sin ser revolucionaria, se sigue con bastante interés de principio a fin. Quienes sientan curiosidad por los entresijos de su universo de fantasía, encontrarán numerosas notas y diálogos opcionales que nos permiten profundizar en él. Y vale la pena hacerlo si queremos descubrir nuevas vueltas de tuerca sobre los enanos, orcos y elfos que tanto hemos visto en el mundo del rol.
Aplaudimos especialmente la construcción individual de personajes, algunos de los cuales, como Gor, Isgrimm o Yria ya conocíamos de otras entregas; y el gran doblaje, en inglés, que exhiben la mayoría de ellos —el propio Doug Cockle, que pone voz a Geralt de Rivia en The Witcher, está tras el micro del general Sentenza Noria. La adaptación al español se salda únicamente en textos, y salvo algún pequeño fallo ortográfico aquí y allá, nuestra principal queja al respecto es que a día de hoy encontramos algunos fragmentos sin traducir aún y que pueden molestar a la hora de elegir nuestra clase, entrar en el multijugador o leer las descripciones de ciertas armas.
El sistema de combate es tal vez el aspecto más conseguido del videojuego
La campaña, que dura aproximadamente 30 horas y presenta cuatro niveles de dificultad, nos lleva constantemente a explorar nuevos territorios y forjar alianzas con los soberanos de cada uno de ellos. En ocasiones esto desemboca en misiones obligatorias de recadero, que no nos agradan mucho, y situaciones absurdas con una justificación relativamente pobre. Ambos casos derivan de un desajuste entre rol y estrategia: SpellForce 3 es un RPG el 100% del tiempo, pero sólo en algunas ocasiones nos ponemos el casco de general. Es entonces cuando aprovechamos el verdadero potencial del juego, si bien hay que remarcar que algunos mapas nos resultan demasiado "sosos" en términos tanto de diseño de nivel como del propio mapa en sí, y es que si tomamos como ejemplo nuestra base de operaciones ubicada en la antigua tierra de Mulandir, vemos que está prácticamente vacío y que es una oportunidad perdida de traducirnos su historia a través del mapa.
Con todo, hacemos un balance optimista y reconocemos que nos da más alegrías que decepciones, y es que a menudo hay diálogos muy buenos y se esfuerza por darnos variedad, coqueteando con rompecabezas o incluso con el sigilo, desde el mismo principio de la campaña y hasta el final. Ésto, unido al hecho de que la historia esté bien contada y las posibilidades de personalización sean tan altas, nos deja con unas buenas impresiones respecto a la campaña. Además, el juego se ve realmente bien, hay un buen nivel de detalle en los entornos, que van desde campo abierto hasta fortalezas, ciudades olvidadas o mazmorras de todo tipo. Y la banda sonora, sin ser muy variada ni tomar protagonismo en ningún momento, sí que está a la altura de lo que el juego merece.
El equipo que hemos usado para jugar a SpellForce 3 contaba con una gráfica GTX 1080 Ti, un procesador i7 4790 de 3,6 GHz y 16 GB de memoria RAM. El resultado es de una tasa de 60 sólidas imágenes por segundo a resolución 4K en el modo campaña, mientras que la misma configuración en el multijugador también nos da una buena fluidez, pero con ralentizaciones más abundantes provenientes tanto de internet como del desempeño técnico del programa, que como es de esperar en un juego de estrategia, se nos antoja exigente en términos de CPU. Teniendo en cuenta la gran cantidad de modelados que se dibujan en todo momento, ayuda en gran medida desactivar el suavizado de contornos por completo para mantener la estabilidad del juego, especialmente a través de internet.
Abrazando el rol y la estrategia al mismo tiempo, SpellForce 3 se gana su propio espacio en el mercado en un título con una jugabilidad robusta y una campaña interesante. Cuando se separan, cosa que ocurre a menudo en este último modo, el juego se las apaña como puede para no dejar en evidencia una mecánica de rol típica y perezosa. Con todo, el cambio de desarrollador le ha venido realmente bien en todos los aspectos y marca un nuevo y esperanzador punto de partida para la serie.
Comprar SpellForce 3- La historia se sigue con interés
- Personajes bien construidos y con un gran doblaje
- Las batallas a gran escala son muy divertidas
- Todos los mapas esconden algunos secretos
- El diseño de niveles está poco inspirado
- El control de la cámara a menudo se vuelve incómodo
- Separar rol y estrategia a veces genera desajustes
- Algunos fragmentos aún están sin traducir
