Driveclub da el salto a la realidad virtual con una versión llena de claroscuros. Demasiados sacrificios para un título que sorprendió por su calidad gráfica en su lanzamiento. Pero, ¿es capaz la VR de aportar algo nuevo a su propuesta? Te lo contamos en el análisis de DriveClub VR.
En el fondo, nunca he dejado de jugar a Driveclub desde su lanzamiento, pero los últimos meses lo he tenido algo olvidado. Lo que sí recuerdo sin embargo, es que hay ciertos juegos, como mencioné en el análisis de Forza Horizon 3, en los que los gráficos importan, y mucho. Ese músculo técnico es capaz de absorber, y cuando Driveclub salió allá por 2014 era una bestia tecnológica. El posterior añadido de la lluvia lo mejoró aún más y a día de hoy se sigue comportando genial.
Por todo ello, tener que pasar por el sacrificio de ver cómo los increíbles parajes, la lluvia, iluminación, modelados y texturas bajan varios peldaños no es plato de buen gusto. Pero como digo, es un sacrificio necesario si quieres elevar los frames necesarios para ajustar el juego a la realidad virtual. ¿Qué ganas? Una capacidad de inmersión total, que hace que tu experiencia al volante no sólo mejore, sino que en algunos casos sientas un estilo de conducción que antes no se apreciaba en el Driveclub original.
Y eso tiene que ver con PlayStation VR, pero también con la posibilidad de jugar a Driveclub en una tasa de frames abismal. Recordemos que el juego llegó con un framerate de 30 cuadros por segundo. Realizar el experimento de meter inmediatamente el disco del original supone una sorpresa mayúscula, porque volver a probar los 30fps es algo que definitivamente no quieres hacer.
Mayor inmersión
Así que por un lado tienes un juego con una gran inmersión y una estabilidad máxima, pero que ha reducido mucho su atractivo gráfico, y por el otro el juego original con su portentoso apartado técnico, pero un control menos preciso. Y si disfrutas de este juego tanto como yo, lo mejor es ir variando, pues este Driveclub VR ofrece nuevas pruebas que también se incorporarán al título original. ¿El problema? Que al menos para los poseedores de Driveclub debería haber sido una actualización muy rebajada o prácticamente gratuita. Habría sido un buen detalle.
Entendemos por qué esto no sucede así. No puedes controlar quién tiene el disco original y quién no, pero sí quién tiene el pase de temporada. Sin embargo, 20 euros para quien ya apostó por el juego en su momento no es ningún regalo, y 40 euros como precio de lanzamiento tampoco.
La experiencia sí vale la pena. He podido probar juegos de conducción de PC parcheados posteriormente a la realidad virtual, como Project Cars y Dirt Rally, y en mi caso al menos, estos juegos me han provocado más mareos que el tiempo que he estado con Driveclub VR. En los momentos más extremos, con Driveclub VR sólo he sentido una leve sensación en la boca del estómago. Y no soy de mucho aguante: otros juegos de libertad total de movimiento sí me han provocado fuertes mareos. Como siempre decimos, es mejor probar todo lo posible antes de comprar, y la demo que incluye PlayStation VR debería ser suficiente para comprobar tu aguante con el juego.
En los momentos más extremos sólo he sentido una leve sensación en la boca del estómago
Gráficamente, a la pérdida de fidelidad se le une ese aliasing tan molesto, que con la resolución de las gafas VR es más acusado que nunca, por lo que no llegarás a maravillarte nunca tanto como lo hiciste con el juego base. Sin embargo, también es cierto que una vez que estás mucho tiempo compitiendo, te centras más en las mecánicas y menos en lo que ocurre más allá de la carretera. Peores son los recortes en la cantidad de vehículos en carrera o en algunas opciones del juego principal.
Pero como decimos, si vienes a Driveclub VR es para hacerlo por las sensaciones que transmiten las gafas, y creo que el título de Evolution es de los mejores exponentes. La posibilidad de ajustar el asiento en la vista en primera persona es una opción tan lógica que incluso debería de estar disponible también en los juegos normales que tengan esta cámara. Pero incluso la vista de persecución, donde puedes apreciar el coche, es también mucho más intuitiva, pudiendo controlar ciertos derrapes con mayor precisión que antes.
Si estuviéramos hablando de un juego nuevo que ha tenido que sacrificar su potencial para adentrarse en la VR, sería una lástima. Pero el Driveclub original sigue ahí para que lo disfrutes y no se va a ninguna parte. Lo que sí creemos es que esta versión para la realidad virtual habría sido un gran añadido que hubiera rescatado el juego, haciendo que mucha más gente lo descubra más allá de los problemas que tuvo en su momento con los servidores. En vez de eso, y al igual que sucede con PlayStation VR Worlds, se ha optado por venderse por separado, dividiendo un club que podría haber vuelto a brillar con más fuerza.
Driveclub VR es un gran título para demostrar la realidad virtual en el género de la conducción. Es una lástima que se haya tenido que sacrificar tanto en lo técnico para conseguir esa suavidad necesaria y que se haya optado por venderse por separado. Aún así, una muy buena experiencia jugable.
Comprar Driveclub VR- La inmersión en VR, que te transmite otras señales a la hora de controlar el coche
- Ganamos en suavidad y por lo tanto en control. Es Driveclub a una alta tasa de frames
- Perdemos en gráficos, que era una de las firmas del original
- Algunas opciones recortadas al igual que el número de competidores por carrera
