Mientras lees estas palabras, en Fast RMX ya podrías haber realizado cinco adelantamientos, dado diez curvas y usado otros tantos propulsores. Si esperabas a F-Zero, tienes suerte, porque estos alemanes se han adelantado con una propuesta bastante genuina y que ahora llega a Nintendo Switch en su versión definitiva. Análisis.
A los que nos dedicamos a escribir sobre videojuegos, nos encanta hacer referencia a otros títulos para explicaros de forma resumida su identidad. No es algo con lo que esté siempre de acuerdo, pero creo que con Fast RMX resulta bastante efectivo, porque se trata del momento en que Wipeout se fusiona con F-Zero y el menos conocido (pero interesante) Extreme-G, recogiendo de paso la base jugable de Ikaruga.
Sin embargo, lo curioso es que no se identifica con ninguno de esos videojuegos por separado. Sí en conjunto, dando lugar a una obra que adquiere identidad propia y que resulta absolutamente frenético como videojuego de velocidad futurista. Aprietas las manos contra el controlador de Nintendo Switch y, de paso, los dientes, porque es capaz de transmitirte la tensión de una carrera vertiginosa. Apartar la mirada de la pantalla, aunque sea una fracción de segundo, supone ser adelantado, estrellarse o caer al vacío.
El videojuego no es nuevo, ya fue estrenado en Wii U (con el nombre de Fast Racing Neo), convirtiéndose en uno de sus lanzamientos mejor valorados. Los alemanes de Shin'en Multimedia han decidido, con bastante criterio, pasarse a Nintendo Switch con una obra que repite concepto, ahora con más circuitos. Es la mejor versión disponible, a pesar de que no tiene tantas novedades como para justificar su adquisición si ya lo jugaste en su día.
Rápido no, lo siguiente...
Fast RMX es un juego muy físico, y es algo que sientes al manejar unas aeronaves de respuesta ágil pero exigente, siendo necesario apoyarse en los gatillos durante los giros para dominar al completo la experiencia. Por eso mismo es un título agradecido si le dedicas tiempo, porque aparte del propio desafío que supone no chocarte contra los límites de la pista, la dificultad se vuelve endiablada a medida que avanzas en los 30 recorridos presentes.
Pero lo que verdaderamente hace único al juego es su concepto Ikaruga de cambiar el color de tu propulsión (azul o naranja) para coincidir con las marcas de aceleración o salto que aparecen a lo largo del recorrido. Por eso, no basta con estar pendientes del propio trazado, o de los rivales, sino también de apretar el botón en el momento preciso. El juego no da respiro.
Ahí radica el éxito de su propuesta, en llevarnos al límite hasta irnos por encima de los 1000 km/h gracias a un apartado audiovisual tan delirantemente vertiginoso como brillante. Los escenarios son futuristas, elevados sobre el cielo, con saltos imposibles y decorados que en muchos casos agradan por su belleza y variedad, tanto de día como de noche, o incluso lloviendo. Se trata de un auténtico espectáculo motorizado que en Nintendo Switch se mueve a 60 frames completamente estables, acompañados de ritmos techno y voces de un comentarista (emocionado) que no destacan, pero que hacen su función a la perfección: la de subir aún más nuestra adrenalina.
Al videojuego no se le puede pedir mucho más. Es completo y variado
Otro aspecto muy positivo de Fast RMX es que no permite que entres en un estado de confort. Puede que las primeras carreras se te den bien, pero a partir del quinto campeonato (hay diez en total), puedes olvidarte de eso de llegar el primero a meta con facilidad. Tenemos varias dificultades además, incrementando la velocidad para hacer que se te salgan definitivamente los ojos de las órbitas. Al videojuego no se le puede pedir mucho más. Es completo y variado.
Eso sí, puede que se eche de menos una mayor diferenciación entre vehículos, y luego el modo héroe no supone algo demasiado interesante: repetir los circuitos, esta vez con una barra de energía que cuenta los impactos (si te chocas mucho, pierdes la partida). El modo multijugador es para un máximo de 8 personas y no cuesta encontrar partida actualmente. Sin embargo, la trayectoria de los competidores se muestra a saltos durante la carrera. No es un online muy estable y faltan alicientes para convertirlo en un reclamo jugable que demuestre su valía a largo plazo.
Hay pantalla partida para hasta cuatro jugadores, una alternativa que se agradece, y podemos juntar varias Nintendo Switch hasta un total de ocho para jugar en local. Ya sólo esta opción distancia al videojuego de la mayoría en el género de la conducción. Aparte, se nota que los germanos se han esforzado en hacer algo nuevo para esta máquina. Afirman aprovechar la vibración HD, muy a pesar de que en la práctica no está tan presente como cabría esperar.
He notado los acelerones, cómo rozaba mi aeronave contra el asfalto, así como los impactos contra el suelo después de grandes saltos… pero nada que no hayáis sentido con otros controladores. Aún así, se agradece el esfuerzo de meternos en las carreras, porque de eso se trata, y es algo que Fast RMX consigue a la perfección. Si quieres un título de velocidad para el estreno de tu nueva máquina, deja de buscar, porque además como videojuego de lanzamiento es de los más recomendables.
Fast RMX se pone a más de mil por hora con una versión para Nintendo Switch que sigue la estela de su anterior versión para Wii U. Se incrementa el número de circuitos, pero por lo demás mantiene todos los atributos intactos: carreras vertiginosas y de elevada calidad que discurren a medio camino entre clásicos como Wipeout, F-Zero o Extreme-G, pero adquiriendo además su propia identidad. De los mejores videojuegos de lanzamiento disponibles actualmente para el catálogo de la nueva consola de Nintendo.
Comprar Fast RMX- Increíble sensación de velocidad, de lo mejor en el género de carreras futuristas
- Variedad y cantidad de circuitos, con propuestas diferenciadas e interesantes
- Dificultad progresiva y bastante exigente
- Te pone en tensión, gracias en parte al brillante apartado audiovisual
- No tiene demasiadas novedades con respecto a Wii U
- El modo online podría estar más trabajado
