Shadow Bug es un juego de plataformas en el que no podemos saltar. La única forma de avanzar por los escenarios es atacando a los enemigos usando nuestras habilidades ninja. Ojo a este, que jugado con las herramientas apropiadas puede ser un título inevitablemente adictivo. Si echáis de menos el frenesí por avanzar sin dejarse nada de los últimos juegos de Rayman y os atrae la estética de sombras chinescas, seguid leyendo el análisis.
Quede claro antes de ponernos a evaluar las capacidades y carencias de Shadow Bug que lo que analizamos es la adaptación a PC de su versión para móviles, que salió hace más de un año. Por eso, lo primero que tenemos que destacar es que según con qué juguemos, tendremos dos experiencias completamente diferentes. Lo primero que hicimos nosotros fue conectar el mando y recostarnos en la silla para gozar de la experiencia, pero al final la mejor opción ha sido ponernos rectos y tirar de ratón y teclado.
Tiramos más de ratón que de teclado, por cierto, porque con el teclado solo podemos movernos hacia los lados. El resto de la interacción se realiza con una especie de mosca que controlamos con el ratón o el stick derecho, y que sustituye el control digital (de dedo) de la versión móvil. Para saltar, superar obstáculos, esquivar enemigos y, en definitiva, hacer cualquier cosa que no sea caminar, tenemos que llevar esa mosca sobre un enemigo y pulsar un botón —por eso consideramos algo más torpe el control con mando.
El sistema de control —eso de moverse atacando a los enemigos— engancha rápidamente, pero lo primero que cautiva es el estilo artístico. Vale, no es nada nuevo, pero la combinación por paralaje entre los fondos de dibujo tradicional y las siluetas de los escenarios y los personajes funciona estupendamente y, sorprendentemente todavía no nos cansa. Quizá gracias a los cambios de escenarios muy detallados y de paletas cromáticas. Pasamos de tonalidades pastel a otras mucho más saturadas e impactantes. Las propias formas de las siluetas van desde la simplicidad del protagonista a la complejidad de algunos enemigos con aspecto mucho más elaborado o algunas partes del escenario, repletas de recovecos y detalles muy cuidados. Otro de los puntos artísticos que nos agrada es la música, que con sonidos y escalas de estilo oriental intenta meternos más aún en ese universo.
Visto y no visto
Shadow Bug se compone de 36 niveles separados por zonas. En cada zona hay un nivel dedicado al jefe final que plantea recorridos más espectaculares y mecánicas especiales para acabar con los jefes. Shadow Bug, que es como se llama el protagonista, es un poderoso ninja encargado de proteger el bosque sagrado en el que habita. Alguien ha instalado una fábrica cerca del bosque y el ninja tiene la misión de abrirse paso entre troncos, espinas, monstruos y engranajes para acabar con la tóxica invasión.
Mucho reflejo y mucha picardía hacen mucho por la experiencia
En cada nivel nos encontramos un recorrido más o menos intrincado, con ciertos toques de rompecabezas, y para cuya finalización al 100% hace falta completar, aparte del nivel, un requisito de tiempo y recoger un cierto número de bolas de luz. Aparte, también podemos recoger unas bolas más grandes que están más escondidas en los escenarios. Si os obsesiona la perfección y las puntuaciones, seguro que os picáis fácilmente.
Es un juego cómodo, la verdad. Como la mayor parte de las acciones se realizan a través de la mosca que flota, en ocasiones nos encontramos usando solo una mano. Cuando elegimos un enemigo al que atacar, Shadow Bug se ocupa de desaparecer y aparecer de nuevo al lado de la víctima para cortarla en trozos (sin ser explícito). De esta forma, en cuanto tenemos en pantalla un enemigo significa que allí podemos desplazarnos. Esto es a la vez virtud, por lo que ya hemos adelantado, y desventaja para el juego, porque en el caso de la versión de PC, si contáis con una pantalla más grande el juego os permitirá ver más enemigos de los que deberíais. Al menos es la impresión que nos ha dado, porque en ocasiones, aunque el camino parece muy marcado, si vemos solo un píxel de un enemigo en una esquina y lo tocamos, nos podemos saltar partes importantes del nivel sin perder la oportunidad de completarlo al 100%.
Asimismo, en la versión PC de Shadow Bug echamos en falta un mayor trabajo visual, porque se nota que el equipo ha hecho un port directo. El motor del juego tiene la ventaja de adaptarse a la resolución que le pidamos automáticamente, y menos mal, porque es una opción que no se puede cambiar en el menú. Aparte de eso, habría venido muy bien una mejor adaptación de los controles a los mandos, porque es un juego que, por lo visual y sonoro, propicia el jugar recostado y relajado.
El planteamiento de desplazarse atacando que nos proponen los chicos de Muro Studios en Shadow Bug, es una mecánica muy adictiva y gratificante que fomenta el experimentar y perfeccionar la técnica. Hay que recalcar que en PC esperábamos mucho más, ya que podríamos decir que es un port directo de la versión para tablets. Aun así, mucho reflejo y mucha picardía hacen mucho por la experiencia de Shadow Bug, así que si os anima la idea, los 5 euritos que cuesta nos parecen justificados para la oferta que nos hacen.
- La mecánica de avance mediante el ataque es adictiva
- Visualmente es familiar, pero el diseño está muy bien llevado
- El que cada nivel cuente con tres requisitos y un secreto fomenta la repetición
- La versión de PC podría haberse trabajado mucho más
- Después de acabar todos los niveles al 100% ya no hay más que hacer
