Una tenue luz con la que romper el oscuro manto de la noche y, así, sobrevivir a sus muchos peligros. En el análisis de Candleman profundizamos en los aspectos clave que hacen de esta aventura de plataformas 3D un videojuego tan interesante. Protagonizado por una pequeña vela de cera que ansía iluminar el mundo, el juego se presenta como un cuento de lo más entrañable.
Fugaz. Un destello que apenas dura un instante, ¡visto y no visto!, pero suficiente para sobrevivir a los muchos peligros que aguardan en Candleman, una interesante aventura de plataformas 3D que juega de forma muy inteligente con la luz y oscuridad. No podía ser de otro modo teniendo como protagonista una pequeña vela de cera que, maravillada por el resplandor de un faro distante, decide emprender el viaje de su vida con la esperanza de romper el oscuro manto de la noche gracias al calor de su llama. Y de eso precisamente trata este videojuego de Spotlightor Interactive. De usar la luz para encontrar el camino que nos permita seguir adelante. De lo contrario, ¡caeremos en abismos sin fin!, o sucumbiremos ante unas trampas difíciles de detectar a no ser que prendamos la mecha y, con un fogonazo, traigamos la claridad al mundo.
¡Qué fácil!, pensaréis algunos; basta con encender la vela y avanzar sin mayor preocupación, pero no es el caso. Solo disponemos de diez segundos de luz; pasado ese tiempo la cera se consumirá e, irremediablemente, moriremos antes si quiera de alcanzar el final del nivel. Y ahí radica el principal atractivo del juego. ¿Consumir cera o reservarla por lo que pueda pasar? Aunque Candleman no es un videojuego especialmente difícil sí plantea retos de lo más interesantes que obligan a emplear con cabeza este poder especial, pues su utilidad va más allá de simplemente iluminar el camino. Hay ciertos obstáculos que cederán ante un destello, ¡o al contrario!, plataformas que requieren de la penumbra para mantenerse sólidas. Descubrir todo ello y sobrevivir a las amenazas que plantea supone uno de los grandes atractivos de este juego indie que, originalmente, se estrenaba en Xbox One y ahora desembarca en PC.
Un camino incierto
Si algo me gusta de Candleman es que, a veces, por no consumir cera, te mueves a través de sus cada vez más enrevesados niveles dejándote llevar por la intuición; confiando en tu instinto más que en lo que ves... ¡porque verás muy poco! Y es una sensación interesante que, de alguna forma, dota al videojuego de un cierto aire de originalidad. No lo es en realidad pero, al menos, sí se siente distinto, lo que es de agradecer. Estás más obligado que nunca a prestar atención al entorno que te rodea; fijarte en pequeñas marcas sobre el terreno, aguardar el momento oportuno para dar un paso, como cuando aparece una luz tintineante que desvela los misterios de la noche, o florecillas de colores te indican de forma sutil el camino a seguir.
Su diseño de niveles es algo irregular, con zonas muy interesantes y otras algo más simples
Al margen de este condicionante, de la oscuridad, Candleman es una aventura de plataformas bastante prototípica. Hay muchos saltos que realizar, sí, pero también trampas que esquivar como peligrosas llamaradas, grandes bloques de piedra cayendo de forma rítmica, o superficies que se desvanecerán bajo nuestros pies en el momento más inoportuno. Entre medias, el videojuego de Spotlightor Interactive presenta algún que otro puzle ¡que no está mal!, aunque no son especialmente originales. Los hay de pulsar interruptores en un orden concreto, o los que obligan a modificar el escenario para abrir nuevas vías de escape, como girar el timón de un barco para que unos obstáculos se deslicen en la dirección contraria. Con el paso de la aventura estos desafíos varían, lo que ayuda al juego a no caer en lo reiterativo... aunque no siempre lo consigue.
Me gusta cómo cambia su acción; que de las oscuras instancias de un barco pases a explorar un bosque con flores que crecen con el apoyo de la luz, pero donde también algunas plantas pueden reaccionar de forma negativa a estos destellos. También hay niveles con un cierto aire onírico, con libros que extienden sus páginas de forma mágica, o ráfagas de viento que permiten sortear grandes abismos, y son estos los mejores momentos de un título que, sin embargo, no termina de despuntar. Su diseño de niveles es algo irregular, con zonas muy interesantes que contrastan con otras bastante simples, poco divertidas, en las que lo más costoso será dar con las diversas velas que se ocultan a modo de coleccionables. Junto al modo desafío de tiempo, es la única excusa para rejugar una aventura que puede llevarnos completar en torno a las cinco horas. El viaje que propone es ciertamente interesante gracias también al modo en el que se narra su historia, como si de un cuento se tratase, con textos traducidos al español. En lo audiovisual no es un juego sorprendente, aunque cumple en el sentido de trasladarnos a un oscuro mundo donde la luz, entendida como la esperanza, desempeña un papel crucial.
Hay estampas de gran belleza, escenarios que cautivan con su tétrico colorido por extraño que suene, a los que acompaña una banda sonora de corte ambiental que no tiene un gran protagonismo en la acción, pero sí contribuye a sumergirte en ella. Por todo esto Candleman resulta una compra tan interesante. Hay mejores aventuras de plataformas y puzles, está claro, pero al menos el videojuego busca desmarcarse con una premisa y desafíos hasta cierto punto originales, y eso siempre es de agradecer.
Candleman es una aventura de puzles y plataformas con encanto, con cierta aura de originalidad, que saca buen provecho de a esa de moverse por escenarios bañados por la más absoluta oscuridad. Aunque algunas de sus pruebas pierden la gracia con demasiada celeridad, el videojuego siempre busca el modo de sorprender con nuevos desafíos, y eso siempre es de agradecer. Con una historia tierna, de las que enternecen el corazón, y una buena puesta en escena, esta es una obra a la que si dais una oportunidad sabrá recompensarlo con unas buenas dosis de diversión.
- La luz y oscuridad. Un matiz que le dota de cierta originalidad
- Una historia que se siente como un cuento
- Buen plataformeo que saca provecho del poder especial del protagonista
- Su acción puede tornarse algo repetitiva; hay poca variedad de situaciones
- Diseño de niveles algo irregular
