Los títulos de naturaleza roguelike siguen estando de moda y no paran de aparecer producciones de esta misma guisa, género al que pertenece el nuevo videojuego del estudio indie Superscarysnakes. Análisis de Black Future 88.
A estas alturas del año, podemos proclamar sin temor a equivocarnos que los juegos de estilo roguelike son uno de los géneros favoritos por los estudios de desarrollo indie. Son incontables las obras de esta misma categoría las que han ido apareciendo para las distintas plataformas de juego, siendo Black Future 88 una de las últimas en aterrizar, haciéndolo en este caso tanto en Nintendo Switch como en PC.
En un mundo que acaba de sufrir un colapso de carácter nuclear en una versión alternativa y futurista del año 1988, tenemos que tratar de acabar con el responsable de todo este jaleo. Y para ello debemos adentrarnos en una torre que está custodiada por todos sus esbirros, un lugar que consta de cinco plantas que debemos ir sorteando para llegar a su zona más elevada. Un camino para nada sencillo, tal y como suele ocurrir en este tipo de producciones.
Una de las características más importantes y definitorias de este videojuego de desarrollo 2D clásico y scroll lateral y que la alejan de otras aventuras de estilo roguelike similares tiene que ver con una cifra: 18 minutos exactamente.
18 minutos para vivir… o morir repetidamente
¿Y eso por qué? Pues porque ese es el tiempo del que disponemos para llegar a lo alto de la torre y acabar con todo quisqui viviente antes de que al protagonista le estalle el corazón. Una cuenta atrás que queda debidamente indicada en pantalla en todo momento (está localizada en la parte superior izquierda de la misma) y que, sinceramente y al menos a mí, es capaz de imprimir una permanente sensación de urgencia, de hacer todo a la mayor velocidad posible. Un giro de tuerca más que acentúa la ya de por sí exigente dificultad que propone el desarrollo del juego, que pone a prueba nuestra habilidad con el mando de manera constante.
El planteamiento de Black Future 88 es muy sencillo: debemos avanzar por una serie de estancias que se van generando de manera procedural eliminando a todos los rivales que allí aparecen para acceder a otra zona superior que, a la postre, nos va acercando a la cima de la torre. Y por supuesto, al final de cada planta nos está esperando un jefe final (o varios a la vez) armado hasta los dientes.
Por fortuna, el protagonista va bien equipado y es capaz de realizar una buena gama de acciones como el clásico doble salto o el también habitual dash, una acción gracias a la cual es capaz incluso de atravesar paredes. Pero lo más importante no es eso, obviamente, sino su capacidad para ir recolectando un arsenal de lo más completo (rayos de varias clases distintas, rifles de plasma, lanzamisiles, etc.) que, además, puede ir evolucionando para dar vida a armas cada vez más raras y eficaces.
Su estilo retro es realmente atractivo
Eso sí, de primeras nunca tendremos claro las características de cada arma con la que nos equipemos, por lo que es necesario experimentar primero con cada una de ellas para comprobar su poder, alcance, retroceso, etc. Esto puede no terminar de agradar a todos los jugadores, pero tampoco pienso que sea algo necesariamente malo: simplemente se acentúa el factor sorpresa. Además estas armas gozan de autoapuntado, una habilidad que más de uno pensará que facilita mucho las cosas (de hecho, es así realmente) pero que, os lo aseguro, no provoca que el título sea precisamente un paseo por el parque, más bien lo contrario.
Morir forma parte de la aventura, y es posible considerar este hecho como un elemento más del juego, algo que sucede en el 99% de este tipo de producciones pertenecientes al género roguelike. Sin embargo y a pesar de eso la sensación de progreso está muy bien conseguida, dado que nuestro personaje va aumentando su nivel de experiencia con cada partida y, entre otras cosas, gracias a esto podemos ir habilitando a nuevos protagonistas controlables, cada uno con características algo diferentes. Y por si fuera poco, a esto se suma la posibilidad de poder ir haciendo acopio de diversas habilidades especiales (mayor resistencia a las explosiones, reflejar proyectiles, etc.) con las que también podemos equiparnos y, lo mejor, poder jugar en cooperativo local, una opción que siempre es muy bien recibida y que se comporta de manera perfecta.
Y para que no falte de nada, los desarrolladores también han integrado otras funciones y elementos de juego interesantes como la posibilidad de ir almacenando dinero para adquirir nuevos objetos y armas en las tiendas de turno, acceder a mapas que nos permiten teletransportarnos a puntos concretos del mismo y demás detalles que terminan dando forma a un título muy atractivo dentro de su estilo… pero que no está exento de ciertos defectos menores. El primero tiene que ver con el caos que, de vez en cuando, se forma en pantalla, siendo en ocasiones un poco complicado adivinar nuestra posición, la de nuestro compañero si jugamos a dobles y la de los enemigos que gozan de una mayor movilidad (e incluso de la capacidad de teletransportarse).
Otro problema tiene que ver con la sensación de repetición que se apodera de nosotros al cabo de unas horas. Sí, seguramente pensaréis que eso es algo que normalmente está ligado al género en sí… y no os falta razón. Pero en este caso, el hecho de que los niveles sean parecidísimos entre sí y que los rivales tampoco es que sean los más variados del mundo acaban acentuando esta sensación más de lo que sería deseable.
En cambio, donde resulta más complicado poner alguna pega importante a Black Future 88 es a su acabado visual… siempre que os guste lo que propone. Es decir, luces de neón muy abundantes, rayos y disparos por doquier, robots por todas partes y una ambientación de estética cyberpunk son las notas predominantes de esta obra, la cual además goza de un estilo retro muy atractivo y animaciones muy trabajadas para los personajes. Un trabajo notable al que se une una parcela sonora no tan buena pero igualmente competente, sobresaliendo las melodías que nos acompañan durante todas las partidas y que se amoldan perfectamente al estilo visual que ostenta el juego y unos efectos sonoros bien realizados.
Black Future 88 y su estilo roguelike se presenta en Switch y PC con muy buenas maneras, siendo una obra bastante notable dentro de su género y que consigue destacar por diversos aspectos jugables, como por ejemplo el hecho de tener que acabar el juego en menos de 18 minutos. Su interesante planteamiento jugable, magnífica ambientación cyberpunk de carácter retro y el imponente arsenal que podemos llegar a usar quedan un pelín enturbiados por defectos menores como la sensación de reiteración y cierta monotonía que acaba padeciendo la aventura.
- Interesantes mecánicas jugables y amplio arsenal
- La estética de corte cyberpunk de estilo pixel art es vistosa
- A veces resulta caótico lo que sucede en pantalla y cuesta un poco seguir la acción
- Poca variedad de escenarios y cierta sensación de repetición
