PlayerUnknown's Battlegrounds llega a PS4 un año después de su desembarco en el Xbox Game Preview de Xbox One. ¿Ha valido la pena la espera? El juego que hizo mainstream el género battle royale encuentra un panorama muy distinto en la industria al que disfrutaba hace justo un año, pero sigue siendo uno de los videojuegos más jugados del momento. Te contamos cómo le ha ido a PUBG en PS4 en nuestro análisis.
Simplificar el éxito de Fortnite Battle Royale en diciembre de 2018 por su gratuidad ya es una afirmación de una simpleza tal que no sería seria para un portal como 3DJuegos. Sin embargo, nadie puede negar que el éxito de Epic no sería el mismo sin la aparición previa de PlayerUnknown's Battlegrounds, y que aunque la batalla del battle royale parezca más que ganada por F2P, no hay que olvidar que el videojuego de Brendan Greene y la PUBG Corporation ya ha conseguido vender más de 40 millones de unidades en todos los sistemas en los que se ha estrenado de pago (con más de 30 millones de usuarios diarios en su meritoria versión para móvil). ¿Qué le espera en su estreno en PS4?
Naturalmente, una llegada más apacible que el aterrizaje de PUBG en el Xbox Game Preview, con un videojuego de estreno que ya ha finalizado su desarrollo y que quiere mostrar a los jugadores de PS4 sus indiscutibles virtudes jugables. El título llega a la circuitería de PlayStation acomodándose a las bondades de la consola original y PS4 Pro, ofreciendo una versión óptima del videojuego de supervivencia y con todos los elementos que se han ido lanzando hasta la fecha en consola, incluyendo el útil modo entrenamiento o la llegada de Sanhok y el cuarto y nevado mapa del software. Sin embargo, lo mejor es comenzar por lo más básico y explicar qué te vas a encontrar en PlayerUnknown’s Battlegrounds.
Todos contra todos
¿En qué consiste PUBG exactamente? Es simple: 100 jugadores desarmados son lanzados a un inmenso mapa en el que deberán explorar las distintas localizaciones para encontrar armas, equipo y accesorios que le permita sobrevivir hasta ser el último en pie. O dicho de otra forma: 99 pierden, uno gana y cena pollo. Hay tres escenarios en la actualidad, uno basado en una suerte de isla rusa llamada Erangel y un entorno seco y desértico llamado Miramar. El tercero, Sanhok, nos lleva a batallar en una exótica isla ideal para partidas más cortas.
La estrategia a seguir es simple: deberás estar atento, ser astuto y estudiar a tus rivales para poder poner fin a su avance y acercarte un poco más a la victoria. ¿Impera el perfil del jugador pasivo y defensivo? Francamente, sí, pero para evitar situaciones en las que un usuario no se mueve en toda la partida, PUBG va acortando la zona de juego de temporalmente, haciendo, cada vez, un mapeado más pequeño; los jugadores fuera del círculo pierden vida, acrecentando el castigo según se achica el mapa.
PlayerUnknown's Battlegrounds es puro entretenimiento
Puedes jugar en solitario, pero también por parejas, tríos o equipos de cuatro, lo que te llevará a enfrentarte a 50, 33 o 25 escuadras rivales, respectivamente. La colaboración y comunicación serán vitales para el éxito: podrás compartir recursos, conducir algunos de los vehículos de tierra y mar distribuidos por el escenario e intentar crear tus propias estrategias para hacer caer a nuevos rivales en tus redes. No siempre gana el más inteligente, pero sí que puedo garantizarte que los más descerebrado son, siempre, los primeros en caer.
Entiendo lo que, seguramente, estás pensando: ¿Es para tanto? Yo también pensé lo mismo cuando me enteré de la mecánica tras Playerunknown's Battlegrounds, pero la verdad es que hay pocas experiencias más intensas que la de estar entre los 10 o 20 últimos jugadores de la partida. Battlegrounds depara situaciones inesperadas en cada encuentro, y solo tu buen ojo e intuición te llevarán a ser el último superviviente. Por supuesto, más allá de las recompensas, poco importa que mates a diez o quince en tu partida: lo importante es que mates al último.
PUBG te ofrece unas 30 armas distintas, pasando por rifles de asalto, rifles de precisión, pistolas, escopetas o subfusiles. Será importante especializarte en todo lo que puedas, puesto que no siempre tendrás la ocasión de encontrar tu opción predilecta en el campo de batalla. Durante la partida se lanzarán contenedores que incluyen sobresalientes accesorios y equipo, que podrían ayudarte a hacerte con la victoria y comer pollo caliente, pero el riesgo de buscar un contenedor es obvio: todo el mundo quiere equiparse bien y acudirá a la vez.
Guerra en Erangel y Miramar
Sin embargo, y siendo tan difícil ganar en Battlegrounds, lamento que Bluehole no apueste por una recompensa acorde al desafío. Dada la experiencia, puedo entender (y creo que es hasta deliciosamente irónico) que no haya premio para el segundo o el tercer superviviente de la partida, pero no puedo comprender que el primero no pueda obtener más que meros puntos y un mensaje de felicitación, el del famoso pollo, por ser el vencedor. Aunque no es el único, creo que es el mayor problema que atesora la producción.
Desgraciadamente, las cajas de botín, a las que se accede con dinero obtenido en las propias partidas, son indiscutiblemente caras. Por supuesto, hay una clasificación global y estadísticas a consultar que puedes mejorar según juegas, pero creo que no es suficiente para estimular las ganas de lanzarse en paracaídas más allá de la propia partida que vas a jugar. Sobre los mapas, creo que no se le puede achacar a los desarrolladores que el producto, de precio reducido, recuerdo, tenga tres escenarios. El cuarto, un entorno nevado del que poco se sabe más allá de lo mostrado en el E3 y presentado en los The Game Awards 2018, está siendo probado en los servidores de prueba.
Erangel, por ejemplo, mide 8 kilómetros de largo y ancho, y contiene cuatro ciudades distintas y un buen puñado de emplazamientos ya icónicos que podrían ser parte de los escenarios de cualquier otro videojuego competitivo (como la escuela, la base militar o la zona de ruinas). ¿Se podrían haber creado más mapas? Claro, pero creo que el trabajo que hay en los tres escogidos, nueve meses por cada uno de ellos según la PUBG Corporation, podría justifica la cifra.
Miramar igual: se habló de un extensión de 4 por 4 kilómetros, pero se decidió ampliar hasta los 8 x 8 para dar cobijo a los 100 guerreros de cada partida. También tiene varias ciudades (alguna muy destacable como Los Leones, que parece una auténtica zona de guerra), la base militar o la estación eléctrica. A pesar de la extensión, el único problema que veo en los escenarios es que la localización y la ambientación pueda llegar a aburrir a los jugadores, pero el tiempo y la llegada de nuevos mapas podrían ayudar a evitar la desidia.
Ha marcado una época en el multijugador para PC y quiere repetir en consolas
Sanhok pareció la respuesta de PUBG Corporation a las exigencias de un mercado que parecía que se les escapaba con el éxito de Fortnite Battle Royale. Nació con una extensión de 4x4 kilómetros, se vistió de un entorno exótico y se lanzó para crear partidas más cortas que las habituales que se juegan en Miramar y Erangel. El éxito ha sido claro, y aporta una mecánica distinta a la que que ya conocíamos de PUBG. Ofrece construcciones muy originales e inéditas en el juego, con una orografía interesante que depara grandes y épicos enfrentamientos finales. Veremos si el cuarto mapa es capaz de añadir una nueva capa de estrategia al juego y diferenciarlo aún más de su competencia.
Que la recompensa no justifique volver y, a pesar de ello, regresemos, puede mostrar la principal bondad de PUBG: es puro entretenimiento. En solitario o acompañado, la experiencia siempre es distinta y gratificante, y el espectro de decisiones y circunstancias dadas en cada encontronazo son enormes. Escuchar en la habitación contigua a un rival armándose mientras apuntas a la puerta; esperar en una ventana un jugador despistado o el enfrentamiento final en una partida, agazapado en una esquina que crees, más o menos, segura… es impagable.
Winner winner… Chicken dinner!
Battlegrounds, además, es pura contradicción jugable: todos relacionamos que la acción en un juego de disparos ayuda al título a hacerlo más divertido, pero puedo garantizar que las mejores partidas que he vivido en PUBG son las que apenas he escuchado un disparo. Recuerdo una partida con Álvaro Castellano en la que aguantamos más de diez minutos siendo una de las últimas diez parejas de la partida en una minúscula casa de Erangel en medio del campo. Desde sus minúsculas ventanas podíamos ver cómo pasábamos inadvertidos entre el resto de rivales, que se mataban mientras nosotros, agachados, optamos por sobrevivir para intentar comer pollo.
En otra, decido meterme en una isla de casas en la que veo que otros usuarios han aparcado sus jeeps y buggys. Al entrar en la primera, comienzan a acribillar la puerta y el alféizar de la ventana a pocos centímetros de mi casco. Los tímidos movimientos que hago para intentar buscar al enemigo son correspondidos con más pólvora. Paso más de cinco minutos dentro de la pequeña construcción viendo como los rivales acaban con el resto de ventanas y me intentan intimidar con granadas, pero resisto vivo hasta que la zona azul, imparable, viene a por todos los enfrascados en nuestra pequeña guerra.
Entonces, ¿qué es lo que engancha? La supervivencia. La inseguridad que impera en cada segundo de juego; el ver a otros rivales creer que nadie los observa mientras tú les apuntas con tu mirilla de X6 a un click de volarle los sesos. La colaboración con otros compañeros y salvarlos entre un río de balas enemigas o los tiroteos imposibles a bordo de un Dacia cutre. Todo eso es PUBG, pero puede ser mucho más según el tipo de jugador que seas. Diré, además, que el acceso es facilísimo: aunque la idea nace en ARMA 3, el chiquillo de Greene es mucho más amable con los nuevos que la creación de Bohemia Interactive.
El trabajo técnico del software ha terminado con buen final en PlayStation 4, mostrando sus mejores virtudes en la versión de PS4 Pro, llevando el software a la resolución máxima del sistema y unos fluidos 30fps que, más allá de los aterrizajes, no suelen verse comprometidos. Dado el uso del pad, los desarrolladores podrían haber tomado elementos de la versión de PUBG en móvil para acomodar un poco más el control, pero la realidad es el uso del mando está optimizado para la experiencia, actualizando y mejorando elementos a la hora de gestionar tus armas con respecto a la comodidad de un teclado y un ratón.
La inseguridad que impera en cada segundo de juego engancha
Otra de las bondades de la versión de consola de Battlegrounds es que el entorno de PUBG en PS Network es mucho más seguro que el de Steam, lo que ayuda a obviar los molestos tramposos que tanto preocupan a la PUBG Corporation y su comunidad de jugadores y contra los que tanto han luchado en los últimos tiempos. En todo caso, PUBG es lo que es: uno de los grandes fenómenos de los últimos tiempos que, a pesar de haber sido eclipsado por una competencia que no esperaba y que no dudó en copiar la fórmula sin pudor alguno, sigue teniendo una base de jugadores y ventas sólidas que justifican su presencia en consola. Se trata de una experiencia que, sea en ordenador, PS4 o Xbox, vale la pena probar y comprender.
PlayerUnknown's Battlegrounds es entretenimiento puro. Tres ingredientes: 100 jugadores, 99 perdedores y un solo vencedor que deparan infinitas circunstancias e historias en cada partida. Dos mapas gigantescos, uno de dimensiones reducidas, unas 30 armas y la posibilidad de llevarlo al territorio del juego en equipo para dos, tres y cuatro usuarios, lo que cambia por completo la identidad de PUBG. Copiado hasta la saciedad por todos en los últimos tiempos, ha marcado una época en el multijugador para PC y quiere repetir en consolas. Le ha fallado su torpe presentación y la poca recompensa para los vencedores, pero poco importa cuando la experiencia es tan grata.
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- A pesar de lo complicado que es ganar, el premio no es gratificante
- Aunque son mapas enormes podrían aburrir al usuario
