Conviértete en un tiburón y desata el caos en este divertido juego de acción RPG que te da libertad para explorar las aguas de un mundo repleto de enemigos. Pero en el análisis de Maneater descubrirás que son los cazadores quienes deben tener miedo de la criatura bestial a la que guías.
Me declaro culpable. Aunque son absurdas a más no poder disfruto como un niño de las películas de Sharknado y otras cutreces del estilo, así que cuando alguien me promete que voy a encarnar a un tiburón capaz de engullir a cientos de inocentes de las formas más variopintas imaginables…. bueno, ¿dónde tengo que firmar? Y justo eso ofrece Maneater. Un disparatado juego de acción arcade con tintes RPG que ofrece justo lo que promete: una matanza indiscriminada de humanos y otras criaturas marinas en la piel de un escualo que crece y evoluciona al ritmo de sus sanguinolentos banquetes. Por el camino hay mucha exploración y coleccionables que ayudan a aumentar nuestro poder, así como enemigos que nos pondrán las cosas difíciles en momentos puntuales de la acción, pero la esencia es exactamente esa: comer, devorar y triturar a todo ser vivo que se cruce en tu camino. Suena genial, ¿verdad? Cuesta no pasarlo bien en este alocado videojuego de Tripwire Interactive, pero también es difícil no sentirse decepcionado cuando ves que no saca provecho a una idea tan divertida y potente como esta.
El mayor problema de Maneater es que no sabe crecer al ritmo de su fiero protagonista volviéndose una experiencia repetitiva con demasiada rapidez. Sigue siendo divertido, sí, porque devorar a pobres bañistas tiene su macabro encanto; pero es una pena que se quede en la superficie. A todos los niveles además, pues es tan simple en el diseño de sus misiones como lo es en las mecánicas de combate o la experiencia RPG. Repites una y otra vez las mismas acciones, sin apenas variaciones, durante las cerca de 10-12 horas que puede durar la aventura principal y, al final, casi que actúas de forma mecánica sin terminar de disfrutar del todo de esa carnicería que acontece en pantalla. Es una lástima. Como digo es una experiencia divertida que de, alguna forma, te incita a seguir otro poco más aunque solo sea para ver la siguiente gran evolución del escualo, pero más allá de eso… nada.
Un tiburón gigante... ¡y con poderes especiales!
Como en la historia de Moby Dick, en Maneater nos encontramos con un cazador que se ha obsesionado con nuestro pequeño tiburón lamia, al que quiere ver muerto cueste lo que cueste. A partir de ahí no hay mucho más que contar. Debes alimentarte sin cesar para crecer y aumentar tu poder con el único fin de derrotar a los cazadores que osen amenazar tu supremacía en las aguas. La excusa perfecta para desatar tu frenesí asesino en playas, pantanos, parques temáticos y otros tantos lugares variopintos bien diseñados, con montones de recovecos que apetece explorar, pero como decía, sin mucho que hacer en ellos más allá de devorar a quienquiera que tenga la mala fortuna de ponerse de por medio. En esencia es lo que todos queremos.
Aquí hemos venido a comernos a cuantos más bañistas mejor, pero Maneater tiene un par de momentos argumentales que no están nada mal, que muestran el grado de locura del antagonista, y es una pena que no se haya explorado más esa faceta de la historia. Sobre todo porque estos escasos momentos suelen dar paso a desafíos que rompen, aunque sea un poco, con la monotonía de nadar, comer, nadar, comer… y así hasta el infinito. Tener la oportunidad de enfrentarse a un rival que exige de ti que uses las esquivas, que lo ataques de una forma distinta, o que huyas en busca de carnaza con la que sanar tus heridas para retomar la lucha se siente genial; pero puedes contar esos combates con los dedos de una mano, y aún te sobran unos cuantos.
Maneater no se esfuerza lo más mínimo en cambiar su acción. En cada una de las siete zonas de juego vas a encontrar los mismos retos: hay cofres con nutrientes, necesarios para evolucionar y mejorar al tiburón; matrículas con recompensas similares, zonas de interés turístico que, al menos, contribuyen a hacerte sonreír con algunas locas descripciones de los no menos locos lugares que verás en las profundidades marinas, y enemigos especiales que debes cazar, aunque de especiales tienen poco, ya que suelen ser las mismas criaturas marinas o humanos con los que te cruzas constantemente. ¿Qué pasa con las misiones principales? son exactamente lo mismo. Cómete a diez tortugas, y luego a diez focas, y luego a otras tantas doradas o el pez que se te pase por la cabeza.
Hay muy pocas variaciones, como mucho, batirte en duelo contra un enemigo más poderoso de lo habitual; pero esto después de unas cuantas horas de juego puede volverse algo tedioso. Por supuesto, la acción es tan rápida que te lo pasas bien explorando los escenarios o masacrando inocentes. Es aquí donde más disfrutas un juego que hasta te permite saltar a tierra o un barco para devorar a los bañistas, emulando así una de las escenas más recordadas de la mítica Tiburón. Todo ello mientras ves crecer a una criatura que pasará de medir poco más de un metro a rozar los diez de longitud. Un auténtico monstruo que además puede evolucionar aprendiendo nuevas formas de atacar y defenderse de los enemigos que le rodean. Pero no esperéis aquí una personalización muy elevada. Hay unas pocas "piezas de equipo" que son cráneos, aletas, colas o mandíbulas; además de poderes especiales como las embestidas acorazadas, con las que podrás derribar a un barco con un par de golpes.
Cada vez que visites la guarida del escualo podrás cambiar el equipo y mejorar el mismo con los nutrientes que obtienes al cumplir objetivos y alimentarte de otras criaturas. Nada especialmente profundo, es verdad, pero al menos consigue que quieras descubrir nuevas mejoras, aunque solo sea por ver cómo cambia la estética del tiburón. ¿El combate? Más de lo mismo. Prometedor, pero en última instancia demasiado simple. Puedes embestir, golpear con la cola, morder y usar esquivas. No hay más en unas batallas que como el resto de elementos de juego terminan volviéndose muy repetitivas. Hay combates duros, sí, porque te enfrentas a criaturas de mayor nivel con mucha más resistencia, pero salvo esos momentos especiales de los que hablaba antes poca emoción vas a encontrar en la lucha, aunque sí mucho disfrute cuanto más caos hay a tu alrededor. Para más inri, el control a veces se siente tosco y la cámara puede ser un problema en los momentos de máxima tensión, cuando otras criaturas cargan contra ti a gran velocidad.
Maneater se hace fuerte cuanto más descarnada se vuelve su acción, con bañistas huyendo de ti y cazadores tratando de no caer de sus barcos. Como el buen cine cutre protagonizado por criaturas imposibles, ver a una bestia como este tiburón masacrando inocentes es un espectáculo de lo más divertido. Sabes que podría ser mejor, que tiene sus fallos, pero el juego de Tripwire posee ese raro encanto que te motiva a seguir jugando pese a los defectos y la sensación de tedio. A esto ayuda mucho su vistoso apartado visual, con algún que otro momento gore de lo más divertido, así como el locutor que narra nuestras andanzas en español como si de un programa sobre tiburones se tratase. Es verdad que llega un punto en el que muchos de sus chistes acaban repitiéndose en exceso, pero durante la partida, me ha hecho sonreír en más de una ocasión. Sobre todo cuando ves ocultas referencias al cine y otros videojuegos.
Tras haber devorado a cientos de inocentes en la piel de un tiburón implacable no podemos negar que Maneater es un videojuego de acción de lo más divertido, pero pese a su delirante encanto y a hacer realidad las sangrientas fantasías de muchos aficionados, cuesta no sentirse algo decepcionado con este juego de Tripwire. Es divertido, sí, pero también muy repetitivo y simple en su acción. Con algo más de variedad y unos combates más elaboradoras, el resultado final habría sido mucho mejor.
Comprar Maneater- Es muy divertido causar el caos entre los bañistas y los cazadores
- La sensación de progreso: ver cómo el tiburón es cada vez más grande y poderoso
- Nula variedad en la acción: las misiones apenas cambian durante toda la aventura
- El combate se siente algo simple; habría estado genial tener más opciones y más desafíos
- Aunque se agradecen las opciones de personalización, no son tantas como esperábamos
