La obra de Cellar Door Games llega por fin en su versión 1.0 con una secuela perfectamente justificada, llena de nuevos alicientes para volver a este roguelite. Descubre todas las mejoras y novedades en nuestro análisis de Rogue Legacy 2.
Han pasado casi diez años desde el lanzamiento del primer Rogue Legacy y un sinfín de roguelikes y roguelites. No os voy a engañar, eso hace que el factor sorpresa que supuso este género en su apogeo se haya perdido un poco en todo este tiempo. Cuando salió Rogue Legacy, su frescura era inusitada. Ahora esa misma estructura nos es familiar y, en algunos casos, hasta demasiado. Por tanto, si quieres ser un roguelite en 2022 necesitas otros valores. Y Rogue Legacy 2 los tiene. Tiene más que eso. Pensaba que la nueva obra de Cellar Door Games sería la tradicional segunda parte, que remoza el aspecto gráfico para ofrecer exactamente la misma experiencia. Y aunque todo recuerda al primer juego, hay tantos cambios y añadidos que se justifica perfectamente esta segunda parte.
Para los nuevos jugadores, Rogue Legacy 2 parte de la misma premisa: adentrarnos en El Reino, un lugar en decadencia que se conforma por mazmorras aleatorias y que, cuando muramos, pasaremos a controlar a nuestra descendencia, que en parte absorberá algunas de nuestras características. Casi todos los elementos del original están aquí, heredando tanto rasgos positivos como negativos para nuestro héroe: por ejemplo, la habilidad de ganar más dinero o ser más fuerte, pero también la de tener vértigo y ver todo el mapa al revés o tener los huesos frágiles y sufrir daño en las caídas.
Así el juego se equilibraba para dar variedad y desafíos distintos a cada aventura. Y creo que esa ha sido la verdadera característica que ha querido potenciar el estudio: variedad. Porque Rogue Legacy 2 logra que, aunque empecemos desde el principio, haya suficientes alicientes para que no dé esa clásica pereza de "hay que volver a comenzar una nueva run". ¿Cómo lo hace? Cómo no lo hace, más bien, porque hay de todo. Un sistema de mejoras permanentes creando nuestro propio castillo, en el que desbloqueamos nuevas clases de héroes (bárbaro, mago, duelista, arquero, asesino, chef…) hasta quince en total. Solo esto ya promete que cada partida posea su propio espíritu y a menudo te encontrarás en situaciones que son más fáciles de contrarrestar con una clase u otra.
Cada clase se siente verdaderamente única: los caballeros son equilibrados y con su espadón se aseguran de hacer daño en todo momento a buen ritmo, mientras que los bárbaros son capaces de asestar golpes muy poderosos, con la diferencia de que al saltar no hacen tanto daño. Los duelistas son muy rápidos y los magos o arqueros perfectos para los ataques a distancia. Aunque muchas partidas podrás jugar con el que más te guste de los que se ofrecen, no es extraño que, cuando vayas a encarar la partida a un boss, vayas buscando uno en particular que sea afín con la estrategia que has descubierto y te permita explotar su debilidad.
Un legado aleatorio
Antes de embarcar al Reino, tenemos varias tiendas con las que desbloquear habilidades y plantillas que encontraremos en las mazmorras. Me ha sorprendido el toque metroidvania que tiene ahora Rogue Legacy 2. Gracias a una serie de habilidades únicas llamadas heirlooms (como un rápido dash o unas botas que te permiten rebotar más alto), podrás acceder a partes del castillo antes bloqueadas, sugiriendo mejor el ritmo y la dirección de tu partida. No paran de suceder eventos; incluso para conseguir estas habilidades, el juego prepara una serie de desafíos extra que ponen a prueba tus habilidades plataformeras, por ejemplo.
Se nota el equilibrio conseguido gracias a todo el tiempo que el juego ha estado en Early Access, porque el ritmo está muy medido para que siempre consigas algo nuevo cuando crees que todo se va a volver repetitivo. Siempre hay una clase nueva que desbloquear, una mejora que te va a ayudar a llegar al jefe y, a todo ello, se le añaden las nuevas reliquias, que alteran los efectos de formas muy drásticas. Al principio, como el juego nos oculta la información, será un auténtico caos, pero cuando controlemos sus efectos, tendremos a un personaje que empezará a acumular sinergias para sobrevivir perfectamente a cada uno de los niveles que van aumentando mucho de dificultad.
Se nota el equilibrio conseguido gracias a todo el tiempo que el juego ha estado en Early Access
Poco a poco, te vas dando cuenta de que Rogue Legacy es un juego de objetivos, donde lo más importante es leer el mapa. Muchas partidas las dedicas a subir de nivel, sobre todo al principio, o conseguir sobrevivir dando vueltas hasta acumular suficiente oro y materiales. En el camino, incluso, te encontrarás desafíos como los cofres especiales que te proponen pruebas de habilidad o incluso de puzles que solucionar en un determinado orden o tiempo. Otras veces, cuando estés preparado, lo ideal es dirigirse lo más rápido posible al jefe de la zona, intentando ir en las mejores condiciones posibles. Todo para conseguir reunir los estuarios que abren las puertas de la sala del trono. Porque sí, Rogue Legacy 2 tiene algo más de historia; no una muy profunda, pero sí más trabajada que su primera parte.
Si a ello le sumamos los nuevos y ampliados biomas, lo cierto es que Rogue Legacy es el clásico juego que quieres tener instalado siempre para echar unas cuantas partidas. Se agradece y mucho el cambio en el aspecto visual que ahora se ha renovado con un estilo 2.5D muy peculiar, con fondos dibujados a mano tras personajes 3D que no lo parecen y un set de animaciones muy conseguidos y que responde bien a los mandos.
Quitando la fatiga personal de roguelites, realmente es difícil encontrar fallos en esta fórmula. Sí es verdad que, como el primer juego, hay rasgos hereditarios que terminan por cansar. Para ello, el estudio ha fomentado el riesgo/recompensa, pero lo cierto es que sigue cansando a la larga jugar partidas con la pantalla al revés o con un personaje pacifista, que pueden estar bien para conseguir más oro, pero no divierten tanto en el proceso. A su vez, como algunos roguelite, el desafío está presente, pero no solo depende de tu habilidad. Tarde o temprano, a medida que te hagas poderoso, serás capaz de solventar todos esos obstáculos que antes parecían imposibles.
Rogue Legacy 2 sorprende. Muchos lo saben ya dada su condición de juego en Acceso Anticipado. Pero ha merecido la pena la espera a la versión 1.0 en la que todo funciona como un reloj. Es curioso porque sí, Rogue Legacy 2 es una secuela, pero aporta tantas novedades y mejoras que el primer juego se siente ahora esquelético. La sensación de adentrarte en una mazmorra aleatoria con tu descendencia es la misma, pero cambia todo lo demás gracias a un diseño que no se ha conformado con pulir, sino que ha mezclado el roguelite con elementos propios del metroidvania y profundizando en sus características RPG. El resultado es un juego divertido, cuidado y que siempre te convence de echar otra partida más.
Rogue Legacy 2 es el resultado de coger la misma fórmula del roguelite que cautivó hace casi una década y reforzarla todo lo posible. No solo ha logrado mejorar en todos los aspectos a la primera parte, sino que le ha añadido elementos que crean una identidad propia, mezclando su estilo con el de un metroidvania con poderes permanentes. El juego quiere (y logra) ofrecer variedad en clases, partidas, objetos y características para que su estructura roguelite no aburra en ningún momento y siempre tengamos algo nuevo en cada nuevo recorrido. Sin duda, esta secuela escondía más sorpresas de las que esperábamos.
- Como su primera parte, es un roguelite en el que nos enfrentamos a mazmorras aleatorias.
- Absorbemos fortalezas y debilidades en nuestra descendencia.
- El aporte de elementos propios del metroidvania le sienta genial a la fórmula.
- El apartado visual ha mejorado muchísimo.
- Sigue habiendo algunos elementos superfluos y partidas que se avanza poco.
