Maxis te brinda la oportunidad de sumergirte en tus propias Aventuras Galácticas. La primera expansión de Spore no sólo son un puñado de quests nuevas, más o menos inspiradas, sino que también representa la introducción de una herramienta mediante la cual seremos nosotros mismos quienes creemos los desafíos.
Tras la aparición de Spore se abría a las puertas de Maxis la posibilidad de explotar un nuevo filón comercial, al margen de Los Sims, en forma de expansiones y contenidos extra. La primera respuesta ha sido Aventuras Galácticas, cualquier cosa menos un add-on al uso.
Con este primer contenido para Spore disfrutaremos de un buen número de misiones para el último estadio del videojuego, el galáctico, pero también de la bienvenida adición de una herramienta con la que poder ser todavía un poco más creativos con nuestras civilizaciones.
La Guerra de las Galaxias
Como ya hemos señalado Aventuras Galácticas se centra en la última parte del Spore original, sin embargo, no nos obliga a superar todos los anteriores estadios para alcanzar la fase galáctica, y es que nos permitirá iniciar nuevos planetas ya sea desde el Estadio Celular o desde el quinto y último, Estadio Galáctico. Así pues podemos elegir una civilización cualquiera, nueva o vieja, y disputar las nuevas misiones que se proponen, o personalizar y emplear las que creemos.
En primer lugar debemos destacar que las nuevas misiones son rápidamente accesibles desde el menú principal del videojuego, y ofrecen un liviano entretenimiento directo y breve que parece más centrado en la acción directa que en la estrategia. Los encargos versan en su mayoría sobre proteger criaturas aliadas, atacar a las enemigas, conversar con otros NPCs o brindarles algún objeto que necesiten.
El entretenimiento que estas nuevas misiones aportan es incuestionable, aunque también hay que dejar claro que el resultado final de todas ellas es más bien irregular. Algunas brillan y ofrecen planteamientos divertidos y originales, mientras que otras son aburridas, pobres y de difícil justificación. En general parece que todos estos encargos funcionan más como ejemplos de lo que podemos hacer con el editor de misiones, que como verdadero contenido.
Sin embargo hay un par de elementos que se han añadido y que resultan agradecidas incorporaciones a la fórmula. En el Spore original los viajes entre un planeta y otro se realizaban sin mayor oposición por parte del enemigo, sencillamente se pinchaba sobre el punto de salida al que queríamos llegar y asistíamos a un viaje tranquilo y placentero. En esta ocasión hay batallas entre navíos espaciales, que no permiten un gran control por nuestra parte, pero que generan una agradable variación para dotar de diversidad y emoción a los viajes espaciales. El segundo elemento que se incorpora en esta ocasión tiene que ver con una cierta inyección rolera al conjunto, que ayuda a que éste no se torne plano e intrascendente. Según vayamos cumpliendo misiones y accediendo a nuevos objetivos, nuestro capitán irá progresando en experiencia, lo que generará el necesario acceso a nuevas armas y equipamientos.
Jugando a Ser Dios
Por otra parte cuando jugábamos a Spore uno de los elementos que más redondos y acertados nos parecieron fue el de la edición y personalización, ya fuera de personajes, edificios o vehículos. Como ya se sabe Aventuras Galácticas llega con la intención de expandir esta parte, y lo hace con unas herramientas más profundas y complejas que las del original.
En primer lugar cabe destacar que el nuevo editor requiere de una curva de aprendizaje más pronunciada que la del propio Spore, debido fundamentalmente a su aridez en algunos elementos. Como ya comentamos en el avance podemos cambiar casi en su totalidad el clima y aspecto de los planetas, y poblarlos con las criaturas que creemos, que tendrán el aspecto y el carácter que deseemos.
Lo que tenemos en las manos son prácticamente las mismas herramientas que los chicos de Maxis han usado para crear la expansión, de modo que las limitaciones son escasas. Introducimos un puñado de objetivos, creamos la música y los efectos especiales y ya tenemos nuestra aventura. Podremos crear las escenas, separar las misiones en capítulos –un máximo de 8 actos- y hacer todo lo que nos parezca.
El título propone sus lógicas limitaciones a la hora de tratar de insuflar complejidad a la propuesta, y nos advierte de cuándo nos estamos pasando de la raya. Contamos también con herramientas para saber si la aventura será imposible de superar, y en líneas generales todo está dispuesto de una forma muy accesible para que, a pesar de la lógica profundidad y complicación del conjunto, tengamos la oportunidad de invertir un buen número de horas en crear aventuras que sólo están en nuestra imaginación.
La primera expansión de Spore triunfa al desmarcarse de lo que podría esperarse de un contenido de estas características. Maxis facilita al usuario un editor con el que poder crear sus propias aventuras que, si bien dista mucho de ser perfecto, ofertará un sin fin de horas para el aficionado.
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