Análisis de Army of Two The 40th Day

Electronic Arts ha declarado que el 2010 es el año de la guerra, y abre el fuego con Army of Two: The 40th Day. La segunda parte de las aventuras de Salem y Ríos ofrece un muy interesante “más y mejor” de lo que pudimos ver en el original, pero con el aliciente de un pulido de sus posibilidades que lo hace especialmente recomendable para los amantes del cooperativo.

Una de las grandes nuevas IP que ha construido Electronic Arts de cara a esta ya avanzada Next-Gen es Army of Two. El primer videojuego de las series surgió en marzo del 2008 consiguiendo unas ventas más que notables y obteniendo el aplauso generalizado de la crítica, haciéndose en su review de 3DJuegos con un merecido 8,6.

Ahora, casi dos años después, tenemos entre nosotros su secuela, The 40th Day con una nueva aventura de estos dos carismáticos, broncos y malhablados mercenarios. Quien espere novedades rompedoras va a llevarse una desilusión puesto que el videojuego conserva las mismas mecánicas jugables que le dieron la identidad en su momento a la primera parte, lo que este Army of Two 2 (de facto) sí supone, es una interesantísima mejora de lo que el original nos deparó en su momento: Lo que a día de hoy no es precisamente poco.

Zona de Guerra –Historia-
Conscientes de que la trama de Army of Two fue inmisericordemente machacada por ciertos sectores que estiman que el género de la acción necesita de mejores guiones -en 3DJuegos consideramos en su momento su historia como meramente rutinaria-, los chicos de EA Montreal se han “puesto las pilas” en términos de argumento consiguiendo convertir a The 40th Day en un título con una premisa atractiva y que implicará al jugador a pesar de seguir sin ser gran cosa.

Si no tenemos muy fresco el primer videojuego de las series es difícil recordar de qué trataba, puesto que su guión iba dando bandazos en un algo torpe conglomerado de traiciones, corporaciones de mercenarios e intentos terroristas que se desarrollaba en un período de tiempo muy largo. La segunda entrega está mucho más focalizada en un tiempo y un lugar concretos, ofreciendo una localización memorable como escenario de fondo, y contando a sus espaldas con una historia mucho más sugestiva.

Ríos y Salem se encuentran realizando un trabajo en Shangai para su propia agencia, recientemente fundada, cuando el infierno se desata. Una catástrofe de proporciones épicas y de causas poco probablemente atribuibles a la naturaleza azota la ciudad convirtiéndola en una auténtica Zona Cero, y dejando a nuestros dos héroes en mitad de este territorio demencial.

No profundizaremos mucho en el argumento para no revelar innecesarios spoilers, pero sí comentaremos que las catástrofes aparentemente naturales del videojuego tienen un misterio detrás sobre el que pivota buena parte del componente de suspense de la aventura, y también podemos decir que el título se convierte en líneas generales en una descarga de adrenalina casi constante.

¿Cómo se consigue esto? “Espera lo inesperado”: Más o menos ese podría ser el mensaje que se extrapola de The 40th Day, un videojuego en el que con intervalos breves asistiremos a nuevas explosiones, derrumbamientos y diferentes acciones espectaculares apoyadas por abundantes cambios de escenario, que ayudarán a consolidar el aparatoso marco del Shangai desolado en el que nos moveremos.

Puede que en este sentido el planteamiento suene de alguna forma a rutinario una vez más, pero cuenta con suficientes giros y ganchos como para mover el interés del jugador durante toda la campaña sin realizar grandes demostraciones narrativas o aspavientos, y cumpliendo su cometido con la corrección que se le exige a un lanzamiento de estas características.

Sin embargo uno de los escasos aditivos en términos de innovación que hacen que el videojuego obtenga el aprobado en este campo se deriva precisamente del tratamiento del guión, donde un giro sorpresivo del título plantea un sistema de moral francamente interesante en el que profundizaremos más adelante.

Ejército de D.O.S. –Aggro-
Si en su guión Army of Two: The 40th Day es el equivalente claro a películas de acción de los 80 como La Jungla de Cristal, Acorralado o Arma Letal, en su faceta jugable el título de EA Montreal vuelve a ofrecer su visión de lo que el género de los shooters ha deparado en esta primera mitad de la Next-Gen: Uso de coberturas, importancia de faceta cooperativa y presencia predominante del culto a las armas, traducido en su exhaustiva personalización.

Al comenzar el videojuego tendremos la opción de escoger uno de los tres cajones disponibles para partidas y de elegir también si queremos disputar nuestro Modo Campaña en solitario, acompañados por un amigo en pantalla dividida, por alguno de nuestros contactos a través de Xbox Live o PlayStation Network, y también si queremos hacerlo en partida pública a través de Internet, dejando que sea el propio videojuego el que nos busque al compañero.

Una vez hecho esto, y tras optar por un nivel de dificultad –Casual, Normal y Contratista-, deberemos decidir si queremos ser el gigantón Ríos o el espigado Salem, justo antes de saltar al terreno de guerra. Para los que ya disfrutaron del primer Army of Two recomendamos, sin duda, optar por el más alto, donde las tácticas de cobertura y distracción son las únicas armas para sobrevivir. Es con Contratista, por lo tanto, como se obtiene la verdadera experiencia de estos dos mercenarios, resultando los otros dos niveles de dificultad mucho más indulgentes con el jugador y en consonancia menos tácticos.

Así pues, y tras un tutorial ciertamente exiguo, empezaremos nuestra primera misión antes de que el infierno se desate. Ésta servirá para hacernos con los mandos en caso de debutar en la saga, o para refrescar nuestro conocimiento de los del juego original.

El sistema Aggro, de agresividad, vuelve por sus fueros en The 40th Day, ofreciendo una versión corregida y aumentada de lo que pudimos ver en el original. Para los que se acerquen al título por primera vez deberemos dejarles claro que en esencia se trata de distraer al enemigo con fuego de nuestro compañero, puesto que la práctica totalidad de la experiencia del título se desarrolla con los dos personajes conjuntamente, independientemente de si optamos por superar la campaña solos o acompañados.

El rótulo de la parte superior vuelve a hacer acto de presencia para marcarnos cuál de los dos protagonistas acapara la atención, dejando vía libre al otro personaje para avanzar, tomar posiciones o disparar a los enemigos sin atraer el fuego de los oponentes controlados por la IA. Esto se representa con los colores rojo y azul también sobre los propios personajes, y va oscilando en función de lo intenso de nuestra respuesta con las armas o de lo amenazador de nuestra posición para los enemigos.

Esto que, en esencia, parece muy simple es tremendamente divertido, y ya deparó buenos resultados en el original que se ven corroborados por la segunda parte. Jugarlo en solitario vuelve a ser divertido, en esta ocasión más por las mejoras de la IA aliada y enemiga, pero es especialmente adictivo con compañía humana, donde se pueden trazar las tácticas de forma más realista y eficaz, sin tener que recurrir a las limitadas órdenes que podemos enviar a nuestro compañero con la cruceta del pad.

Por otra parte otra de las mejoras que contempla el título en su faceta jugable responde a la mejora del interfaz. En la primera parte vimos algo que parecía responder a un buen comienzo para lo que luego sería el procedimiento de búsqueda de rutas de Dead Space. En esta ocasión todo es mucho más sofisticado y, lejos de que el GPS nos muestre únicamente el camino a seguir, también nos dará interesante información sobre nuestro entorno.

Si, por ejemplo, queremos información sobre un conglomerado de personajes en pantalla sólo tenemos que pulsar el botón Select para que aparezca información concreta sobre su condición de civiles o militares, amigos o enemigos, y también sobre sus rangos en caso de ser rivales, muy importante por el sistema de captura que describiremos a continuación.

Private War Contract –Moral y Multijugador-
Una de las principales adiciones de Army of Two: The 40th Day es su sistema de moral, un incentivo que se introduce en esta entrega y que si bien no goza de una profundidad exagerada, sí que ofrece las dosis justas de profundidad para aportar ligeros cambios en la frescura de la experiencia.

De este modo hay dos formas de proceder en el videojuego: Podemos ir a lo loco acabando con todos, civiles incluidos, o podemos tratar de minimizar las bajas tanto enemigas como no-militares. En líneas generales será muy interesante el salvar a todos los rehenes que encontremos de las garras de sus captores por el beneficio moral que se obtiene, y también para obtener pequeñas recompensas como armas o dinero para gastar.

Por otra parte también conviene acabar con el menor número de enemigos posibles, empleando siempre que podamos tácticas no violentas: Huelga decir que habrá infinidad de situaciones, la mayoría, en que este tipo de tácticas serán imposibles de llevar a cabo, pero también en ocasiones tendremos la oportunidad de asaltar con sigilo y poco a poco a nuestros enemigos cogiéndolos por la espalda, reduciéndolos y escogiendo si queremos acabar con su vida o convertirlos en rehenes dejándolos atados.

En este mismo orden de cosas hay situaciones netamente pensadas para obtener una respuesta emocional por parte del usuario, provocándole y obligándole a escoger un camino que no siempre es de forma clara moralmente positivo o negativo pero que acabará desequilibrando la balanza en una u otra dirección. A menudo no conoceremos los acontecimientos que provocan algunas de nuestras decisiones hasta que ya es demasiado tarde. Un punto muy agradable y maduro para el videojuego.

Por otra parte el multijugador en su faceta competitiva vuelve a ser un añadido útil para pasar unas horas, pero sin un peso específico suficientemente importante como para competir con la campaña y su cooperativo. Las modalidades multijugador versus son únicamente Enfrentamiento Cooperativo, Control –captura la bandera- y Zona Bélica –muy similar al de la primera parte-, todos ellos para ocho jugadores y con nombres muy descriptivos de lo que su experiencia jugable ofrece. Por otra parte también está disponible, a desbloquear, el denominado Extracción, para cuatro usuarios y que se liberará con un código incluido en la caja de quienes hayan reservado el lanzamiento.

Los mapas disponibles para estos modos multijugador de corte competitivo son seis: Consulado, Cruce de Caminos, Secuelas, Vértigo, Zoológico y Templo. Todos ellos, tanto mapas como modalidades, dan la sensación de ser un mero acompañamiento hecho poco menos que por obligación: Su calidad es más que aceptable para títulos de acción de empaque medio, pero palidecen ante la calidad del resto del videojuego.

Guerra del Siglo XXI -Gráficos y Tecnología-
En la faceta visual Army of Two ha experimentado el lógico salto que se esperaba tras los dos años de desarrollo con respecto a la primera parte, un avance claro y razonable aunque sin dejar grandes titulares.

El modelado de los dos protagonistas vuelve a ser el punto fuerte de la nueva entrega, y es que Ríos y Salem continúan siendo el foco de atención del título tanto en términos de diseño artístico como de ejecución técnica. Buenas animaciones –se han eliminado ciertos resquicios robóticos en las piernas al elevar algo la cámara- y muy buen acabado de texturas y ropas para ellos.

Sin embargo la auténtica reina de The 40th Day es la propia ciudad de Shangai, retratada con importante maestría. Quizá a nivel técnico se eche en falta algo más de detalle en las texturas, y es muy posible que algunos eleven con razón sus críticas hacia el cargado tardío de muchos elementos de los escenarios en ambas versiones, incluidos sus Hi-Res Textures, no obstante el decorado cumple con gran solvencia a la hora de localizar el videojuego en un solo lugar y no por ello dar la sensación de estar trillado, ser repetitivo o reciclado.

La única pega que se le puede poner al apartado técnico, aparte de alguna ocasional caída en el frame rate y de problemas con los dientes de sierra, es su cámara, algo caprichosa. No estamos seguros que el click en el stick derecho sea el mejor método para girarnos en algunas ocasiones, como al estar a cubierto, y en determinados momentos en que es más un estorbo que una ayuda, especialmente en escenarios estrechos.

En otro orden de cosas, en lo que se refiere al sonido, cabe mencionar que si bien la historia, como ya hemos mencionado con anterioridad, no es particularmente brillante sino más bien discreta, lo cierto es que los diálogos si rayan a un nivel superior. Ríos y Salem regalan algunas líneas francamente buenas y, en ocasiones, incluso divertidas; y el buen trabajo de doblaje para todos y cada uno de los personajes acompaña.

El sonido en su faceta de efectos es tan robusto como cabría esperar de un videojuego de Electronic Arts, faceta que habitualmente miman de sobremanera. Cada arma suena feroz y salvaje, con muy buenos ecos en función de dónde nos encontramos disparándolas. Por ponerle alguna pega nos hubiera gustado algo más de presencia en cuanto a volumen para determinados fusiles que, en ocasiones, suenan algo apagados.

La banda sonora sigue la misma línea de estos elementos y de todas las producciones de acción de EA, regalándonos la clásica alternancia entre temas frenéticos para los tiroteos, y algo más pausados para otro tipo de situaciones, eso sí, siempre con el sello de calidad de la marca.

Si Es Mejor Que la Primera Parte, ¿Por Qué Menos Nota? –Conclusiones-
Leyendo el lector el análisis habrá tenido la misma sensación que nosotros al jugar a Army of Two: The 40th Day: La secuela es superior al juego original. Sin embargo, ésta cuenta con menor nota que el primero. ¿Cuáles son los motivos? Lo chocante de este factor nos obliga a mencionarlo en las conclusiones del título.

El impacto de los videojuegos es muy importante para la redacción de 3DJuegos, especialmente por lo que hace referencia a la innovación y a su capacidad de sorprender y cautivar la atención del jugador, un apartado que vale el 10% de la nota como los lectores ya sabrán.

Por otra parte el hecho de que conserve las calificaciones técnicas, gráficas y de sonido responde únicamente a que, a pesar de la mejora más que obvia en todos los campos, los dos años transcurridos desde el original tienen que penalizarlo de algún modo.

De este modo la conclusión es obvia. El impacto de su primera parte en términos de innovación fue más que notable, haciéndose el título acreedor en este campo de un merecido 8, merced a la introducción de una serie de elementos de colaboración y representación gráfica como el Aggro, por ejemplo, que pocas veces habíamos visto en este formato en su momento, así como otros factores que repiten como la posibilidad de hacerse el muerto y un largo etcétera. La secuela cuenta de nuevo con estos elementos rompedores pero únicamente profundiza en ellos, no ofreciendo aspectos novedosos ni en lo visual, lo técnico o, por supuesto, lo jugable.

En este mismo sentido es muy interesante el aspecto de la personalización, que a partir de determinado momento puede acabar impulsando nuestra ansia por continuar en igual medida que la historia. La primera parte introdujo el elemento, pero es la segunda la que lo perfecciona con muchas más posibilidades a sus espaldas. Desde cambiar el aspecto físico del arma hasta añadir infinidad de gadgets a ésta, las posibilidades son amplias, llegando incluso a la posibilidad de agregar elementos que mejoren nuestras posibilidades cuerpo a cuerpo con ellas, como bayonetas, o explosivas, como los lanzagranadas adosados que repiten.

Por otra parte también es importante destacar que en términos de campaña ésta resulta, como ya hemos comentado, superior a la del original en solitario por las mejoras de la IA; y muy similar en términos de diversión cooperativa si la superamos acompañados. El modo historia de la secuela se prolonga por una duración similar a la de la primera parte, durándonos unas 6-8 horas dependiendo de nuestra habilidad en el nivel de dificultad medio, e incrementándose notablemente en el más alto por la necesidad de ser más cauteloso y, en definitiva, más fiel al espíritu Army of Two.