Si una consola quiere ser considerada como tal, no puede faltarle el respectivo videojuego exclusivo de Dragon Ball, y Wii ya lo tiene. Goku se va de aventura con wiimote y nunchuk a través de un beat 'em up donde rescata sus primeros años de vida. El Ejército del Lazo Rojo, el torneo de artes marciales, Pilaf, el malvado Piccolo... Una onda vital de fidelidad espera a los fieles seguidores de Goku en Revenge of King Piccolo.
Hemos llegado a un punto en el que se hace muy complicado contar los videojuegos basados en Dragon Ball. Desde 1986 hasta la actualidad, hemos visto a Goku protagonizar aventuras, juegos de lucha, RPG y aventuras conversacionales en máquinas como Super Nintendo, PC Engine o PlayStation.
No obstante, la demanda sigue existiendo, y Namco Bandai no está dispuesta a desaprovechar la oportunidad. Esta es la principal razón por la que Dragon Ball: Revenge of King Piccolo llega a Wii, aunque hay otra más: dar a los fans un título basado en la poco retratada infancia del pequeño experto en artes marciales.
Así es cómo nace este videojuego, una aventura de acción beat 'em up donde se mezclan plataformas, golpes a tutiplén y algún que otro puzle no demasiado difícil de superar. Es decir, todos los elementos de los que ya dispuso Dragon Ball Advance Adventure (GBA) siguen aquí, en un DVD que nos narra la historia de Goku desde su encontronazo con Bulma hasta la derrota del rey Piccolo. Por el camino, las particulares historias del Ejército del Lazo Rojo, del malvado Pilaf o del torneo de artes marciales. Todo con una fidelidad y respeto a la serie realmente loables, con escenas de vídeo y modelados que calcan tanto al anime como a los diseños originales de Akira Toriyama.
Plataformas, puzles y mucho beat 'em up
Dragon Ball: Revenge of King Piccolo no es, sin embargo, un título orientado meramente a los fieles seguidores de la serie manganime. Su carácter abierto y accesibilidad lo convierten en una obra apta para todos los públicos, gracias a una dificultad progresiva pero asequible, ideal para los jugadores de más corta edad, aunque igualmente aconsejable para aquellos que deseen disfrutar de muchas horas de juego.
En concreto, el modo aventura de este Dragon Ball dura unas 8 horas, un período de tiempo donde los puñetazos, patadas, ondas vitales y bastonazos estarán de nuestro lado mientras que recorremos el mundo en busca de las bolas del dragón. Y será una labor variada, puesto que tendremos hasta nueve capítulos distintos, dotados cada uno de tres o cuatro niveles que durarán una media de 5-10 minutos.
Como en cualquier beat 'em up, todo trata sobre ir desde un punto A hasta otro B derrotando enemigos y sorteando obstáculos de una manera lineal (a pesar de que podemos desviarnos un poco del camino para encontrar los ocho tesoros ocultos que esconde cada nivel). Todo ello mediante el uso conjunto de wiimote y nunchuk, aunque aquí la tecnología giroscópica sólo la usaremos para recuperarnos de un ataque o preparar una onda vital en muy concretos momentos de la partida.
El Klonoa de Goku y compañía
El stick analógico para moverse, A para atacar, B para saltar, C para cubrirse, Z para rematar a los rivales y la cruceta para lanzar un buen kamehameha. No hace falta saber mucho más para desenvolverse con total fluidez dentro de un videojuego de mamporros a diestro y siniestro donde no faltan los jefes finales, a los cuales no podremos vencer sólo machacando botones (necesitarán algo de estrategia), pero tampoco pidiendo la ayuda de un segundo jugador.
En efecto, Dragon Ball: Revenge of King Piccolo no posee soporte para más de un jugador en el modo principal de juego. Está destinado a ofrecernos una experiencia individual beat 'em up de estética 2.5D, lo cual hay que decir que no está nada mal, puesto que no se limita a ofrecernos un plano de avance horizontal o vertical, sino que habilita igualmente el scroll de fondo.
El resultado es algo así como un Klonoa con personajes de Dragon Ball pero sin un acabado gráfico tan atrayente. Y es una pena, porque lo último de Namco Bandai es una auténtica oda de fidelidad a la serie de televisión gracias a secuencias de introducción generosas, largas y calcadas a las presentes en el anime. El momento en que Goku pierde la nube Kinton, la muerte del padre de Upa, el enfrentamiento final con Piccolo...
Una onda vital de fidelidad
Todo está reflejado dentro de un DVD que a la acción del modo aventura suma la posibilidad de disputar el Torneo Mundial, algo así como una modalidad versus en la que participar hasta dos jugadores en batallas uno contra uno desde escenarios como el torneo de artes marciales, la base del Lazo Rojo, el palacio de Baba, el castillo del rey... Se trata de una opción de juego adicional y no demasiado llamativa, precisamente porque corre bajo el mismo motor que Dragon Ball: Revenge of King Piccolo.
De hecho, puede que incluso nos guste más ir a la Tienda, un lugar en el que gastar el dinero que ganemos durante la aventura. Personajes, música, escenas cinemáticas, voces y mejoras para la aventura se condensan aquí, suponiendo un atractivo añadido que, como el videojuego en general, se ve enturbiado por una escasez de profundidad en su planteamiento.
Los movimientos de Goku son bastante limitados y las mecánicas resultan repetitivas, al igual que los combates. El repertorio de animaciones del pequeño guerrero no es tan amplio como cabiese esperar, aunque en el plano sonoro contemos con correctos efectos sonoros y unas melodías que, sin llegar a ser las originales de la serie, cumplen muy buen su función. Además, puede que a muchos agrade escuchar la voz de Hiroki Takahashi en el vídeo de introducción del título, aparte de la opción de seleccionar entre voces en inglés o en japonés (sin contar, por supuesto, la traducción con subtítulos al castellano para que nos enteremos de todo).
Dragon Ball: Revenge of King Piccolo no llega a la calidad media de los videojuegos de Goku, pero propone tanto a fieles seguidores como a curiosos sin demasiadas pretensiones acceder a un videojuego asequible, de acción rápida y directa con una fidelidad asombrosa hacia la serie manganime de Akira Toriyama. Es especialmente recomendable para los más pequeños de la casa, aunque los mayores encontrarán también un título largo, con un acabado final respetable y al que le ha faltado algo de profundidad para convertirse en imprescindible.
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