Análisis de Final Fantasy XIV

Análisis de Final Fantasy XIV
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Lograron crear una gran base de usuarios fieles con Final Fantasy XI, y ahora vuelven a la carga con un nuevo juego de rol multijugador masivo en línea que, sin embargo, está muy lejos de lo esperado pese a apuntar muy buenas maneras.

Puede que hayan sido las prisas o simplemente que Square Enix no ha encontrado el enfoque perfecto para Final Fantasy XIV, pero lo que está claro es que actualmente, y pese a tratarse de un título con mucho potencial en su interior, la nueva fantasía final de la compañía no cumple con lo esperado. Y no lo hace por diversos motivos. Algunos relacionados con una importante falta de contenidos; otros, los más graves, por errores de diseño que parecen mentira a estas alturas; máxime cuando ya contaban con una gran base forjada tras años de trabajo con Final Fantasy XI y sus expansiones. Pero, ¿dónde radica el problema con esta nueva propuesta de Square Enix?

Sobre la base, FF XIV sigue los fundamentos de la mayoría de referentes del género, aunque con un toque lo suficientemente personal como para diferenciarse a su vez del resto. Así, nuestra aventura dará inicio tras crear al avatar que nos representará, encontrándonos aquí con una destacable variedad de opciones -aunque nada fuera de lo común-. Cinco razas distintas, cada una con sus peculiaridades, y las clásicas profesiones y estilos de combate –en algunos casos se fusionan ambas opciones- nos permitirán crear al tipo de aventurero deseado, a lo que debemos sumar también las opciones para modificar su apariencia. En este caso no hablamos de excesivas alternativas, aunque bien es cierto que las opciones son las suficientes como para no encontrarnos con un sinfín de personajes clónicos al inicio de la aventura. Y realizado este paso, nos adentramos en la región de Eorzea.

El difícil proceso de adaptación
Una bella secuencia introductoria marca de la casa nos dará la bienvenida al mundo de fantasía de este Final Fantasy XIV, pero pronto saldremos de él debido a la dureza que presenta el título en sus primeros compases, principalmente por no contar con un buen tutorial que vaya describiéndonos poco a poco cómo jugar, o al menos marcarnos la ruta a seguir para cumplir los objetivos. Por eso, la aventura puede dar inicio de tres formas distintas dependiendo de la ciudad elegida en el proceso de creación del avatar, pero lo que nunca va a cambiar es esa sensación de no saber qué hacer, dónde ir, ni cómo hacer funcionar determinados aspectos del juego. Y éste es sin duda uno de sus problemas más graves.

Por un lado destaca negativamente el sistema de menús bastante engorroso y mal enfocado que presenta el título ¿Por qué decimos esto? Baste decir que podemos llegar a pasarnos un par de minutos moviéndonos por el mapeado y ver como constantemente se nos transporta una y otra vez al punto de origen sin saber exactamente por qué. ¿Qué es lo que pasa? Que debíamos hablar con un NPC concreto para poder continuar, algo que en ningún momento te queda claro hasta que abres un menú general, pinchas en la ventana del diario, y vas y lees la descripción de la misión que se te ha encomendado. Como os podéis imaginar, este tipo de decisiones de diseño llegan a resultar muy frustrantes.

Eorzea es una región bellísima por la que da gusto perderse, pero echamos en falta más contenidos que motiven precisamente a ello.
Eorzea es una región bellísima por la que da gusto perderse, pero echamos en falta más contenidos que motiven precisamente a ello.

Y es que no entendemos cómo es posible que para acceder al inventario o al diario debamos debamos pasar antes por un menú general que para colmo funciona con cierta lentitud, cuando teniendo un teclado los atajos deberían estar a la orden del día. Y éste es otro elemento que no nos ha gustado nada. FF XIV parece pensado para aprovechar al máximo las opciones que brinda un controlador, pero no así un combo con tantas opciones como el ratón y el teclado.

Estos errores de diseño se trasladan igualmente al sistema de comercio del título, que es un auténtico caos. Y lo es porque Square Enix no ha integrado ni siquiera un sencillo sistema de búsqueda de objetos que nos permita dar con el ítem deseado sin necesidad de pasar por innumerables listas y listas de objetos, lo que supone perder tontamente el tiempo mientras nuestro nivel de frustración aumenta a pasos agigantados. Tampoco existen las casas de subastas como tal, sino que se han creado zonas de comercio en las que debemos movernos de un lado para otro buscando en las interminables listas de objetos que se presentan allí. Y no hablemos ya del hecho de movernos por los escenarios, que también puede resultar muy duro por no tener del todo claro identificados los puntos de interés de cada zona en los mapas: ¿qué se vende aquí? ¿Qué significa esta marca? ¿Dónde se supone que está nuestro siguiente objetivo? Por supuesto, en este último, conforme vayamos explorando los lugares y conociendo los puntos de interés la cosa mejorará, pero no deja de ser un aspecto que echará para atrás a un buen número de usuarios, sobre todo si tenemos en cuenta que Square Enix pretendía hacer de éste un título apto para todos los públicos –y no sólo los aficionados al género-.

El sistema de menús del juego nos parece un engorro: está mal enfocado, funciona con demasiada lentitud y ante todo, es poco claro.
El sistema de menús del juego nos parece un engorro: está mal enfocado, funciona con demasiada lentitud y ante todo, es poco claro.

Esta falta de información resulta preocupante a todos los niveles porque, como decimos, da la sensación de que Square Enix lo ha dejado todo en manos del método “prueba y verás” cuando, presentando un sistema de juego con interesantes novedades como el de FF XIV, lo más normal habría sido crear un breve tutorial que nos fuera dando detalles sobre cómo funciona el juego y cómo se deben aprovechar sus opciones. Y podríamos pasarnos más y más líneas hablando de este problema, ya sea en el apartado de las misiones, que a veces resulta difícil averiguar qué debemos hacer; el sistema de comercio del que ya hemos hablado, o en todo lo que respecta al sistema de profesiones del título, del que hablaremos más adelante. Y es que parece que está hecho así a conciencia, si no, no nos explicamos cómo es posible que hasta en el sistema de registro de cuentas nos hayamos encontrado con problemas que ahondan una vez más en un sistema de menús engorrosos y pocos amigables.

La evolución de nuestro héroe
Uno de los aspectos que más nos han gustado de Final Fantasy XIV es su sistema de evolución de personajes y las grandes opciones de personalización que brinda una vez hemos iniciado la aventura. Como apuntábamos más atrás, al inicio de la partida decidiremos la clase de guerrero que encarnaremos de entre una lista de opciones enmarcadas en cinco grandes disciplinas (magia, tierra, mano y guerra), pero esto no significa que ésta sea una decisión final. Y es que en todo momento podemos ir combinando las habilidades de nuestra profesión o clase con otras de la misma disciplina, conformando así personajes con múltiples opciones de juego cien por cien adaptados a nuestro gusto. Lo más importante es que este cambio resulta además de lo más sencillo, ya que basta con equipar al héroe con un objeto propio de la clase que queremos potenciar. ¿Buscamos que nuestro avatar se adentre en el terreno de los arqueros? Fácil. Démosle un arco y ya estará realizado el cambio.

Resulta muy sencillo combinar las habilidades de distintas clases para crear al héroe a nuestra medida, a la vez que potenciamos sus dotes como profesionales.
Resulta muy sencillo combinar las habilidades de distintas clases para crear al héroe a nuestra medida, a la vez que potenciamos sus dotes como profesionales.

Esto es posible gracias al interesante sistema de progresión de personajes que presenta el título. No en vano, aquí debemos diferenciar el nivel físico de nuestro héroe con el nivel propio a la clase escogida, lo que debe tenerse muy en cuenta. Así, nosotros podemos tener un nivel físico de 15, pero haber realizado un cambio de clase mucho antes y no tener ese mismo nivel en dicho estilo de combate. ¿Qué es lo que pasa? Que también en este punto Square Enix se muestra muy parca a la hora de dar detalles sobre el sistema, por lo que muy posiblemente más de uno se perderá todas las opciones que brinda el hecho de poder conformar personajes muy polivalentes en el campo de batalla. Sobre todo si aparte nos aprovechamos de los combos grupales durante los combates junto a otros usuarios, que van a permitirnos realizar ataques devastadores sobre los enemigos.

Si hablamos de los combates, éstos nos han gustado aunque con algún pero. Principalmente, porque mientras que las opciones con las que contamos son bastante amplias y se ha buscado potenciar la movilidad por los escenarios durante las contiendas, la eliminación del auto-ataque puede resultar algo tediosa a la larga; básicamente porque al final nos veremos pulsando sin parar teclas para que nuestro héroe ejecute sus movimientos. Algo que entendemos también es algo muy personal, ya que otros usuarios pueden encontrarle la gracia a este sistema. Sin embargo, como decimos, los combates resultan muy divertidos cuando se miden las fuerzas un grupo de usuarios y criaturas de un poder asombroso, dando pie a vivir los mejores momentos del juego.

La búsqueda de objetivos
Otro elemento realmente interesante en esta obra de Square Enix lo encontramos en su sistema de misiones. Como es habitual en el género, las habrá principales, que son las que nos ofrecen los personajes principales y van desarrollando la trama central del juego; y luego otras destinadas a hacernos evolucionar, denominadas en este caso levelquest. Las primeras son las más divertidas y variadas, a la vez que las menos habituales. Y es que para ir adentrándonos en estas misiones debemos alcanzar antes un nivel de habilidad determinado, algo que lograremos superando las citadas levelquest.

Como buen juego de rol multijugador, habrá combates que requerirán de la presencia de varios jugadores para ser superados.
Como buen juego de rol multijugador, habrá combates que requerirán de la presencia de varios jugadores para ser superados.

Repartidos por todo el mundo de Eorzea nos encontraremos con unos cristales de poder a través de los cuales se nos encomendarán este tipo de misiones. Los objetivos que suelen plantear son exterminar a un número concreto de enemigos o recolectar recursos en un tiempo limitado, siendo por tanto tareas no demasiado ingeniosas ni variadas. El inconveniente es que Square Enix ha implementado un sistema limitador que nos impedirá realizar más de ocho de estas búsquedas locales y ocho regionales por cada 36 horas para evitar que los usuarios se pasen horas y horas delante del juego. Y estaría bien si este tipo de misiones no pudieran superarse en cinco o diez minutos, lo que supone pasarnos luego un buen rato caminando por escenarios sin ningún rumbo concreto realizando otro tipo de labores que no nos van a permitir seguir avanzando en la progresión de nuestro héroe. Y claro, si no podemos evolucionar a nuestro avatar tampoco podemos afrontar las misiones principales, por lo que todo se ralentiza (también existe este límite para la experiencia, así que imaginad).

También se echan en falta más tareas intermedias entre misiones principales, que bien podrían haber sido propuestas por los numerosos npc que pueblan Eorzea; la cuestión es que éstos no ofrecen misiones ni suelen dar información útil sobre este mundo, dando la sensación de que están ahí por hacer bulto y poco más. Y si seguimos en esta línea, igualmente decepciona el diseño de los campos de juego entre ciudades por ser demasiado repetitivos entre sí, contar con pocos lugares en los que interactuar o realizar tareas de interés y, principalmente, por ser lugares en los que nos moriremos del aburrimiento cuando llevemos horas y horas caminando. Básicamente porque los chocobos todavía no han sido integrados en el juego y los puertos aéreos tampoco se han abierto, lo que supone tener que realizar enormes caminatas para llegar a las zonas deseadas. Eso, o invertir una serie de puntos en los cristales teletransportadores para alcanzar dicho lugar, lo que a veces no resulta recomendable dado su coste.

Escasez de contenidos
FFXIV cuenta con un importante número de misiones y también permite que desarrollemos con efectividad las profesiones seleccionadas al inicio de la aventura, pero aún así da la sensación de que falta algo. El juego es divertido, sus misiones suelen estar muy bien, y las regiones por las que nos movemos siempre tienen un algo que incita a explorarlas… y pese a ello, nos sigue faltando algo. Bien podríamos hablar de sus mazmorras, en las que hay poco que hacer, o esas regiones semipobladas perdidas en medio de los enormes mapas que presenta el título en las que tampoco hay nada que hacer. Estéticamente todo queda muy bonito, pero cuando no tienes un reto que afrontar, o ni siquiera te vale la pena llegar a dicha región, ¿para qué ir entonces?

Entendemos que poco a poco se mejorará esta faceta del juego, pero actualmente el vasto mundo de Eorzea se presenta escaso de contenidos, muy vacío en su interior. También es cierto que la falta de un sistema PvP (jugador contra jugador) ayuda a aumentar esta sensación, aunque desde Square Enix ya han afirmado en más de una ocasión que la idea es implementar dicho sistema más adelante. Sin embargo, ya que no existe el PvP, qué menos que potenciar el PvE (jugador contra entorno) grupal y apoyar la creación de enormes comunidades de usuarios, y en este punto no entendemos que la interfaz de usuario para añadir amigos a nuestra lista o simplemente para localizarlos en el juego sea tan dura y poco intuitiva.

Las secuencias cinemáticas no dejarán de sucederse durante toda la partida como es habitual en Square Enix.
Las secuencias cinemáticas no dejarán de sucederse durante toda la partida como es habitual en Square Enix.

Un mundo de fantasía muy exigente
A nivel técnico no hay duda de que Final Fantasy XIV es uno de los títulos más potentes del género y todo un espectáculo audiovisual gracias, en gran medida, al soberbio trabajo artístico llevado a cabo por los diseñadores de Square Enix. En este sentido, nos quedamos sin duda con el diseño de las ciudades por las que nos moveremos, mezcla de los clásicos elementos de la fantasía literaria con ciertos toques de ciencia ficción. Éstas además son muy distintas entre sí, lo que favorece a dar coherencia a este mundo fragmentado en reinos de muy diversa índole.

El problema, como apuntábamos más atrás, es que fuera de estas ciudades las sensaciones son opuestas. Sí es cierto que la majestuosidad de los entornos está ahí, y ya sea recorriendo bosques o caminando por desiertos siempre tendremos la sensación de que nos movemos por un mundo enorme y bello (ver por ejemplo las torres de una gran ciudad en la lejanía mientras nos rodea un árido desierto no tiene precio), pero al final, estos lugares son demasiado clónicos entre sí, y ofrecen muy poca variedad en su interior. Como decíamos, podemos pasarnos caminando varios minutos sin ver realmente nada de interés.

Por supuesto, todo este espectáculo tiene también su coste: necesitamos de un ordenador realmente potente para disfrutar del juego en todo su esplendor, y aún así, la tasa de fotogramas por segundo no andará del todo sobrada, lo que significa que Square Enix va a tener que seguir optimizando este motor gráfico para hacerlo más amigable a un mayor número de compatibles. Al menos, eso sí, podemos ir eliminando diversas opciones gráficas para que, sin mermar en exceso la calidad gráfica de FF XIV, su fluidez sea mucho mejor de cara a equipos menos potentes, aunque obviamente un equipo de gama medio-baja no va a hacer funcionar como debiera el juego.

Los servidores del juego ya empiezan a contar con gran movimiento y no dejan de sucederse todo tipo de aventuras.
Los servidores del juego ya empiezan a contar con gran movimiento y no dejan de sucederse todo tipo de aventuras.

Por último, en lo que se refiere al sonido, las melodías vuelven a ser uno de los puntos fuertes del juego por ser muy agradables y casar perfectamente con los lugares por los que nos movemos. Su principal problema es que al final pueden tornarse algo repetitivas si nos pasamos un buen rato en el mismo lugar, aunque éste es un mal menor, lógicamente. Tampoco podemos olvidarnos del doblaje al inglés, que está muy bien, aunque se podría haber realizado un esfuerzo para traernos el juego con los textos en castellano, algo que sin duda echará muy para atrás a un importante número de usuarios; máxime si encima tenemos en cuenta que éste es un título duro y poco claro a la hora de explicar sus fundamentos jugables.

Discreto

Sin sello

Final Fantasy XIV

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Un diamante en bruto recubierto por una densa capa de polvo que Square Enix debe limpiar rápidamente. Con ésta metáfora creemos que se puede describir a la perfección lo que supone Final Fantasy XIV. Y es que éste es un buen juego que tiene un potencial completamente desaprovechado por parte de sus desarrolladores. Le faltan contenidos jugables e inexplicablemente es tan poco claro con su interfaz y sistema de ayudas que el juego queda muy lejos de los grandes referentes del género; y repetimos que bien pulido podría plantar cara a cualquier MMORPG del momento. Por eso, consideramos que lo mejor en estos momentos es seguir la evolución del proyecto para ver cómo avanza, porque tal y como está ahora, adentrarse en Eorzea puede suponer el no querer volver nunca más a esta región –por mucho que mejore posteriormente el juego-.

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