Sangre, cadáveres y angustia. Vuelve a sobrevivir a las peligrosas pruebas mortales de Jigsaw, en esta secuela tremendamente continuista que no soluciona las principales carencias del original.
Nuevas pruebas, mucha sangre, vísceras y la misma mecánica jugable del original. La secuela de Saw llega al mercado cargada de muy pocas novedades y dejándonos con la sensación de que no se ha tomado nota de las críticas; básicamente porque todo sigue igual o peor. Y es que el juego sigue siendo tan repetitivo como el original, presentándonos una serie de rompecabezas que se repetirán una y otra vez a lo largo de la partida. Igualmente, echamos en falta un mayor nivel de ingenio a la hora de plantear estos retos, porque aunque sí es cierto que se han creado algunas pruebas bastante interesantes y con cierto nivel de desafío, la mayoría se resolverán de una forma muy básica y simple, no presentando mayor dificultad que el simple hecho de hacer lo que se nos pide en el tiempo establecido.
El hotel del horror
La historia de Flesh & Blood se desarrolla tras los acontecimientos vividos en el título original con el hijo del detective Tapp, protagonista del título anterior, como nueva rata de laboratorio para el enigmático Jigsaw. Y es que en esta ocasión un gran hotel abandonado se ha convertido en un improvisado escenario de juego en el que las trampas del asesino del puzle y una serie de psicópatas, van a ponernos a prueba. ¿El problema? Que todo vuelve a ser como en el original, con una sucesión de rompecabezas y situaciones de peligro tan semejantes entre sí, que a las pocas horas de juego sentiremos que estamos viviendo lo mismo una y otra vez. No en vano, parece que las críticas al original no han sido muy tomadas en cuenta por los desarrolladores.
En Saw II volvemos a estar ante una aventura de terror en tercera persona, en la que deberemos movernos por una sucesión de zonas estancas resolviendo los enigmas y las trampas impuestas por Jigsaw. Lo que pasa es que si en el original ya sentíamos que la falta de inspiración de los desarrolladores y la excesiva repetición de rutinas jugables eran una constante, la sensación se agrava todavía más en esta secuela. Básicamente porque aunque al principio la cosa promete mucho –esa primera prueba es muy impactante-, al final volvemos a lo mismo de siempre: encontrar la clave de turno que nos abra la puerta cerrada, superar un pasillo pisando los cuadros correctos, arreglar una toma de corriente eléctrica, o jugar con otro tipo de paneles… vamos, un más de lo mismo aderezado por la estética Saw.
Por supuesto, también nos encontraremos con las clásicas y sorprendentes trampas mecánicas de Jigsaw, pero en estos casos también notamos cierta falta de inspiración por parte de los desarrolladores, porque al final básicamente las superaremos todas de la misma forma. No podemos negar el mérito de que algunas de éstas son muy impactantes e ingeniosas –algunas juegan con la perspectiva de una forma brillante-, pero son las menos y eso se paga al final. Y lo peor es que, como decíamos, parece que no han tomado nota de las críticas que recibió el original. Básicamente porque éste fue uno de los aspectos más criticados y sin embargo, sigue igual.
Los combates también resultaban bastante ortopédicos en el primer juego de la saga, y en esta secuela no resultan mucho mejores –puede que hasta peores-. Y es que ahora se ha apostado por unas luchas que se resolverán mediante secuencias quick time events. ¿Lo malo? Que todos son, nuevamente, idénticos entre sí. Pero es que encima, la inteligencia artificial de los rivales resulta penosa a todas luces, ya que lo único que harán será correr hacia nosotros sin tener en cuenta nada más.
Lineal y repetitivo camino hacia la muerte
Cuando los puzles pecan de una falta de variedad destacable, lo menos que se espera es que al menos, éstos muestren un nivel de ingenio digno de las trampas presentadas en las películas, pero por desgracia es algo que no ocurre salvo en honrosas excepciones. Esta misma situación se traslada al resto de apartados del juego. Los combates son siempre iguales y sin ningún interés; las trampas ocultas tras puertas o pasillos, igual, y la linealidad del juego no ayuda a mejorar. Tampoco el hecho de haber incluido objetos ocultos por todo el hotel, porque salvo en el caso de los muñecos usados por Jigsaw para informar a sus víctimas, el resto se irán encontrando sin demasiados problemas a poco que miremos bien por los reducidos y poco interactivos escenarios.
En este sentido, a nivel gráfico el juego también se muestra muy continuista con lo visto en el original, aunque es algo normal porque todo tiene el toque Saw, esto es: salas roñosas y oscuras repletas de elementos peligrosos como cristales rotos, alambres, periódicos, y sí, víctimas que han sucumbido mortalmente a los juegos de Jigsaw. Lo que pasa es que como sucedía en el original, unos modelados algo flojos y unas animaciones muy básicas pueden sacarnos en más de una ocasión de la atmósfera angustiosa que han tratado de recrear.
Igualmente, como decíamos, los espacios por los que nos moveremos son muy reducidos y poco interactivos, lo que nos deja con la sensación de que todo resulta demasiado artificial. El buen doblaje en inglés –textos en castellano- y los discretos efectos sonoros y música, contribuyen a sumergirnos en la atmósfera del juego, pero también se echa en falta algo más.
No estamos ante un mal juego, pero sí está claro que podría haber sido muchísimo mejor si al menos se hubiera tomado nota de las críticas que se vertieron sobre el original. Repetitivo como pocos y con un sistema de combates que al final se torna excesivamente pesado, Saw II cumple discretamente en todos sus apartados dejándonos con la sensación de que se ha vuelto a desaprovechar una oportunidad de oro para crear un gran videojuego basado en las películas Saw. Concluir las 8 ó 9 horas de repetitiva aventura será el mayor desafío de un título que tampoco destaca por su dificultad o ingenio en la elaboración de las pruebas a superar.
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