Konami y Rebellion tienen a punto su nueva propuesta para revolucionar el género shooter, y el resultado sólo ha funcionado a medias. El concepto jugable es muy original, sí, pero la ejecución deja bastante que desear y acaba generando un título meramente correcto.
Los antaño apasionantes Rebellion llevan unos años dando tumbos por la industria del videojuego, y ofreciéndonos lanzamientos tan nefastos como Rogue Warrior o Shellshock 2: Blood Trails. Así pues sentíamos interés por NeverDead desde un doble punto de vista: el primero el de observar la progresión del estudio responsable con un producto francamente prometedor, y el segundo el de observar cómo se consolidaba a efectos jugables un concepto tan apasionante como el suyo.
Y es que en NeverDead hay un puñado de buenas ideas de base, especialmente la del desmembramiento del personaje y el uso de sus miembros para el combate, no obstante éstas no están sustentadas por una factura jugable que esté a la altura. El título muestra una interesante sensibilidad a caballo entre oriente y occidente en aspectos como el artístico o el conceptual, no obstante no es particularmente divertido de jugar, y al cabo de unas horas es francamente difícil seguir interesado en sus repetitivos tiroteos y poco gratificantes rompecabezas.
Turbulenta Eternidad
En el juego seremos Bryce, un cazador de demonios no-muerto de lo más revoltoso que lleva ya cinco siglos moviéndose en una suerte de limbo entre la vida y la muerte, y que continúa su lucha contra las fuerzas del mal ahora bajo el abrigo de una organización para la que trabaja directamente. Se trata de un personaje divertido, gamberro y que pretende ser el alivio cómico de las diferentes situaciones que debemos afrontar, un ejemplo de que el título no desea tomarse a sí mismo demasiado en serio.
La química entre Bryce y la coprotagonista que nos va a acompañar casi todo el tiempo, Arcadia, es más bien escasa. Desde sus responsables se busca que entre los dos héroes haya cierta tensión por las diferencias entre ambos, ella mortal y bella, él inmortal y tosco... pero las situaciones no acaban de funcionar como deberían, y a ello tampoco le ayuda el hecho de que el guión roza lo inexistente. NeverDead trata de homenajear a los clásicos de la serie Z con su argumento y desarrollo narrativo, pero el exceso de clichés y la historia paralela entre el Bryce contemporáneo y del pasado es torpe, no está intercalada muy hábilmente y, en definitiva, el conjunto no sirve como gancho de cara a atraparnos en el juego.
Así pues estos dos cazadores de demonios de lo más atípico afrontan conjuntamente una aventura que roza las 8 horas de duración, en una cifra que oscilará ligeramente en función del nivel de dificultad escogido, pero que acaba resultando algo larga por lo repetitivo de las situaciones que se nos presentan. El juego se divide en niveles que tienen siempre el mismo objetivo que proponerle al jugador, el de acabar con todos los enemigos que encuentre por el camino avanzando del punto A al B.
Por otra parte, al margen de la campaña individual, contamos con un multijugador con forma de desafíos. En él podremos escoger el reto que deseemos entre los 13 disponibles, cada uno de ellos ambientado en un capítulo característico del modo historia: así lucharemos contra la IA acompañados de 1, 2 o 3 usuarios humanos contra hordas de enemigos en mapas ambientados en seis escenarios generales, el del museo, el metro, la comisaría, el apartamento, la secuela y la Central de Nada. Aquí los objetivos oscilan entre el mero asesinato de oleadas y oleadas de demonios, la localización y salvamento de civiles, la toma de puntos de control y la recogida y transporte de huevos.
Resulta obvio que nadie va a jugar a NeverDead por sus modos multijugador, puesto que queda claro que el principal atractivo del programa es la campaña individual, pero es digno de agradecer el esfuerzo de Rebellion y compañía por consolidar una oferta al margen del modo historia. Eso sí, debemos matizar que no son unos modos on-line apasionantes, más bien todo lo contrario, y es que son más bien tradicionales y no particularmente divertidos.
Vestido para Matar
El concepto de NeverDead es, sin duda, lo más atractivo de toda su oferta. Hemos visto muchos héroes en los videojuegos de carácter inmortal, no obstante la condición imperecedera de su protagonista se explora en el juego de Rebellion de una forma que nunca antes hemos visto. Bryce, el protagonista, puede ser desmembrado en seis partes: cabeza, tronco, brazos y piernas; y siempre que éstas estén conectadas con la cabeza podemos manejarlas con cómicos resultados. ¿Qué pasa cuando perdemos todas las partes de nuestro cuerpo? Que rodaremos con nuestra cabeza hasta que logremos irlas recuperando poco a poco o, tras transcurrir cierto tiempo, tener la habilidad de invocarlos y reconstruirnos al instante.
Esto, que puede suceder por los combates, por explosiones o por descargas eléctricas, por poner unos ejemplos, genera divertidos resultados estéticos, y es que es impagable ver a nuestro protagonista cojeando porque le falta una pierna mientras acribilla a sus enemigos o, por mencionar otro ejemplo, arrastrándose por el suelo sin piernas disparando y tratando de localizar sus miembros restantes. Las diferentes combinaciones en función de cuál de las partes que nos faltan son generosas en términos de diversión, pero ésta se genera en mayor medida por el aspecto visual del héroe pasándolas canutas sin sus partes del cuerpo que porque se produzcan efectos jugables realmente divertidos.
La mayoría de las veces que suframos daños de este tipo será por motivos directamente relacionados con el combate (mordiscos, explosiones...) no obstante habrá algunos pequeños rompecabezas que sólo podremos resolver en determinadas circunstancias. Por ejemplo muchos de ellos incluyen el sortear pequeños accidentes del escenario para los que debemos reducir nuestro tamaño hasta tal punto que sólo con nuestra cabeza podamos superarlo. Esto tiene también divertidas connotaciones en los combates, y es que cuando perdamos un brazo o una pierna debemos tratar de saltar sobre ella esté donde esté para recuperarla lo antes posible. Y eso que no estamos indefensos en ningún momento, incluso sólo como testa podemos lanzar ataques, aunque resulta obvio que si tenemos todas las posibilidades a nuestro alcance seremos mucho más efectivos.
De hecho podemos utilizar tanto ataques cuerpo a cuerpo -espadas- como a distancia -armas de fuego-, y es que habrá a nuestra disposición desde letales filos hasta pistolas, ametralladoras, etcétera. El manejo de las primeras incluye el empleo del stick derecho para marcar la dirección de nuestros cortes, algo que como es lógico nos impide mover la cámara al mismo tiempo y que por lo tanto hace las cosas francamente difíciles y, sobre todo, incómodas. En cuanto al apuntado con las armas a distancia el juego es más convencional, aunque el hecho de que disparemos con un gatillo cada arma y dejemos el stick para el apuntado tampoco es nuestra solución favorita para los disparos que exigen algo de precisión.
El mayor problema del juego, sin embargo, está lejos de lo incómodo que resulta, y es que principalmente no es un título divertido. Hay cosas fantásticas como la idea de los miembros, la destrucción parcial del escenario que podemos usar a nuestro favor o una progresión del personaje que ayuda a mejorar sus habilidades, no obstante en todos los casos la oportunidad de sacarles partido a estas ideas parece del todo desaprovechada, y lo repetitivo de los combates, la falta de variedad en enemigos y situaciones y la completa linealidad de su planteamiento acaban pasándole seria factura al conjunto.
El Mundo de Vivos -Gráficos y Tecnología-
Como puede deducirse de lo que llevamos de análisis, la vertiente jugable de NeverDead es la que ha ofrecido los resultados más discretos, y es que en el resto de elementos se trata de un título con unos valores de producción francamente buenos y un acabado muy notable.
A nivel visual podemos estar o no de acuerdo con la dirección artística escogida para el aspecto del título, no obstante es llamativo el diseño que cruza sensibilidades orientales y occidentales y que se puede ver claramente en el aspecto de los personajes y enemigos (algunos de un toque nipón exageradísimo) y otros elementos mucho más rayanos con la idiosincrasia visual occidental (los escenarios, por ejemplo).
Si gráficamente el juego es realmente atractivo, con unos modelados muy cuidados y un acabado estético general más que bueno, en lo tecnológico también hablamos de un producto bastante redondo. Hay problemas, en efecto, y entre ellos podemos mencionar principalmente la irregularidad de unas animaciones que en algunos aspectos dejan algo que desear y en otros funcionan muy bien, y de una IA aliada bastante inoperante.
En lo sonoro el título no pasa de lo discreto. Ante la licencia de un tema de Megadeth teníamos esperanzas de una banda sonora igual de completa, no obstante las canciones que nos acompañan son ciertamente repetitivas y agotadoras a corto plazo. Por otra parte el título llega a nuestro país con el doblaje inglés de su versión original y un nivel bastante discreto y la única traducción de sus textos.
Con una propuesta realmente original, NeverDead se ha quedado corto donde más debía haber brillado: en su apartado jugable. Innovador, curioso y con sentido del humor, pero también repetitivo, torpe y no demasiado entretenido. Un título más bien discreto y, en definitiva, fallido.
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