Es una de las características más destacadas de las consolas de nueva generación. Los discos SSD se han convertido en una pieza clave de PS5 y Xbox Series X, así que en este artículo, nos preguntamos cómo afectará esta situación al futuro desarrollo de videojuegos en PC. ¿De qué modo se beneficiará esta plataforma al estandarizarse los discos SSD?
Aunque todas las plataformas gozan de relativa independencia, sería muy ingenuo pensar que las consolas, en su conjunto, no influyen de forma directa en los títulos que ven la luz en PC. Esos dispositivos de hardware cerrado y características exclusivas llevan determinando la forma en la que el grueso de los desarrollos toman forma desde principios de los años dos mil; cuando el PC finalizó su edad de oro y estas consolas comenzaron a comerle terreno. Una situación que actualmente no se da, ya que las plataformas están más heterogeneizadas entre ellas, pero cuyas secuelas aún pueden comprobarse en elementos tan comunes en la industria del videojuego como lo son las conversiones o ports entre plataformas.
El tema de las conversiones ha sido casi tan recurrente en nuestros textos en los últimos meses como las novedades sobre la futura nueva generación de consolas encarnadas en PlayStation 5 y Xbox Series X, que deberíamos disfrutar a finales del presente año. Esta nueva generación, a diferencia de la inmediatamente anterior, presenta algunas peculiaridades que, a nuestros ojos, tal vez desequilibren cómo se realizan las mencionadas conversiones con respecto al actual modelo. Por esta razón, en este texto queremos hablar brevemente de por qué el hardware de las nuevas consolas puede cambiar el modo en el que se realizan los ports a PC, y por qué eso no es algo negativo para los jugadores de dicha plataforma en el largo plazo. Y aquí tienen mucho que decir los discos SSD, que se han convertido en uno de los puntos clave de las nuevas plataformas con la promesa de menores tiempos de carga y mundos de juego mucho más grandes y detallados.
El barco de Teseo
Las consolas suelen ser la base de los desarrollos actuales
Sobre el hardware de nueva generación ya hemos hablado largo y tendido anteriormente; hemos declarado en más de una ocasión que este es uno de los cambios generacionales más interesantes que hemos tenido en mucho tiempo, no sólo por el estado en el que llegan las nuevas consolas con respecto a sus antecesoras, si no también por la aparición de piezas que llevaban mucho tiempo ancladas en el pasado y comenzaban a pasar factura en el desarrollo de los títulos actuales. Efectivamente, estamos haciendo referencia una vez más al uso - al fin - de unidades de estado sólido como parte integral del diseño de las consolas; pero este texto no está dedicado a ellas, sino al curioso efecto que su integración pudiera llegar a tener en la plataforma de PC.
Hasta ahora, el ordenador doméstico como plataforma de juego, había contado con ventajas insalvables de cara a la conversión y adaptación de los videojuegos que ven la luz en la plataforma.
Principalmente que la paridad en potencia y rendimiento entre PC y consolas se extiende muy poco en el tiempo, ya que las consolas no modifican su hardware y el PC es una plataforma de juego abierta, sin una configuración predefinida; por lo que las conversiones de una plataforma a otra, cuando se hacen con un mínimo de saber hacer, brillan más en la plataforma abierta. Como consecuencia de esta naturaleza abierta, el PC también sirve como campo de pruebas para muchas tecnologías que después vemos aplicadas de forma libre en el resto de las plataformas.
A cambio, la popularidad de las consolas y su naturaleza cerrada las convierte en un objetivo mucho más apetecible de cara a que los desarrolladores las escojan como plataforma de desarrollo principal, por lo que el PC suele verse perjudicado, en cierto grado, por su propia libertad de configuración; son muy pocos títulos exprimen verdaderamente las capacidades del hardware de alta gama en PC y debido a esto, y al precio de dicha gama de componentes, son muchos los jugadores que optan por una configuración más sencilla; en la línea de las capacidades de las consolas, pero con la posibilidad de actualizarse en el tiempo. Como consecuencia la mayoría de los equipos para jugar son el resultado de años de actualizaciones periódicas; una suerte de barco de Teseo incompleto.
Una situación peculiar
Esta situación de ventaja tecnológica que mencionamos en nuestro anterior apartado, si bien se mantiene, puede verse sacudida por la inclusión del almacenamiento sólido y sus velocidades de lectura y escritura. Hace un tiempo hablamos de por qué nuestros juegos cada vez pesaban más, en dicho texto nos enfocamos en los formatos y la calidad de los elementos mostrados en pantalla; pero también mencionamos levemente la reciprocidad de los assets de juego y otros elementos importantes, siendo muchas de estas prácticas consecuencia directa de la presencia de discos mecánicos en las consolas actuales.
Y es que los discos duros mecánicos son uno de los cuellos de botella más obvios del hardware moderno; sin embargo, su extensión de uso y accesibilidad los hacían una suerte de “mal necesario” . Durante los desarrollos de videojuegos actuales, los desarrolladores debían tener en cuenta su presencia, ya que una gran parte del público jugador se encuentra en consola, y fuera de ellas, un gran sector de la comunidad de PC también los usa como el medio principal para el almacenamiento de sus juegos. En la nueva generación, esta situación desaparece por completo.
Tanto PlayStation 5 como Xbox Series X usarán exclusivamente unidades de estado sólido para su almacenamiento y Nintendo Switch ya usa almacenamiento flash de forma regular, por lo que potencialmente podemos llegar a vivir en los próximos años la peculiar situación de que el PC sea la única plataforma en no desprenderse de forma activa de un componente que se va a dejar de tener en cuenta como limitador en los desarrollos: el disco duro tradicional.
Los posibles desenlaces de esta realidad futura no pueden pasar de mera especulación, pero es muy probable que, a raíz de la aparición de las consolas de nueva generación, comencemos a ver la velocidad de nuestro almacenamiento como un requisito mínimo para tener en cuenta; a nuestros ojos, un escenario más probable que aquel en el que las conversiones a PC tengan en cuenta los viejos hábitos derivados del uso de HDD en nuestros juegos.
Y lo verdaderamente interesante de todo esto es que la aparición de dicho requisito no debería tomarse como algo negativo, sino todo lo contrario. En múltiples especiales sobre las unidades de estado sólido hemos determinado que, aún a pesar de sus claras bondades con respecto al disco duro tradicional, estas no se ven reflejadas mientras jugamos de ningún modo; un hecho que está condenado a desaparecer en los próximos años. Teniendo en cuenta el precio actual de estas unidades, mucho más barato que antaño, y la facilidad para actualizar un equipo a través de ellas, desatarnos de las limitaciones de los HDD tradicionales en nuestros juegos nos parece un futuro prometedor para todos los jugadores, independientemente de la plataforma en la que jueguen.
La velocidad de almacenamiento podría llegar a ser un nuevo requisito mínimo
Para concluir este texto, quería decir - a nivel personal - que soy consciente de que estas líneas están más cerca de un texto de opinión que de un especial al uso de los que suelo escribir para vosotros. Este texto no pretende ser ningún tipo de carta en contra del PC como plataforma de juego - de hecho, es mi plataforma principal por predilección - pero sí que me resulta una reflexión tan sencilla, relevante, e interesante para los jugadores de PC que creo necesario darle el protagonismo que se merece.