Una aventura de terror con la esencia de los clásicos survival horror de los 90. Tras seis años de trabajo, el equipo de Protocol Games estrena el quinto y último episodio de Song of Horror, un videojuego en el que una presencia sobrenatural te hará sufrir lo indecible. En estas impresiones te contamos qué puedes esperar de este videojuego.
Las mecánicas clásicas de los juegos de terror que nos encandilaron en los años 90 hace tiempo que están de vuelta. No son pocos los títulos que como los remakes de Resident Evil 2 y 3 se atreven a repetir con éxito una fórmula que se pudiera pensar olvidada. Sin embargo, Song of Horror me ha transportado aún más atrás, dejándome cierto regusto a otros clásicos como Alone in the Dark y Silent Hill. Con estas referencias la propuesta es de lo más apetecible, y no es para menos. El estudio madrileño Protocol Games ha sabido identificarse con los clásicos del género, pero al mismo tiempo ha conseguido que Song of Horror tenga sus propias señas de identidad. Es importante alabar aquí el trabajo de un estudio que al comienzo de este proyecto estaba compuesto por tan sólo dos personas. Seis años de desarrollo y mucho esfuerzo avalan a un título que, a pesar de su modesto punto de partida, resulta notable en muchos aspectos.
Uno de los problemas más acusados en el género del terror es el excesivo uso de los clichés y recursos tan aburridos como agotados que nos cuentan la misma historia intrascendente una y otra vez. El caso de Song of Horror es bien distinto, desde el primer minuto consigue atraparte, hace que te sumerjas en sus oscuras habitaciones y tétricos pasillos, avanzando en una historia que consigue equilibrar su narración con buenos puzles y originales mecánicas jugables. Todo ello sin alejarse nunca de ser una aventura gráfica de corte más tradicional, al estilo de los 90. Entre tanta aventura narrativa y conversacional cuesta encontrar hoy día juegos actuales que sean capaces de transportarnos a la esencia de aquellas obras que nos cautivaron en nuestros viejos ordenadores personales. Song of Horror, que ha estrenado recientemente su último capítulo, tiene ahí su mayor virtud. Sin embargo, su propuesta clásica en la resolución de puzles será a buen seguro un punto criticado por aquellos que no echen tanto de menos aquellos "maravillosos noventa".
Terror clásico
Nuestra historia comienza en el momento en el que Daniel Noyer recibe el mandato de su editor en jefe para que vaya a recoger el manuscrito que el novelista Sebastian P. Husher ya debería haber entregado. De mala gana, Noyer acepta el encargo. Al llegar a la mansión propiedad del afamado escritor te percatas de que algo raro está ocurriendo en la vivienda. La puerta está abierta. Sin embargo, la casa está vacía y parece que desde hace un tiempo nadie ha recorrido sus polvorientas habitaciones. Extrañado, recorres los rincones de la casa en busca de alguien que atienda tu llegada. Sólo la melodía de una extraña caja de música resuena en las solitarias estancias. Una puerta que no debería estar ahí y nuestra innata curiosidad son el pistoletazo de salida a un viaje de locura, oscuridad y, por supuesto, terror.
No os contaré absolutamente nada más el argumento de Song of Horror. El resto merece mucho la pena descubrirlo por uno mismo. Lo cierto es que tras el prólogo tendremos que volver a la mansión Husher, pero no en la piel de Noyer, sino en la de uno de los cuatro personajes a los que se irán sumando más hasta superar la decena en el conjunto de sus cinco capítulos (y algunos interludios). Cada personaje posee una serie de características únicas. Todo ellos muestran un valor distinto para estadísticas como la fuerza, la velocidad, la serenidad o el sigilo. Estos parámetros tienen un influencia jugable muy delimitada que se va a traducir en mayor o menor facilidad a la hora de resolver algunos quick time events como mantener la calma o sujetar puertas.
Song of Horror denota mimo por el detalle, y eso se palpa en cosas como que cada personaje tenga su propia forma de iluminarse, ya sea por medio de una linterna, una vela o un mechero tipo "zippo". Además, el juego permite controlar la dirección en la que alumbramos, dejando al descubierto algunos objetos con los que interactuar que de otra forma pasarían inadvertidos. Cada personaje tiene a su vez algún objeto específico propio como un bloc de notas, una petaca, unas velas aromáticas u otros objetos que son únicos de cada uno. Resulta muy agradable descubrir por primera vez cuál es su uso en el juego y para qué sirven. Al interactuar con otros objetos de los escenarios se producen situaciones totalmente singulares para cada personaje y se revelan pistas propias que no descubrirás con otro avatar.
Lo cierto es que esta variedad de personajes no va a cambiar los sucesos del juego, los puzles y los pasos a seguir para llegar al final de cada capítulo son los mismos para todos y lo que Song of Horror hace es convertir a cada uno de estos personajes en una suerte de "continúe" con personalidad propia. El sistema se puede asemejar a lo que vimos en Zombi U. Cuando un personaje muere, muere para siempre. Podríamos hablar de muerte permanente. Si pierdes a todos los personajes de un capítulo se acabó el juego, pero sinceramente, no lo veo tanto así y sí más como una opción de continuar la partida. Cuando alguno de nuestros desdichados protagonistas cae a manos de "La Presencia", el siguiente en llegar al lugar podrá dirigirse al lugar de su muerte y recoger todos los objetos que portaba para continuar así con la aventura.
De forma similar a Zombi U, cuando un personaje muere en Song of Horror lo hace para siempre
En este punto hay que hacer algunas concesiones narrativas al título de Protocol Games. Song of Horror no se toma ninguna molestia en enlazar el transcurso de las investigaciones o darle un pretexto al recién llegado tras una muerte para continuar con las indagaciones en el punto que le dejamos. El jugador se convierte, por tanto, en el único nexo entre los personajes para continuar con la narración. Este puede ser un punto controvertido que aleje a alguien que lea estas líneas del juego, pero lo cierto es que en el tiempo que se han ido lanzando sus episodios desde octubre de 2019, el juego ha añadido tres niveles de dificultad: el modo original denominado Edgar Allan Poe, con el sistema de muerte permanente; un modo suavizado que hace que los encuentros sean menos complicados y que responde al nombre de M.R. James y, por último, un modo que elimina la muerte de nuestros personajes y permite al usuario disfrutar de la historia y los puzles sin preocuparse de nada más, E.T.A. Hoffman.
Destaca el trabajo hecho en el conjunto de la obra en sus localizaciones y escenarios. Con cámara en ángulo fijo y control del personaje en perspectiva de tercera persona, el título emula a la perfección las obras a las que homenajea puliendo cada plano y ajustando el sistema de control de tanque a los tiempos que corren. En este tétrico viaje cada capítulo se acompaña de un entorno distinto como la mansión ya mencionada, un anticuario, una abadía o un sanatorio entre otros. Las referencias a juegos como Amnesia, Project Zero o el ya mencionado Alone in the Dark son indudables aunque Song of Horror no se corta en coger ideas de lo mejor del género en el séptimo arte o de la literatura más "Lovecraftiana".
El mal acecha en el algoritmo
El alma de Song of Horror es la de una aventura gráfica clásica con complicados puzles que resolver, pudiendo combinar objetos entre sí para hallar la solución o tener que explorar las estancias al milímetro para no dejar pasar nada que pueda ser de utilidad. Para aderezar estas búsquedas y generar las situaciones de más tensión del juego, el programa genera una serie de eventos en los que tendremos que realizar sencillas pulsaciones de botones en el momento y modo adecuado para poder evadir los ataques del espectro fantasmal que nos acecha tras cada puerta.
Las situaciones son diversas y se van añadiendo nuevas conforme avanza la historia sin dejar de lado ninguna de ellas por lo que, a pesar de lo que pudiera parecer no se hacen demasiado repetitivas. Escondernos de una sombra, mantener una puerta cerrada, conservar la calma siguiendo nuestras pulsaciones, evitar la congelación manteniéndonos en movimiento o usar un espejo para enfrentar a un espectro son algunas de estas sencillas mecánicas. El éxito que tengas al realizarlas va a ser de lo que dependa la supervivencia del personaje.
Es aquí donde Song of Horror demuestra una gran originalidad, ya que estos personajes que perdamos por el camino podrán aparecer en cualquier momento de la aventura pero ahora poseídos por "La Presencia". Su aparición es completamente aleatoria, por lo que si sumamos la libertad de elección de personaje y la muerte permanente a este factor se puede concluir que no existe una partida igual a otra en Song of Horror. El peligro no acecha únicamente en estos eventos, la exploración o tocar lo que no debes también te puede salir muy caro. Excepcionalmente cruzar una puerta sin tener el cuidado necesario. El juego incorpora un sistema por el que puedes escuchar a través de las puertas para detectar si hay "algo" al otro lado. Elegir bien tus acciones es tan difícil como confuso en ocasiones.
Quizás este punto sea el más discutible en Song of Horror. Algunas veces no sabes muy bien a qué atenerte y puede que algunos jugadores puedan caer en la frustración debido a ello. De la misma forma, los puzles de este título no son aptos para jugadores casuales o que busquen pasar por la experiencia sin tener que pensar de manera divergente. Nada comparable al piano de Silent Hill claro está, pero algunos de ellos pueden llevar horas si te quedas atascado o no te fijas en algún elemento del escenario, algo que puede ocurrir teniendo cuenta el punto fijo para el ángulo de cámara en todos los escenarios.
El juego invita a la exploración y son muchos los objetos que nos darán una idea de lo acontecido, de la misma forma, tenemos notas repartidas en los escenarios que van a servir de vehículo en la narración. Resulta especialmente agradable que los protagonistas del juego darán distintas descripciones de un mismo elemento. Algo que en ocasiones puede resultar en una pista más intuitiva con un personaje que con otro. Para guiarnos en nuestra búsqueda contamos con un mapa que irá revelando las estancias visitadas así como algunos puntos de interés según los vayamos encontrando y que podremos consultar pulsando L3.
Como he mencionado anteriormente los escenarios de Song of Horror cuentan con un muy buen nivel de detalle. Sin embargo, y pese a moverse bajo Unreal Engine 4, estamos a un título modesto en sus pretensiones que, a pesar del cariño puesto en los modelados y la personalización de cada uno de los personajes y de "La Presencia", no consigue alcanzar las mismas cotas en cuanto a expresiones faciales, teniendo algunos problemas en la sincronización labial en ocasiones, algo que no enturbia la experiencia pero evidencia sus limitaciones. En su apartado sonoro el juego cumple con soltura, destaca la ruptura del silencio por los llantos o algunas cacofonías que ponen los pelos de punta y ayudan a que el jugador se sumerja de lleno en la experiencia. Los acordes musicales si bien no son extensos en cuanto a repertorio, sí que derrochan personalidad y buen acompañamiento en cada nota. Con voces únicamente en inglés, Song of Horror llega completamente subtitulado al castellano.
Song of Horror es un juego consciente de sus limitaciones y gracias a ello ha sabido fijarse metas realistas consiguiendo que todos sus aspectos estén bien pulidos y ofrezcan al jugador la mejor de las experiencias durante las 20 horas que dura aproximadamente. Sin duda, esta es una de las sorpresas más agradables que he tenido en lo que va de año dejándome muy gratas impresiones.