Se ha tomado su tiempo, pero el antihéroe ya está preparado para saltar a su nuevo plataformas. Tras siete años de inactividad en Wario Land, la antítesis del fontanero italiano regresa, junto al poder del wiimote, para demostrarnos que la jugabilidad más clásica y los gráficos en dos dimensiones todavía tienen mucho que decir.
Wario, la antítesis del fontanero más famoso del mundo de los videojuegos, regresa una vez más a una consola Nintendo para demostrarnos que sigue en forma después de su última aventura “party” en la blanca de los de Kyoto (WarioWare: Smooth Moves).
Sin embargo, esta vez quiere redescubrir sus orígenes, lo cual no quiere decir otra cosa que veremos protagonizar al bigotudo y gordinflón antihéroe una aventura plataformera a la antigua usanza llena de saltos, de niveles en “scroll” horizontal y de un planteamiento gráfico en 2D repleto de colorido, de originalidad y de mucho sentido del humor.
El que significa el sexto título dentro de la serie de videojuegos Wario Land nos propone una historia simple pero muy llamativa, sobre todo cuando descubrimos que la trama va a estar narrada en base a unas secuencias de vídeo realizadas por Production IG, compañía famosa por dar a luz proyectos tan ambiciosos como Ghost in the Shell.
El antihéroe regresa a Wario Land
Así, y con una estética muy resultona que parece haber sido sacada de una serie de dibujos animados, nos ponemos en el papel de un Wario que, empujado por sus ansias de riqueza, va a parar al fantástico mundo de Yuretopia, donde tendrá que salvar al reino de un malvado pirata llamado Shay King.
El camino que deberá de recorrer para ello se basará en una fuerte implementación de los elementos tradicionales de cualquier plataformas que se precie, aunque aderezado con el poder de un wiimote que tendremos que controlar en horizontal.
Botón 1 para embestir, botón 2 para saltar y una cruceta para manejar el movimiento de Wario. No hará falta prácticamente nada más, de no ser que nos olvidemos de citar la tecnología giroscópica del wiimote, aprovechada al máximo por los de Kyoto con el fin de que Wario realice todo tipo de movimientos que van desde golpear al suelo hasta columpiarse en barras, lanzar objetos a los enemigos o sacudir bolsas para obtener las monedas que tanto le gustan.
Un plataformas variado y desenfadado
Cada acción de las citadas nos invitará a utilizar el wiimote de una manera diferente, ya sea sacudiéndolo de arriba hacia abajo o inclinándolo de un lado hacia otro. La variedad en el control va a ser, sin duda alguna, una de las claves en el videojuego, aunque seguida muy de cerca por las diferentes situaciones que provocan el tener que explorar lugares tan dispares como un volcán, una montaña nevada, una selva o un desierto.
El nuevo Wario Land parece que no escatimará a la hora de recoger elementos de varios de los plataformas desarrollados por Nintendo hasta la fecha, reconocidos por un diseño de niveles donde los puzles también tenían algo que decir.
Aquí ocurrirá algo parecido, sólo que en esta ocasión nos encontraremos ante un nuevo Wario Land después de siete años desde la última entrega, una tregua de tiempo suficiente para realizar un trabajo de artesanía gráfica sensacional tal y como hemos podido vislumbrar en este primer contacto con el videojuego.
Las posibilidades de la artesanía gráfica bidimensional
Wario presenta una fluidez de animaciones exquisita, caracterizada por un estilo visual muy cómico, capaz de hacernos ver cómo nuestro protagonista se electrocuta, es arrollado por una gran roca, deja su estela al correr o se agarra al suelo para evitar ser arrastrado por una ventisca.
Una gran cantidad de detalles sólo posibles cuando se opta por el camino artístico de las dos dimensiones, que da cabida a unos efectos expresivos propios de los dibujos animados y que, en este caso en particular, son especialmente apropiados por la temática que va a respirar Wario Land: Shake It.
Una temática cómica y, presumimos, muy entretenida que ya tiene fecha en Europa: el próximo 26 de septiembre. Queda ya muy poco para que los más puristas y los nuevos jugadores de Wii tengan la oportunidad de comprobar la jugabilidad tan clásica, tan adictiva y tan plataformera que imperaba allá por los años 90.