La mente imaginativa de Renegade Kid vuelve a funcionar a la perfección a la hora de crear miedo. Dementium 2 hace realidad los sueños más tétricos del estudio y los encaja en la portátil de Nintendo para ofrecernos una segunda entrega que lleva mucho más lejos el concepto de terror portátil.
El pasado verano recibimos uno de los pocos survival horror que posee la portátil de doble pantalla de Nintendo: Dementium: The Ward. Es, posiblemente, uno de los mejores exponentes de este género que existen en la portátil; juego ideado por un joven y pequeño estudio tejano llamado Renegade Kid, que trata a sus productos con delicadeza como pudimos ver en su última obra Moon, la secuela espiritual técnica del primer Dementium.
El último E3 fue el escenario elegido por el grupo tejano para anunciar el desarrollo de Dementium 2, el juego que debió ser en un principio y que se basa en la experiencia adquirida por el grupo durante todo este tiempo. Tal como comentábamos en el análisis de la primera entrega, ésta poseía un apartado técnico asombroso para tratarse de una portátil, pero sucumbía bajo una curva de dificultad inestable y un sistema de control que no dejaba a nadie contento. Los chicos de Renegade Kid han aprendido de sus errores y Dementium 2 soluciona todos los puntos negativos de la notable primera entrega.
Ahogado por sus recuerdos
En el plano argumental y siguiendo la estela de su primera entrega, las reminiscencias de Silent Hill, la cuidada elección de planos, la profunda ambientación y los espeluznantes sonidos, seguirán siendo una marca de identidad en Dementium 2.
En esta ocasión adoptaremos el papel de William Redmoor, un hombre moldeado sin piedad por la sociedad que vive perdido entre su locura y una realidad que no entiende. Para hacer un borrón a su vida decide ir al hospital neurológico Bright Dawn donde recibir un lavado de cerebro y dejar atrás esos recuerdos que le invaden. Sin embargo la operación no parece ir nada bien y se acaba despertando en una misteriosa sala del hospital con una nota en la mano. Una nota redactada por sí mismo que solo dice una cosa: “¡Huye!”. A partir de ahí el protagonista danzará entre la realidad e imaginaciones, confundiéndose a sí mismo en un vaivén de flashbacks y distintas interpretaciones de lo que ve, siente y escucha.
Los escenarios en esta segunda parte son mucho más ricos, tanto en variedad como en detalle, contando esta vez con escenarios exteriores para continuar la aventura sin limitarnos a estar dentro de un hospital infectado por monstruos. Si bien la variedad de estos enemigos no era muy acusada en la primera entrega, en esta ocasión el repertorio de horripilantes seres ha aumentado notablemente, encontrándonos de este modo tanto a viejos conocidos del original como a nuevos enemigos, todos ellos tan violentos como grotescos.
Perfeccionando el miedo
Un punto negro corregido en esta segunda entrega es el hecho de que los enemigos no acabarán regenerándose una y otra vez conforme volvamos sobre nuestros pasos, sino que podremos ir despejando zonas sin preocuparnos de mirar hacia atrás. Esta simple acción permite que la curva de aprendizaje sea más estable y que la munición responda mejor a la cantidad de enemigos presentes en las distintas estancias.
Otro punto mejorado es el tema del equipamiento de las armas. Si bien en el primer título no podíamos llevar dos armas a la vez, esta segunda entre lo hace posible siempre y cuando no sean armas pesadas, ya que sino nos ocuparían ambas manos. La primera entrega por el hecho de tener que usar la linterna para alumbrar las estancias y tener que cambiar sobre la marcha a un arma nada más atisbar a un enemigo, hacía a la acción demasiado pausada y mecánica, quitando frescura a estos enfrentamientos. Ahora, la posibilidad de combinar la linterna con un arma de poco peso, nos permitirá afrontar de mejor manera estos combates.
Pero sin duda el punto más criticado en la primera entrega era el sistema de guardado, que si bien nos permitía salvar en cada momento, una vez reiniciada la partida el juego nos situaba o bien al comienzo del nivel o en mitad del mismo, lo que frustraba mucho la jugabilidad del título. Ahora se nos permite igualmente salvar en cada momento, sólo que al morir reiniciaremos la partida en ese mismo lugar.
El mapa de cada fase también ha mejorado ostensiblemente, señalándonos esta vez las estancias por las que hemos pasado y aquellas potenciales de ser visitadas. Esto se hará porque hay ciertos lugares sólo accesibles si contamos con un objeto u arma determinado. Así por ejemplo hasta que no consigamos el mazo no podremos destruir unos escombros que nos permitan pasar hasta otra zona del centro psiquiátrico.
Supervivencia a doble pantalla
A parte del modo historia principal, en Dementium 2 se ha incluido un modo survival que se va desbloqueando a la par que el modo historia. Al principio este modo sólo nos propondrá dos salas, una con munición y otra con salud, y la estancia intermedia llena de enemigos. Conforme avancemos en el modo principal se irán añadiendo salas nuevas, armas y enemigos, a este modo en el que tendremos que sobrevivir con enemigos infinitos.
Como era de esperar el engine de esta segunda entrega está mejorado, tanto respecto a The Ward como a Moon. Los escenarios están recreados con mayor número de detalles y son más variados, y los enemigos cuentan con un realismo bastante superior, siempre dentro de la imaginería cruel y terrorífica que rodea al juego. Esta vez las estancias estarán aún más inspiradas en Silent Hill, tanto como la banda sonora y el sonido.
Y es que si el apartado sonoro rozaba el sobresaliente en la anterior entrega, en Dementium 2 éste se ha potenciado aún más, desde los gritos de otros pacientes hasta los susurros en la cabeza de William, pasando por el caminar de los enemigos. Un gran trabajo sin duda.
Si bien tuvimos que esperar casi dos años desde el lanzamiento del primero en Estados Unidos hasta recibirlo en nuestro país, esta vez que la espera será mucho menor, llegando el juego a Norteamérica este próximo 16 de febrero y el 9 de abril a nuestro país. Un juego que demuestra que también se puede crear miedo en una portátil y que la imaginación no tiene límites técnicos.