Rusos contra americanos, amenaza nuclear, tratados secretos, espías… ¿te suena? CounterSpy nos trae el aroma de la Guerra Fría con un videojuego de infiltración que realiza un divertido homenaje sobre toda la ficción (y no tan ficción) que representó a aquella difícil época. Entramos con sigilo en esta obra indie que nos ha sorprendido por su simple pero efectiva propuesta.
¿Cuántas historias habremos recibido ya sobre la Guerra Fría? Aquel período histórico dio para cantidad de hazañas, siendo las más prolíficas las de espías que trataban de evitar una catástrofe nuclear mundial. Puede que los libros, películas y series sobre este fenómeno hayan reducido su oferta, pero no por ello resulta menos interesante recobrar el aire ochentero-noventero de estas producciones gracias a obras como CounterSpy.
El título es todo un homenaje a esas producciones de espías que nos presentaban el conflicto americano-ruso por la carrera armamentística. La obra de Dynamighty es como una parodia histórica de tales acontecimientos, con dos bandos que se enfrentan por lanzar un misil nuclear hacia la luna, algo que afectaría al devenir de la Tierra y, por ende, a la supervivencia de la propia raza humana.
Alarma nuclear
Nosotros deberemos poner orden a tanta locura en el papel de un espía que se infiltra tanto en bases de un bando como de otro para intentar detener el lanzamiento. Simple planteamiento para un estudio (de apenas 10 personas) que, curiosamente, está formado por dos exempleados de Lucas Arts. El aire "indie" rebosa al título, que por 12,99 euros nos da acción directa y sin complicaciones, aderezada con bastante diversión y un esquema jugable que simplemente nos ha encandilado.
CounterSpy es un scroller de avance horizontal dividido por niveles que, ante todo, nos pide hacer uso de la técnica de infiltración. Avanzar de forma sigilosa, aprovechar la moderada verticalidad de escenarios, ejecutar al enemigo sin levantar sospechas y avanzar hasta el final de fase para desactivar los misiles suponen la base del programa. Parece sencillo, pero una ajustada dificultad y aspectos como aumentar el nivel de DEFCON a medida que nos detectan los rivales hacen más complejas las mecánicas de lo que parece.
Dentro de la campaña podemos siempre decidir si realizar contraespionaje contra un bando u otro -es posible alternar- a través de una serie de misiones que ganan progresivamente en desafío. Lo curioso es que si dejamos un DEFCON elevado en la fase previa, partiremos con ese mismo nivel en la siguiente misión. ¿Conclusión? El juego nos obliga a ser sigilosos, puesto que una vez alcanzado el estado 1 de DEFCON, una cuenta atrás nos apremia a desactivar el lanzamiento nuclear antes de que sea demasiado tarde, y ya os adelantamos que no es nada sencillo...
Por tanto, es importante ser cuidadoso, pero también letal y efectivo cuando la situación lo requiere. La obra transmite muy bien la sensación de ser un espía, y eso a pesar de no pretender parecer realista en ningún momento, más bien paródico. Una parodia en la que todos los engranajes funcionan, siendo posible hasta entrar en un modo en tercera persona (sólo en momentos concretos) para practicar tiroteos manejando la retícula de disparo. Podremos acertar a enemigos en la cabeza, pero también apuntar a un barril explosivo o a una cámara de vigilancia que interrumpa nuestro camino.
Hay un acertado equilibrio entre el avance mediante scroll y estas partes de disparos. Luego además tenemos cantidad de secretos en los niveles (con un cierto diseño metroidvania que le sienta estupendamente), siendo crucial encontrar los planos de cada bando, pero también botiquines de salud y dinero con el que ir mejorando diversos aspectos en nuestro personaje. Entre fases, podemos comprar munición, adquirir nuevas armas y desbloquear habilidades del estilo de recibir menos daño. Está todo muy bien pensado.
Los desarrolladores se han preocupado por hasta representar un poco el tono de la época a través de menús que recuerdan a las pantallas de tubo que ya casi todos tenemos en el trastero (en el mejor de los casos). Música clásica de espías -presente pero nunca protagonista- junto a un buen cúmulo de efectos sonoros completan un conjunto redondo al que no se nos ocurre otra cosa que pedirle alguna opción competitiva para hacer la experiencia longeva: lo único que tenemos son marcadores para comparar puntuaciones, que tampoco está mal...
Una mayor duración (dura entre 3-4 horas) podría también haber llevado al título más lejos. En cualquier caso, queda patente otra vez que no hacen falta grandes recursos para conseguir un título notable. La escena "indie" ya nos ha demostrado esto muchas veces, y aquí nos llega otra constatación para los que disfruten con planteamientos directos y en cierta medida clásicos, al inspirarse en los 80 y 90. Además, ¿quién puede resistirse a una de espías?
Si siempre te ha llamado la atención eso de ser espía y además tienes en buen recuerdo películas basadas en la Guerra Fría, con rusos y americanos tirándose los trastos, CounterSpy es muy probable que te enganche. Su jugabilidad directa, sin complicaciones, mezcla entre infiltración y acción a la antigua usanza (pero con un toque de modernidad tanto en lo jugable como audiovisual) lo convierten en un videojuego con carisma y divertido. Otro ejemplo de lanzamiento indie que sin mucho ruido llega para darnos una agradable sorpresa.
- Simple y efectivo, un videojuego que propone diversión desde el primer minuto.
- Ajustada dificultad, con elementos de progresión incluidos: armas y habilidades.
- Cuidado aspecto visual, muy carismático y acorde con la temática de espías.
- No presentar más alternativas de juego, como un cooperativo o competitivo.
- La duración es algo escasa.