Nippon Ichi sigue en sus trece de ofrecernos rol puro pero de corte muy desenfadado. Así es la saga Disgaea, una de las franquicias más populares de esta compañía que aunque no cuenta con demasiados adeptos en nuestro país, posee ya cierta tradición.
Con el recuerdo todavía en la memoria del (como de costumbre en la franquicia) divertido y curioso Disgaea 4 en PS3, NIS nos trae una adaptación para PS Vita de la tercera edición de la serie que apareció también en PS3. Y dado que el título recibió críticas bastante notables (7,3 en nuestro caso), se trata de un juego que va a levantar el interés de los usuarios más hardcore y seguidores de este clásico género.
Escuela infernal
Como siempre, esta nueva aventura de Disgaea nos traslada a un mundo paralelo conocido como el Inframundo (Netherworld). Dicho lugar está poblado por demonios y los seres de espíritu impuro, aunque no de la forma en la que estáis pensando… Sin embargo y a pesar de que esta descripción puede hacer pensar a más de uno que se trata de un título de ambientación oscura y gótica tipo Devil May Cry (por citar un claro ejemplo), nada más lejos de la realidad. En Disgaea todo tiende a centrarse en el surrealismo, la simpatía y las situaciones absurdas. Y en el epicentro de todo ello se sitúa la singular escuela Inframundo (Evil Academy), lugar donde los alumnos tratan de convertirse en demonios ejemplares…
El protagonista principal de esta historia es Mao, un joven (para lo que se estila en el Inframundo) de unos 1500 años que, aparte de ser un alumno de elite de la escuela, tiene sobre sus hombros el peso de la figura de su padre. Y es que éste es ni más ni menos que el Overlord de todo el reino, el amo y señor. Pero Mao tiene un plan rondando su cabeza: ¡vencer a su padre cueste lo que cueste! Y una de las razones para que vaya a acometer semejante empresa estriba en que el padre de Mao borró todas las partidas salvadas de la consola de éste, hecho que por supuesto no le hizo nada de gracia a nuestro protagonista, por lo que juró venganza. Pero para poder derrocar a su padre primero necesita convertirse en un verdadero héroe y adquirir poderes, comenzando así su aventura.
A este absurdo planteamiento inicial van sumándose un amplio número de historias paralelas en las que tienen gran incidencia otros personajes (hay decenas de ellos) que van uniéndose a la aventura, todos verdaderamente singulares. ¿El problema? Pues que todos ellos hablan en inglés (o japonés, lo que prefiramos), lo cual supone una traba importante para todos aquellos que no entiendan dicha lengua, ya que los diálogos tienen una importancia capital en el desarrollo de toda la aventura. Y ya no sólo para saber qué hacer o adónde ir en cada momento, sino también para entender los numerosos chistes que proponen los protagonistas.
Experiencia táctica
Esta puesta en escena y trama argumental tan desenfadada y cachonda choca frontalmente con todo lo relativo a la jugabilidad en sí. Y es que sin duda estamos ante uno de los juegos de rol más complejos, variados y profundos de los que se encuentran disponibles en el catálogo de PS Vita, y de largo.
Y esta complejidad se deja notar especialmente en las decenas de batallas que es necesario entablar a lo largo de la aventura. En esencia Disgaea 3 es un RPG táctico de corte tradicional, por lo que dichas refriegas se llevan a cabo por turnos y en entornos mostrados desde una perspectiva isométrica. En cada uno de nuestros turnos podemos mover a nuestros protagonistas por las cuadrículas en las que quedan divididos los decorados, pudiendo llevar a cabo una amplísima cantidad de acciones como atacar, crear bloques mágicos (Geo Blocks), usar objetos, realizar ataques especiales combinados, defendernos, lanzar diferentes elementos que tengamos a mano (ya sean ítems o incluso otros personajes), formar torres con nuestros protagonistas…
Las posibilidades que nos brinda en este campo Disgaea 3 no tienen parangón en demasiados títulos de este tipo, lo que hará las delicias de los jugadores más hardcore… pero también es un aspecto que puede echar para atrás a los usuarios menos "puestos" en este tipo de aventuras, pues podrán sentirse en ocasiones algo perdidos.
Pero por supuesto Disgaea 3: Absence of Detention ofrece más elementos interesantes que van más allá de las sesudas batallas. Y uno de ellos es la continua mejora de personajes y objetos, los cuales es posible ir potenciando a medida que avanzamos y obtenemos victorias. ¿Y cómo? Pues echando mano del Maná o del HL (dinero), que vienen a ser las llaves (por así decirlo) que nos abren múltiples posibilidades para desempeñar un amplio número de funciones. Y una de las más importantes es el llamado Item World.
Cada vez que deseemos aumentar el nivel de alguno de nuestros artefactos, debemos pasar por este lugar y superar una mini-mazmorra plagada de rivales. En función del ítem y de su nivel la dificultad de la misma varía bastante, existiendo un número ilimitado de ellas ya que se generan de manera aleatoria.
Pero aparte de esto hay mucho más que hacer en el mundo de Disgaea 3 como visitar la escuela, pasarnos por las tiendas, charlar con decenas de personajes, participar en “side quests”… Y por todo ello la duración del cartucho es difícil de medir, aunque por poner una cifra significativa calculamos unas 25-30 horas de juego como mínimo.
Añadidos varios
Pese a tratarse de una conversión realmente fiel al título de PS3 aparecido hace ya unos años, los desarrolladores han implementado unas cuantas mejoras e innovaciones menores en su traslado a PSVita, empezando por el uso de la pantalla táctil para controlar la cámara y otras funciones más secundarias. También se ha incorporado todo el material DLC que apareció en su momento para el original de PS3 como modalidades de juego inéditas, una historia alternativa, nuevos personajes y habilidades, así como la integración de la magia Tera (mucho más poderosa)… Pero a pesar de esto pensamos que aquellos que superaran el original no encontrarán nada verdaderamente diferente o lo suficientemente novedoso como para repetir la experiencia.
Gráficamente el juego es bastante resultón y ha mejorado algo lo registrado en el original, si bien no explota las cualidades de PS Vita ni por asomo (como tampoco lo hiciera su homónimo de PS3). Lo más llamativo es su línea artística, muy definida y atractiva, así como el diseño de todos los personajes que se dan cita a lo largo de la aventura. Dicha creatividad alcanza también a la apariencia de los múltiples escenarios y parajes que visitamos, disfrutando de una gran variedad. En general y como podéis comprobar por las imágenes todo presenta una estética muy manga, como suele ser habitual en las producciones de esta compañía nipona.
Las animaciones de los personajes han sido retocadas mínimamente, detalle que aunque secundario merece la pena destacar, ya que además es uno de los factores más destacados del título en este ámbito gráfico.
El sonido tampoco ha sido descuidado, presentando diálogos hablados en inglés y japonés bastante frecuentes y melodías no especialmente inspiradas pero que acompasan la acción de manera adecuada. Y en cuanto a los efectos, no son abundantes pero sí acertados.
NIS ha dado buena cuenta del clásico Disgaea 3 de PS3 y lo ha embutido en un pequeño cartucho diseñado para PS Vita que conserva íntegras todas sus cualidades, añadiendo por el camino nuevos personajes y pequeños extras. No es un juego de rol destinado a satisfacer a un gran número de usuarios por sus muchas particularidades pero, todos aquellos que quieran probar algo diferente y que se defiendan con la lengua inglesa, tienen ante sí un gran juego.
Como ya ocurriera en el original de PS3, este capítulo de Disgaea sigue apostando por sus características y virtudes clásicas como son personajes muy carismáticos, sobrecarga de humor, numerosas tareas y misiones que llevar a cabo y unos combates tácticos realmente enganchantes. Puede que el hecho de estar en inglés eche para atrás a ciertos usuarios y que su complejo sistema de batalla no termine de convencer a los jugadores menos experimentados, pero se trata de un juego de rol bastante inspirado y atractivo para incondicionales.
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