Elemental, querido Luke, y por cuarta vez consecutiva. Profesor Layton no decepciona en cada lanzamiento, conservando su estilo al tiempo que introduce una nueva tanda de puzles a resolver. Pero esta vez es más interesante si cabe. Nos vamos a los orígenes de la serie, en una precuela que a pesar de ciertos síntomas de agotamiento, se convierte en otro digno lanzamiento dentro de la serie.
Más de tres años resolviendo puzles. Así es como se podría resumir la aventura del profesor Layton en Nintendo DS, una máquina donde ha demostrado que otro tipo de experiencia jugable es posible. Resolver puzles teniendo como trasfondo a una siempre competente trama (claramente inspirada por las creaciones de Studio Ghibli), ha servido a Level 5 para hacerse un brillante hueco entre todos los públicos, y es que los enigmas han gustado tanto a jugadores de siempre como a los menos habituados a esto de sujetar un controlador entre las manos.
La particular epopeya de Layton ya hace con éste su cuarto videojuego lanzado en Europa, y su camino parece no tener fin. Los enigmas siguen funcionando, los personajes continúan encantando, con una fórmula casi imperecedera basada en los libros de Akira Tago, un profesor japonés que ya ha conseguido vender en Japón más de 12 millones de ejemplares.
Unas cifras que actualmente se asemejan mucho a las de los videojuegos vendidos, y que quieren incluso ampliarse con la última entrega que llega al viejo continente: El profesor Layton y la llamada del espectro. Un título claramente continuista de la filosofía marcada por anteriores entregas, con una jugabilidad ya conocida, pero que sigue dando mucha diversión, eso sí, con nueva trama, puzles diferentes y algún que otro novedoso minijuego. Para los que no lo pudieron conocer en su día o los que quieran continuar con la investigación, aquí disponen de una oportunidad de oro antes de que la serie salte definitivamente -como parece que sucederá- a Nintendo 3DS.
Elemental por cuarta vez, querido Luke
Con cada entrega, a los japoneses de Level 5 (autores de obras como Dragon Quest VIII) se les nota un poco más de habilidad a la hora de contar historias, y ésta no es una excepción. El guión de La llamada del espectro es probablemente el mejor hayan elaborado hasta la fecha, y existía un buen motivo para que así fuera. En efecto, este videojuego nos narra el pasado de Layton y cómo conoció a su fiel discípulo Luke, justo tres años antes de que todo comenzara.
Un guión que gira alrededor de la leyenda del guardián espectral, que ya no aparece -como antiguamente- para defender el poblado, sino para demoler sus casas durante la noche. Su alcalde, el padre de Luke, está muy preocupado por la situación, y es por ello que llama a su viejo amigo Layton para que desvele este nuevo y legendario misterio. Uno bien construido y brillantemente contado a través de múltiples secuencias de animación, pero que no podremos resolver hasta sacar el máximo partido a nuestro poder de deducción.
Y da igual que no hubieseis seguido al profesor en el pasado, porque La llamada del espectro está diseñado para que cualquiera pueda empezar a jugar sin problemas. Ni la trama supone un impedimento, ni las mecánicas tampoco. De hecho, se nos vuelven a explicar con prácticos tutoriales y de una manera muy fluida, con el fin de que más temprano que tarde nos pongamos a lo que verdaderamente interesa: resolver los más de 170 puzles (sin contar los que podremos descargar de forma semanal).
Todo dentro de una mecánica de juego ya conocida y que nos invita a recorrer los escenarios (en este caso del poblado inglés de Misthallery) en busca de pistas que nos ayuden a resolver el gran enigma que encierra el videojuego. Una tarea para nada sencilla, desde el punto de vista de que sólo resolviendo los puzles que atormentan a la población -unos accesorios y otros necesarios para progresar- lograremos hallar dichas pistas.
Una estructura idéntica a la de pasados videojuegos del Profesor Layton, y que nos propone la, probablemente, mayor variedad y equilibrio de puzles que hayamos visto hasta la fecha. Los hay de lógica, más matemáticos, con casillas deslizantes... Hasta hay un Senku y otras sorpresas que, sin embargo, no logran deshacer cierta sensación de repetición si ya hemos vivido aventuras junto al caballero inglés. Y es que, a pesar de que todos los puzles han sido diseñados por el mismísimo Akira Tago, el agotamiento de ideas ya comienza a aflorar en la franquicia.
Los “picarats” como forma de recompensar nuestra destreza puzlera, la libreta de anotaciones (que sigue siendo realmente útil) y la interacción con el escenario para encontrar monedas siguen siendo tópicos que se repiten, aunque con algunas novedades. Por ejemplo, ahora se potencia la dinámica de pulsar sobre los decorados para encontrar 24 objetos coleccionables, además de que se agrega la oportunidad de atrapar ratones que aparecen fugazmente (cuya recolección nos dará alguna sorpresa tarde o temprano).
Asimismo, gozamos de tres minijuegos completamente nuevos, que se basan en conceptos conocidos, aunque esta vez con una incrementada complejidad. El “trenecito”, así, no deja de ser el minijuego de coches pero modificado para llevar un tren a través de varias estaciones antes de que se acabe el combustible. Un pasatiempo que se completa con “pez” (que nos invita a dirigir a un pez recogiendo todas las monedas dentro de un acuario) y con “marionetas” (volviendo este último a reincidir en la mecánica de encontrar nuevas palabras mientras recorremos el juego para usarlas posteriormente en una especie de obra teatral).
Un conjunto de novedades no demasiado explosivo y que tampoco ha podido mejorarse gracias a la imperdonable decisión de dejarnos a los europeos sin la opción London Life. Planteado como una especie de RPG con la increíble cantidad de 100 horas de juego, este -podríamos definirlo- como “juego complementario” está desarrollado además nada más y nada menos que por Brownie Brown (autores de Heroes of Mana). No obstante, sólo podrán disfrutar de él los japoneses y americanos, por problemas -según se dice- de localización.
Por tanto, no nos queda otra que conformarnos con un videojuego “incompleto”, más carente de innovación todavía si cabe, y con un acabado audiovisual también continuista, pero muy competente al mostrarnos un diseño artístico envidiable. Los “artworks” vuelven a servir para mostrarnos casi la totalidad del juego (menos la que se muestra en secuencias animadas), siempre acompañados por una banda sonora que va un paso más allá de lo escuchado en pasadas entregas. Además, está ejemplarmente doblado a nuestro idioma, conteniendo una buena cantidad de diálogos hablados y una traducción al castellano que sigue la senda de lo que Nintendo ha conseguido años atrás.
Los puzles del profesor Layton siguen funcionando en Nintendo DS en una aventura que goza de un especial interés al narrarnos los comienzos del caballero inglés y su joven discípulo Luke. Todo dentro de una fórmula jugable con tres años de antiguedad, que resulta aún hoy en día atractiva, pero que no está exenta de unos síntomas de agotamiento que probablemente se resuelvan en Nintendo 3DS. Pero para los que no puedan esperar, este lanzamiento calmará su sed, al mismo tiempo que introduce a nuevos usuarios en el fantástico mundo “ghibliano-puzlero” gestado por Level 5.
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