Cuando abre Fort Solis, lo hace con una vista al planeta rojo y una música ominosa y premonitoria de una aventura de terror de esas que se cuecen a fuego lento. Recuerda a la Sevastopol de Alien Isolation y su tímido menú, ahora que está de moda (a mal) hablar de menús simples y directos. La obra de Fallen Leaf y Black Drakkar Games no falla a esa idea. El dúo de desarrolladores, novatos en este campo, se lanzan de cabeza a una de esas obras interesantes si te gusta el terror espacial. Una que no dejará huella, eso sí. Tampoco la recordarás pasado un tiempo. Es el ejemplo perfecto de "podría haber sido una película y la habría disfrutado igual".
Un guion simple, sólido, tenso y para sacarte de un apuro
Marte se abre a nosotros como un terreno inexplorado, sucio, polvoriento y con una tétrica tranquilidad de esas que te preparan para lo peor, para un terror incognoscible. Fort Solis juega una de las cartas más interesantes: el terror espacial libre de excentricidades, sin abordar el subgénero de bichos extraterrestres o de otra dimensión. Un acercamiento de tú a tú a algo tan cercano como el ser humano, con un toque de algo que se escapa a nuestro entendimiento.
Una premisa suficientemente inspiradora, al menos para el amante del terror, como para subirnos a este "tren de la bruja" con la fuerza narrativa de los primeros 30 minutos de una buena película de horror espacial, o la primera hora del imperecedero Dead Space. Eso sí, a pesar de jugar sus cartas bien, Fort Solis es muy poco honesto. Al inicio busca abarcar más de lo que puede. Son 3 horas de duración y el equipo de Black Leaf mantiene la tensión hasta el final, pero su armazón es algo endeble. Cumple, pero sientes que es el inicio de algo más.
¿Por qué he mencionado la obra de Visceral Games, ahora de EA Motive? Hay muchos paralelismos entre la USG Ishimura y el Fuerte Solis lejos de lo arquitectónico. Es raro imaginarlo lleno de vida, pero alguna vez lo estuvo. El mundo que nos rodea es hostil y no parece que quiera que estemos ahí. Todo es demasiado frío como para alguna vez haber transitado el ser humano por ahí y haber convivido en paz. Todo esperando estallar en algún momento. Al final es poco más que un aperitivo con un guion que en algún momento creo que se escapó de una posible cinta o serie de televisión y acabó en el videojuego.
El grado de realismo en la iluminación es espectacular
Lo más destacable del juego es el elenco de actores que ponen cara y voz a sus personajes. Ese es el fuerte de este juego independiente del poso que os pueda dejar su planteamiento. Contamos con Roger Clark, imperecedero ya en el noveno arte tras interpretar a Arthur Morgan; Troy Baker, un camaleónico actor con Joel como papel capital de su carrera; y Julia Brown, algo más desconocida, pero con un tono vocal y una cercanía que ya quisieran muchos.
Es el dúo de Clarck y Brown el que lleva la voz cantante deleitándonos con una dinámica de personajes tremendamente simpática y con personalidad. Una que a su vez arroja luz sobre el pasado, las emociones e inquietudes de ambos personajes. Es algo así como la dinámica Henry-Delilah de Firewatch, aunque con menos profundidad y misterio en la mezcla. Si soy algo cínico, su relación está creada para dar a luz una secuencia al cierre de la aventura, pero de nuevo es su condición de guion "peliculero" el responsable último.
¿Es un experimento cinematográfico o película interactiva?
Esta es la mayor duda que tengo y lo que me ha hecho vacilar constantemente entre la opción no recomendada y ser completamente honesto con vosotros, los lectores, al considerarlo como un experimento con importantes flecos y detalles a tener en cuenta si se quiere pagar por él. Fort Solis es mucho menos interactivo de lo que cualquier otra aventura narrativa pudiera ser. En realidad, lo que ha hecho Black Leaf es, en realidad, una película interactiva, de esas en las que uno se reclina y adopta una actitud pasiva, casi contemplativa del entorno y su narrativa.
Los elementos más ambientales se nos contará por medio de vídeos, excelentemente actuados
Fort Solis está a medio camino entre videojuego y película, y en el primero, lo que más prima es la esencia de walking simulator de alto presupuesto. El juego presenta una curiosa dicotomía. Por un lado, quiere que nos dejemos llevar, y creo que es por eso que no me ha disgustado, porque entra fácilmente. Sin embargo, a veces requiere nuestra atención para algún que otro combo que, por cierto, no influye en su narrativa.
Es lo que es, sin más añadidos ni alicientes. Fort Solis es una carretera de un solo sentido que nos lleva desde un punto A hasta un punto B. Quiero que quede claro que da igual si fallas un QTE —con una estética similar y una implementación en la acción muy al estilo de Quantic Dream, todo hay que decir—, el juego está escrito para que, si cierto personaje se cae por las escaleras, se caerá.
De ahí que parezca un "Frankenstein de conceptos". Es muchas cosas, pero ese remanente de ciencia ficción de bajo presupuesto con buena narrativa me hace perdonar algunas cosas. Sin embargo, su pereza a la hora de no proponer ninguna salida a esa carretera, aunque nos haga volver al camino principal, es lo que me molesta después de jugarlo. Podría haber algo más. Siento que hay ganas de hacerlo, pero no lo hay.
Unreal Engine 5, tú y yo tenemos que hablar
Otra de las virtudes de Fort Solis es su motor gráfico, pero al igual que lo mencionado anteriormente, no es más que una ilusión que oculta problemas en su interior. Hay un cuidado meticuloso detrás de cada pequeño momento en el juego. Subir las escaleras, recoger una batería o sacar la memoria de un disquete se siente tan natural que es fácil quedarse embobado. Sin embargo, Fort Solis es como esos caramelos de buen sabor que se agrian al llegar al centro. Tengo un problema con Unreal Engine 5 y su implementación en el videojuego, ya que aunque la iluminación roza lo perfecto, el resto del juego presenta tantos problemas que no sé hasta qué punto UE5 es el "futuro".
Vale la pena sacrificar FPS y ahorrarnos su Modo Fidelidad
Hay ghosting en las imágenes que crea una importante estela al mover un objeto, casi como el que sufrimos en aquel Days Gone lanzado en PS4 hace ya 4 años, pero esta vez al jugar en PS5. Las sombras tienen popping y generan problemas con la iluminación. Incluso los reflejos empañan el acabado general en algunos momentos. Fort Solis llega a PS5 con dos modos, los clásicos que todos conocemos, y aunque por la naturaleza del juego jugarlo a 4K pero a una tasa de 30 FPS no es malo per se, el resultado final es preocupante. Si se prefiere el modo fidelidad, la tasa de imágenes es estable a 60 FPS, aunque se aplica un difuminado algo pesado a la vista con una resolución de 1440p.
Fort Solis es un proyecto, ante todo, curioso. Me cuesta dividir su lógica base de experiencia cinematográfica del hecho de que este medio se caracteriza por la interacción del jugador. Juega a un nivel diferente, quizá inferior al de los juegos de Quantic Dream y similares. Está en tierra de nadie. Es un aperitivo de muchas cosas, y quizá una experiencia agridulce. Sin embargo, su naturaleza de película de terror espacial bien llevado, con mimo y buena mano a la hora de llevar la tensión adelante, hacen que su condición de "peli de domingo por la tarde" no me haya disgustado del todo.
- Te salva el apuro si no tienes a qué jugar una tarde
- No hay rejugabilidad más allá de redescubrir la misma historia cuando se te olvide
- Su premisa y planteamiento son sobradamente buenos, suficiente para engancharnos
- El trío actoral es demencial, con una fuerza que sale de la pantalla
- Unreal Engine 5 tiene importantes problemas para un producto que, de base, se ve y oye muy bien
