Desde que empezó la fiebre de los soulslikes, no son pocos los juegos que han intentado hacerse con un hueco dentro de este espacio. Uno de los primeros rivales de Dark Souls fue Lords of the Fallen allá por 2014, y, casi 10 años después, la marca revive para llevarnos a una versión más oscura y tétrica de su universo. He podido probar las dos primeras horas de este action RPG, y tengo claro que en octubre voy a volver a por más...
Mitad barcelonés y mitad bucarestino, el estudio Hexworks coge el relevo a Deck 13 para crear esta nueva aventura, y en esta transición han cambiado muchas cosas. Pese al esfuerzo que hubo detrás del título original, se le echaron en cara varios tropiezos: una jugabilidad lenta y pesada, falta de elementos de RPG, poco dinamismo y un mundo al que le faltaba profundidad acabaron por pasarle mucha factura. La buena noticia es que precisamente Lords of the Fallen 2023 tiene todo esto en cuenta y usa los errores del pasado para fraguarse su propia identidad.
Fantasía oscura, la piedra angular del juego
Desde sus primeras imágenes, la diferencia entre los orígenes de la bilogía y este nuevo juegos saltaba a la vista: adiós a la fantasía de poder y hola a la fantasía oscura, y es un cambio que precisamente creo que le sienta de miedo al juego. Con una estética renovada y con mucho sabor, la oscuridad también trasciende al mundo de Lords of the Fallen para convertirlo en un escenario de lo más interesante para esta epopeya truculenta.
Han pasado mil años desde la acción del primer título, y el dios demonio Adyr ha vuelto. Como Cruzado Oscuro que eres, tu misión es acabar con él, y para ello has recibido un objeto clave: una linterna o farolillo con poderes mágicos. Y es que en Lords of the Fallen, las apariencias engañan y cada rincón del mundo esconde sorpresas que solo podrás ver gracias a este artilugio, una herramienta clave en tus aventuras y la idea que más pasmado me ha dejado de todo lo que ha tenido que enseñar el título.
El mundo de Mournstead está dividido en dos planos que se superponen: Axiom y Umbral. El primero es básicamente la realidad como la vemos, la realidad donde habitan todos los seres vivos que está siendo destruida por las hordas de Adyr. Si eso te suena tétrico, espérate a que te hable de Umbral, el mundo de los muertos donde la realidad se retuerce para crear paisajes infernales y ponerte cara a cara contra peligros que no sabías que estaban ahí.
Acción soulslike entre dos mundos
La teoría de por sí es interesante, pero es la práctica lo que me ha dejado fascinado. A la hora de explorar Mournstead, vas a querer pasar la mayor parte del tiempo en Axiom, pero de tanto en tanto te vas a topar con obstáculos insalvables. Ahí es donde entra por primera vez Umbral: usando tu linterna, puedes cambiar la realidad a tu alrededor y descubrir cómo es la versión de ultratumba de ese plano. Plataformas que no existían, callejones que ahora se abren y pasadizos secretos son algunas de las cosas a las que puedes acceder con tan solo levantar este artilugio, y la verdad es que a nivel estético la transición y su efecto son increíbles. Pero, si Umbral es tan útil, ¿por qué no pasar la mayor parte del tiempo allí? La respuesta es que, simple y llanamente, es una tierra muy peligrosa.
Si bien es verdad que allí vas a encontrarte con recursos útiles y un montón de pistas que te ayudarán en tu aventura, cuanto más tiempo pases en esta dimensión dejada de la mano de Dios, más difícil se volverá el asunto. Con enemigos más poderosos y agresivos, los más valientes podrán aprovechar esta curva para conseguir cada vez mejores recompensas. Eso sí, vas a tener que andarte con ojo, y es que si te pasas de listo, es posible que te choques contra una sorpresa desagradable dispuesta a enseñarte una lección.
La estética de estas zonas está marcada por sus diferencias. Mientras que Axiom nos lleva a localizaciones de fantasía "más bien mundanas", en Umbral todo cobra un toque siniestro inspirado por el pintor Beksinski. Como si de paisajes del mismísimo infierno de se tratara, vas a encontrarte allí evocaciones de la muerte por doquier y un aire lúgubre y tenebroso. Todo esto, además, está llevado a cabo con Unreal Engine 5 y su potente Lumen, lo cual le da al juego un aspecto de espanto cuando funciona. Este último punto es importante porque sí que noté una discordancia de calidad estética entre algunas de las zonas del juego, estando bastante alejadas las que mejor aspecto tienen de las que peor pintan. Aun así, da gusto ver los escenarios y la imaginación puesta tras ellos, y no es nada difícil meterte de cabeza en lo que te rodea.
A nivel conceptual, los niveles funcionan muy bien, pero también cumplen en cuanto a su diseño. Con muchos caminos alternativos, un uso inteligente de la verticalidad, secretos allá a donde vayas y una progresión con aroma de metroidvania, puede que estemos ante algunos de los mejores niveles que he visto en el género. Desde desafíos de plataformeo —muy divertidos, he de decir, algo que no suele casar con los soulslikes en mi experiencia— hasta zonas no accesibles en primera instancia a las que tendremos que volver más adelante, sobre el papel la fórmula me recuerda más al primer Dark Souls que a otros de sus congéneres, y eso es algo que echaba de menos.
Combate y enemigos, hay potencial pero falta pulir
Pero, ¿qué clase de soulslike sería este si solo tuviese niveles imponentes sin el combate característico del género? Lords of the Fallen 2023 también toma notas de su predecesor para evolucionar sus enfrentamientos. Lejos quedaron las animaciones pesadísimas de una fantasía de poder, ya que este juego vira hacia unas batallas mucho más ágiles y dinámicas. Aquí es, de hecho, donde tengo uno de mis primeros conflictos con lo que probé del título: el combate funciona sin problemas, pero algunas de sus animaciones me dejaron algo frío, y es que notar una falta tangible de peso tras un ataque que debería transmitirlo es una sensación muy disonante cuando hablamos de este tipo de juegos. No es el caso aquí en todos tus golpes, pero sí que pude sentir esa ausencia en algunas ocasiones, como si el juego variase entre contundente y flotante de tanto en tanto, y eso me dejó un sabor agridulce.
Los enemigos del juego tampoco se libraron de este pero, algo todavía más frustrante pues le quitó dramatismo y satisfacción a algunos enfrentamientos que, de no ser por eso, las tendrían todas consigo para ser absolutamente estelares. Aun así, esto no termina de romper la experiencia, y he de decir que a nivel jugable, los duelos no solo son variados, sino que ofrecen ingenio e innovación en sus momentos más tensos.
En cuanto al diseño de los enemigos, este es otro aspecto que me tiene dividido. Por un lado, no me parece que sean feos o poco inspirados, todo lo contrario. Nuestros contrincantes tienen una estética muy marcada —aunque a veces algo cliché, especialmente habiendo juego a títulos de FromSoftware—, pero no pude evitar la sensación de que a veces les faltaba cohesión. Puede que esto sea solamente sintomático de no conocer todavía Mournstead a conciencia, con lo que tampoco le “restaría puntos” a estas primeras impresiones por ello, pero espero aliviar esta sensación en octubre.
Tiene el potencial de hacer que te lo pases en grande si eres un fan del género
Aun así, si me tengo que quedar con algo de estas dos horas de juego es con el sentimiento que atravesó mi cabeza cuando se acabó mi tiempo con el título. Cada minuto de mi partida lo pasé analizando todas las sensaciones que me transmitía la obra y cada elemento que tenía delante de mí, pero una vez me vi obligado a soltar el mando, me di cuenta de que quería jugar más. El nuevo Lords of the Fallen es uno de esos juegos que tiene el potencial para atraparte con sus ideas más imaginativas y hacer que te lo pases en grande si eres fan del género, y al fin y al cabo creo que eso es lo más importante a la hora de probar un videojuego. Ahora que su estreno se acerca, si eres forofo de los action RPG y te gustan los desafíos, te insto a tenerlo en tu radar.
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