Los aficionados a los videojuegos a menudo son muy poco amigos de los cambios. Es una de las explicaciones de que Quake 2 sea, para muchos el peor videojuego de la saga Quake. Claro, que decir que un título es el peor de una saga de este calibre es parecido a decir que El Padrino III es la peor película de su saga, sigue significando que es uno de los mejores largometrajes de la historia. ¿Por qué atribuyo el denostar este lanzamiento al miedo al cambio? Porque veníamos de una primera parte que tenía un estilo, una ambientación y un concepto tras de sí muy diferente a su secuela.
Quake 2, la guerra contra los Strogg
Los cambios son de todo tipo. Argumentales, tonales, artísticos... El inclasificable marco en el que se ambienta el primer Quake, la ausencia de argumento y la música ambiental de Nine Inch Nails (tan gótica como el propio juego), dejaban lugar a un estilo futurista, a una historia no demasiado profunda pero sí existente y a una banda sonora metalera de Sonic Mayhem con una interesante y muy prestigiosa colaboración de uno de los artistas que mejor fusionaban la electrónica con las guitarras en aquella época: Rob Zombie. En id Software siempre tuvieron buen gusto para la música, pero ya sólo el cambio en la elección de los artistas era toda una declaración de intenciones.
Adoro el primer Quake, pero que la segunda parte tuviera historia siempre fue un valor diferencial
Y es que todos aquellos que esperaban con la segunda parte un mero "más grande y mejor" se vieron sorprendidos con el viraje casi total de la secuela. Para mi gusto a algo superior. Es cierto que adoro el primer Quake y que es un videojuego realmente importante para el género, pero a mí siempre me han interesado las historias y ese conflicto estelar entre esos soldados que parecen directamente salidos de Aliens y los temibles Strogg eran mucho para un jugador que siempre había vivido fascinado preguntándose qué tipo de aventuras habrían vivido esos marines del espacio antes de la película. No es que el guión de la secuela fuera la bomba precisamente, pero algo había a lo que agarrarse en este conflicto que parecía extenderse en el tiempo antes y después de ese pequeño fragmento que nos cuenta el juego.
La jugabilidad seguía teniendo ese toque veloz y furioso que caracteriza a todos los títulos del estudio durante esa época, aunque fuera algo más lento que la primera parte sigue siendo mucho más rápido que el 99% de shooters actuales, pero las armas para mi gusto también eran mejores y más variadas en la continuación. Por muy fascinante que fuera la pistola de clavos como concepto (que lanzaba "clavos de nueve pulgadas", como no podía ser de otro modo), siempre me ha parecido que el arsenal de la segunda parte es más variado en cuanto a utilidad y compacto en cuanto a estilo visual.
Con el tiempo hemos sabido que había intención de que Quake II fuera una nueva IP completamente distinta, pero que problemas con diferentes licenciatarios y algunas diferencias creativas hicieron que acabara dentro de la propia franquicia como explican fenomenalmente en el libro Masters of Doom. Así se explican muchas de las diferencias artísticas entre los dos videojuegos que, aunque tienen un nexo común en la forma de entender el género FPS, lo cierto es que parecen pertenecer a dos sagas completamente distintas.
Un remaster a la altura de Quake II
El caso es que en su momento Quake II tenía infinidad de aspectos que llamaban mucho la atención y que definieron el género: características que ya se han visto mucho, pero que fueron rompedoras por aquel entonces. Hablo de factores técnicos como la iluminación dinámica y cómo llevaba lo visto en la primera parte a nuevas cotas, hablo también de detalles espectaculares como las moscas sobre los cadáveres, los enemigos heridos disparando desde el suelo, las reacciones convulsas de otros oponentes segundos después de perder la cabeza de un disparo... Nada de eso se había visto antes a este nivel.
Así que entiendo que algunos aspectos hicieran que Quake II fuera tratado durante años como el peor juego de la serie, por ejemplo algunas decisiones un poco extrañas sobre el código de red en las partidas online y el apoyarse en servidores únicamente o un soporte para mods que generó algunos problemas por vulnerabilidades. Sin embargo, para mí sigue siendo uno de los mejores shooters en primera persona de la historia y es por ello que llevaba años deseando este remaster.
Y es que es una remasterización con todas las letras. Por un precio supercompetitivo de 9,99 euros (gratis para suscriptores de Xbox Game Pass, por cierto), tenemos no sólo el estupendo videojuego sino además nuevos mapas, muchos extras, la posibilidad de disfrutar de Quake II 64 y pleno soporte multijugador... Unido, además, a la resolución 4K, 120fps, soporte para 8 jugadores localmente en Xbox Series y para 4 en el resto de plataformas... Además, eso que está haciendo Bethesda Softworks que tanto me gusta de lanzar sus videojuegos de un perfil un poco más modesto que sus grandes superproducciones justo cuando los anuncia me encanta, y es algo que ya ha hecho dos veces este año que, recordemos, comenzó de maravilla con el extraordinario y sorprendente Hi-Fi Rush.
Grandes noticias si te gustan los videojuegos, desde luego.
Venga, Bethesda... dame una alegría y anuncia el año que viene un remaster de Quake 4. Aunque no fuera desarrollado por la propia id Software, lo hicieron los siempre reivindicables Raven, la guerra contra los Strogg desde dentro (no entraré en spoilers, pero tiene uno de los mejores giros argumentales que recuerdo en un shooter de la época) se merece un tratamiento a la altura de lo que hemos visto hoy.
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