Ocho bólidos en la parrilla de salida, revoluciones al máximo, nitros preparados y neumáticos a punto para quemarse en derrapes imposibles. Ridge Racer regresa, en formato portátil, pero con la misma sensación de conducción clásica de la serie. Eso sí, ahora en 3D para que sus curvas y adelantamientos parezcan salirse de la nueva pantalla estereoscópica de Nintendo 3DS.
Existen muchos arcades de conducción, pero muy pocos tan conocidos como Ridge Racer. El fenómeno de la velocidad con los derrapes más inverosímiles del mundo del videojuego regresa a una consola, y no lo hace con la finalidad de presentarnos una continuación de la franquicia, sino más bien una recopilación de trazados y vehículos para demostrar el potencial de la visión tridimensional -y sin gafas- en una portátil como 3DS.
Los nipones de Namco Bandai, por tanto, no han querido desaprovechar la oportunidad para ofrecernos en esta etapa de lanzamiento el primer gran título de conducción para la máquina (descartando, por tanto, el más que irregular Asphalt, de Ubisoft). Y lo hace con buenos números, gracias a 15 circuitos y un número aún mayor si hablamos de coches para comprobar lo que es conducir a más de 300 kilómetros por hora con el efecto 3D activado.
No obstante, esta es tan solo la carrocería de Ridge Racer 3D, porque en su interior es donde encontramos su verdadero motor: la jugabilidad. Y en este sentido nada ha cambiado, empezando por esa mecánica que siempre ha caractizado a la serie, con un gusto innato por la velocidad y los derrapes imposibles, aparte de las inyecciones de adrenalina que proporcionan los "nitros" o los rebufos. Elementos que vuelven a hacer único a un videojuego destacado dentro del catálogo inicial de Nintendo 3DS, una buena alternativa para aquellos que no puedan esperar a adelantar, batir records y ganar grandes competiciones en su recién estrenada portátil.
¡Riiiiidge Racer!
Ridge Racer 3D vuelve a confiar, a rasgos generales, en carreras puramente arcade de hasta ocho pilotos donde lo que más importa es llegar el primero a meta. Y como elemento más destacable, citar que el título, por supuesto, hace uso del nuevo "stick" analógico de 3DS (aparte de la cruceta), convirtiendo la experiencia en lo más cercano a disfrutar de Ridge Racer en una máquina de sobremesa, incluyendo también todo lo referente a un apartado gráfico nada descuidado.
Existen hasta 8 tipos de control predefinidos, ninguno con soporte para la tecnología giroscópica, algo que puede deberse a la premisa de diseñar el producto desde una perspectiva práctica. Y es que solamente hay que saber dónde está el botón de freno y de aceleración, aparte de tener claros algunos conceptos como el "rebufo" (para ganar algo de velocidad punta) o los "derrapes", un arte cuyo dominio es otra vez fundamental. Y no solamente porque nos ayude a superar curvas a toda velocidad, sino porque así rellenaremos nuestra barra de nitro, la cual se activa con los gatillos L y R con el fin de alcanzar registros de velocidad vertiginosos.
Y si esto no suponen suficientes ayudas, antes de cada carrera es posible comprar mejoras temporales de salida u otros potenciadores que nos auxilien en unas carreras que siempre veremos desde la pantalla superior, quedando la inferior dedicada a mostrarnos el mapa del circuito, información sobre posiciones de carrera o el tiempo de vuelta.
No existen funciones realmente destacables para la pantalla táctil de 3DS, salvo en el caso de cambiar de cámara, algo que tampoco supone un quebradero de cabeza (existen únicamente dos vistas: interna y externa), pero que es más fácil cuando sólo se tiene que realizar una suave presión sobre el panel inferior. Tal vez hubiera sido deseable que este marco se hubiera empleado más a fondo, ya que no goza de mucho más protagonismo si no citamos a los menús.
Unos menús que, por cierto, no muestran pocas opciones de juego, comenzando por la más potente: Gran Premio. Una modalidad enorme, tal vez algo abultada, con más de 150 carreras crecientes en dificultad que se dividen en varias competiciones y grandes premios. El objetivo es sencillo: llegar siempre en la posición indicada, siendo más rápidos que nuestros rivales para que se nos recompense no solamente con puntos con los que comprar mejores bólidos, sino también con nuevas pistas que quedarán desbloqueadas a partir de ese momento.
En definitiva, un planteamiento arcade que se completa con opciones como Evento rápido (que crea una competición en base a nuestras preferencias), Carrera estándar (seleccionando categoría, circuito y coche), Único modelo (donde compiten únicamente bólidos de la misma clase) y Contrarreloj (para ponernos a prueba en base a nuestros propios récords).
Por tanto, no puede decirse que Ridge Racer 3D no incorpore opciones de juego, aunque carece de un aspecto muy importante: carreras online. En su lugar, se nos ofrece el clásico Versus, para un máximo de cuatro usuarios en modo local. Resulta interesante que se pueda competir por equipos, que haya lugar para usar un "handicap" (para que los corredores en última posición vayan más rápido) y que hasta se puedan apostar puntos a repartir entre los ganadores. Sin embargo, esperábamos mucho más, y no solamente una función StreetPass que se limita al intercambio de datos para librar duelos con coches fantasmas descargados de otros jugadores.
Las opciones Récords (donde consultar marcas personales) o Garaje (para modificar aspectos limitados de nuestros coches, como su color) tampoco apoyan el resultado final aunque, al menos, los gráficos acompañan. En este aspecto, cabe apreciar el trabajo realizado sobre el modelado tanto de vehículos como de circuitos, siendo estos últimos especialmente variados: una recreación de Montecarlo, otro en plena montaña, uno más con las cuestas de San Francisco...
La imaginación ha sido una tónica fundamental para los japoneses, que han vuelto a abusar del "motion blur" y, ante todo, del efecto 3D para verlo todo con relieve. No es que aporte mucho a la jugabilidad (ni siquiera para valorar la distancia con respecto al coche de delante), pero resulta muy vistoso, dando forma a una estampa visual destacada que se completa con un apartado sonoro competente, gracias tanto a los frecuentes comentarios durante las carreras (en inglés) como a las acertadas melodías "techno" que nos acompañan en un espectáculo de velocidad donde frenar está prácticamente prohibido.
Namco Bandai Games lleva las carreras arcade de Ridge Racer hasta la pantalla 3D de la nueva portátil de Nintendo con muy buenos resultados. Mantiente la esencia jugable original de la franquicia, añade modos de juego duraderos y potencia el resultado final con un apartado audiovisual muy convincente, sobre todo cuando se aprecia gracias al efecto estereoscópico de Nintendo 3DS. Le hubiera faltado una modalidad online y una mayor profundidad en su planteamiento (con opciones de juego más elaboradas) para convertirlo en un imprescindible, aunque podría resultar suficiente como para convencer a los amantes de la velocidad en esta etapa inicial de lanzamiento.
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