Estas pasadas semanas disfruté de unos cuantos días de vacaciones y, como no podía ser de otra forma, los invertí en hacer adelgazar mi backlog… Lo que tradicionalmente llamábamos "lista de videojuegos pendientes". Y uno de ellos ha sido uno de los juegos independientes que más ruido ha hecho en 2023: Sea of Stars.
El RPG pixel art de los canadienses de Sabotage Studio está inspirado en tótems del juego de rol japonés, especialmente Chrono Trigger. Nacido como un spin-off del también genial The Messenger, nos cuenta la historia de Zale y Valerie, dos Hijos del Solsticio destinados a luchar contra el mal latente en su mundo. Podría dedicarle este artículo a su genial combate, o a lo bien medido que está el contenido adicional, pero quien de verdad se ha quedado en mi memoria es una pirata con más nombres que la Duquesa de Alba.
Porque si algo me parece brillante de Sea of Stars por encima del resto, es su escritura… En concreto lo bien que está su humor. Todos los personajes saben cuando meter un buen "one liner", siendo además consecuentes con su arco de personaje. Y luego está Yolande, claro.
O debería decir "Yolande Seria Bienintencionada Demolición Atención Practicidad Servicio Fortwal". Porque sí, esta pirata que conocemos en las primeras horas de aventura siempre suele decir que "x es mi segundo nombre" cuando se necesita una cierta habilidad por su parte. Y el chiste se completa con que estos términos sí que forman parte de su nombre.
Precisamente en su nombre radica una de sus razones de ser. Fortwal, su último apellido, es una forma alternativa de escribir Fourth Wall. O lo que es lo mismo, la cuarta pared; ese muro invisible que se establece entre una obra artística y quien la está experimentando. Ya sabéis, lo que rompió Kojima con PsychoMantis leyéndote las partidas de tu PlayStation 1 en Metal Gear Solid.
Ya cuando la conocemos en el pueblo costero de Brisk, Yolande hace gala de esta habilidad referenciando varios momentos que todos hemos vivido en diversos JRPG. "¿Y si compramos mejoras lineales en cada pueblo? Los herreros son mejores cuanto más al sur se encuentran.", espeta Yolande en una de nuestras primeras interacciones con ella.
Desde Final Fantasy, pasando por Golden Sun, sin olvidarnos del propio Chrono Trigger, todos cumplen con esa premisa. De hecho, Yolande vuelve a incidir en esto un poco más tarde al preguntarse por qué todos viven en cabañas a pesar de vender espadas por decenas de miles de monedas en el tramo final del juego.
Y hay más bromas sobre ciudades iniciales que se incendian mientras tú estás buscando un remedio ancestral, o peleas contra jefes en las que te quedas a un punto de vida para volver a enfrentarte a ellos cuando avance la trama un poco más. En un género en el cual las historias se toman tan en serio a sí mismas y tienen tantos clichés tras décadas de iteración sobre la misma base, es refrescante la presencia de un alivio cómico tan bien pensado como Yolande.
Sea of Stars, de hecho, cumple varios de estos tópicos, como el uso de un barco para volver a zonas iniciales y explorar el mundo, o esa compra de espadas linealmente mejoradas. Pero también tiene añadidos a la fórmula clásica del JRPG como ligar la exploración a un pseudometroidvania de obtención de habilidades y objetos, o la divertida posibilidad de fundar un pueblo propio.
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