Repasamos los momentos más extrañamente terroríficos que hemos sufrido en la saga creada por Konami.
Si eres fan de la saga Silent Hill, cuanto peor lo pasas jugando, más te diviertes. Y esta franquicia nos ha dejado momentos aterradores que no seremos capaces de olvidar nunca. Las calles llenas de niebla, las criaturas deformes y las enormes figuras humanas con cascos piramidales, son sinónimo de “miedo” cuando hablamos de videojuegos.
Con más de 10 entregas en la franquicia para todo tipo de plataformas, y con el salto a otros medios como el cómic o el cine, la obra de Keiichiro Toyama ha dado combustible de sobra para nuestras pesadillas. Seleccionamos las situaciones en las que peor, y mejor, lo hemos pasado disfrutando de la saga creada por Konami hace ya 18 años.
La muerte de Lisa (Silent Hill) - Ahora puede dar miedo por la calidad de los gráficos, pero en su momento este momento enterraba su puño en nuestro pecho de jugador y estrujaba nuestro corazón mientras el rostro de esta enfermera se empapaba de sangre. Lo peor: la dejamos atrás.
El callejón (Silent Hill) - El ángulo de la cámara, el estrecho escenario, los chirridos metálicos, la iluminación menguante… Todo estaba pensado para hacer que el jugador se enfrentara a este momento con los dientes apretados y aguantando la respiración.
El servicio de la prisión (Silent Hill 2) - Este escenario no solo da miedo por su estado de salubridad, también tiene un susto oculto. Si llamas a la puerta cerrada y te diriges a la salida un par de veces, un escalofriante e inesperado efecto de sonido te hará pegar un salto de tu sofá.
Primer encuentro con Pyramid Head (Silent Hill 2) - Cualquier perturbado monstruosos que se precie se enfadará si le interrumpes cuando está entretenido jugando con sus siniestros maniquíes. Esconderte en un armario y empezar a dispararle en lugar de disculparte por tu intromisión, no hace que su humor mejore.
La sala del espejo (Silent Hill 3) - Otro de esos momentos inolvidables, que sin tener un gran susto, sí que mantienen en tensión al jugador mientras alrededor de su personaje el escenario comienza a transformarse en una sanguinolenta pesadilla.
El almacén de maniquí (Silent Hill 3) - Un montón de torsos desnudos y de brazos en ángulos inquietantes te rodean en un pequeño cuarto mal iluminado.¿Cómo podrías empeorar la situación? Con un grito estremecedor y un charco de sangre que no estaba ahí unos instantes antes.
El apartamento (Silent Hill 4) - No nos decidimos… ¿Qué nos da más miedo? La sombra inquietante, las niñas lloronas aparecidas en la pared, la cabeza que cae por la ventana, el furioso vecino que irrumpe a través del muro o el estado de las cañerías de la cocina… ¡Hay tantos sustos donde elegir!
La cabeza gigante (Silent Hill 4) - Aceptamos que no es el precisamente el punto más aterrador del juego, pero sí que es de los más inquietantes. Y no es solo porque sea una cabeza gigante que ocupa todo el pasillo. Es el movimiento de los ojos de esta Eileen con el peor caso de megacefalia del mundo lo que todavía hoy nos quita el sueño.
Los Raw Shack (Silent Hill Shattered Memories) - Estas criaturas que se adaptan a la psique del protagonista, y que van evolucionando en cada pesadilla, son el punto fuerte de esta entrega de la saga. el hecho de que nos encontremos prácticamente indefensos ante su amenaza no nos hace recordarlos con cariño.
Silent Hill P.T. - Esta demo es en sí misma es el terrorífico cúlmen de la franquicia. La apuesta de Kojima por hacer evolucionar la saga terminó en algo que realmente dejó a todos los aficionado con muy mal cuerpo: la cancelación del proyecto. Ningún fan de Silent Hill lo ha superado todavía.
