Arturo Pérez-Reverte es un autor que no deja indiferente a nadie. Mordaz, incisivo, y preciso en sus observaciones, el escritor y miembro de la Real Academia Española es una eminencia en todo lo referente a novelas históricas centradas en los periodos más controversiales e intensos de la Historia de España: las saga del Capitán Alatriste en el Siglo de Oro, sus retablos acerca de las guerras en Europa a principios del S.XIX, las tramas de espionaje de Lorenzo Falcó en el periodo previo a la Guerra Civil Española... Es un autor que puede que no sea del agrado de todos, pero es innegable su pericia en los detalles históricos y en su capacidad para transmitir al lector esos detalles y que sean fácilmente apreciables y entendibles por aquellos menos instruidos.
Que me perdonen el autor al que me estoy refiriendo y los eruditos de su obra, pero para mí Pérez-Reverte es a la novela histórica de nuestro país, lo que Tolkien es al género de fantasía. Y sin embargo, alguien de su amplio bagaje cultural y de conocimientos históricos tampoco es ajeno a la afición por los videojuegos. En los primeros meses de la pandemia, cuando todos nos vimos obligados a quedarnos en casa para evitar el COVID-19, Pérez-Reverte era una de las muchas personalidades que empleaban Twitter para mantenerse en contacto con su círculo de compañeros y con su público. En un hilo referente a su opinión tras haber visto Ready Player One de Steven Spielberg, surgió el tema de los videojuegos como posible remedio al hecho de vernos prisioneros en nuestros propios hogares, y el autor cartagenero reveló sus preferencias: la estrategia y la simulación, concretamente los Call of Duty, la saga Close Combat de estrategia, Scourge of War: Waterloo, los Total War (aunque sin especificar de qué periodo, pero si tuviera que apostar diría que el Empire o su expansión 'stand-alone', Napoleon), y una saga muy conocida y apreciada por los fans de la simulación y que actualmente tiene uno de sus mejores títulos a precio "casi regalado" en Steam: Silent Hunter III.
Más con los de simulación (Call of Duty, Close Combat, Silent Hunter, Waterloo, Total War y alguno más) que son el resto. O sea, una experiencia limitada.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) April 7, 2020
Silent Hunter III: el Nessun Dorma de los juegos de simulación submarina
No hace mucho pude revivir mis experiencias como capitán de la Kriegsmarine a bordo de uno de los muchos y temidos U-boats, que fueron hace casi un siglo la pesadilla de convoyes y patrullas aliadas por el océano Atlántico y el Canal de la Mancha durante la Segunda Guerra Mundial. Los "lobos" de la marina alemana del Tercer Reich supusieron un auténtico problema para las líneas de suministros norteamericanas a sus aliados en Europa y, tristemente, también fueron los responsables del hundimiento de varios navíos civiles durante el mismo periodo.
Se nota que buena parte de los materiales originales han sido fuertemente retocados o directamente reconstruidos
Detalles históricos aparte -parcialmente- Silent Hunter III es, para los amantes de la simulación del "servicio silencioso" de la Segunda, el juego que mejor representa la gestión, gobierno y combate a bordo de uno de estos infames sumergibles. Ubisoft Bucharest realizó un trabajo estupendo con el juego a todos los niveles para la época de su estreno en compatibles (2005); desde el sonido y el aspecto de las olas hasta el comportamiento del navío y cómo se debía ajustar para el combate.
Varios han sido los juegos que están tratando ahora de revivir esa pasión por la simulación submarina (el reciente indie UBOOT por mencionar alguno), pero siguen sin conseguir lo que la tercera parte de la icónica saga de simulación es maestra a día de hoy: hacernos sentir que somos uno más de los muchos cazadores que operaban en las aguas de la Europa occidental en plena guerra por el dominio de las rutas marítimas.
No es de extrañar que Pérez-Reverte fuera aficionado a la saga. (...) Es de los pocos juegos que me ha hecho sudar sin requerir de reflejos felinos o rápidos para jugarse
No es de extrañar que Pérez-Reverte fuera aficionado a la saga (y me imagino que al juego también). Una inmensa cantidad de detalles realistas permean toda la simulación, y no me refiero sólo a la parte del combate. La planificación en nuestra ruta, el saber dónde se efectuaría la caza, el evitar los principales convoyes armados, o ser lo suficientemente audaces para atacarlos. Es de los pocos juegos que me ha hecho sudar sin requerir de reflejos felinos o rápidos para jugarse. Destaca también su campaña dinámica, muy innovadora por aquella época, en la que mis acciones, fueran éxitos o fracasos, determinaban la derrota (de rumbo) que mis superiores en la armada me designaban a patrullar.
Como aficionado a la simulación de este tipo -y al juego, ya que para mí también es el pináculo del género a día de hoy- no podría estar más deacuerdo con el autor al que me refiero en estas líneas a la hora de coincidir en que es una de las sagas de simulación más recomendables -si no la mejor- por las inigualables sensaciones que me transmite, lo correctamente que ha envejecido (aunque la edad también le pesa un poco) y porque es accesible para todo el mundo. Se disfruta mucho más en sus niveles de dificultad avanzada, pero tiene opciones para enseñarnos a capitanear un submarino de forma amena y divertida.
El caso es que este recomendado de uno de los grandes de nuestra literatura actual se encuentra rebajado en Steam por un precio que es casi un robo: sólo 1,24 euros. No es su mínimo histórico, pero los aficionados que aún no hayan tenido oportunidad de probarlo, o que quieran experimentar lo que siente en este excelente juego por primera vez, pocas veces tendrán una oportunidad más barata. Pero que no se demoren, porque la oferta no estará vigente mucho tiempo antes de volver a su precio regular: 4,99; ahora será más por lo que cuesta un menú que el carajillo de la tarde. En cualquier caso, cuando Pérez-Reverte te dice que le gusta un juego (y es un hombre de ideas firmes), por algo será.