El tercer título de la subfranquicia Sonic Riders se adentra en las profundidades de Kinect, utilizando nuestro propio cuerpo para controlar una "hoverboard" o las nuevas motos, incluidas por los desarrolladores. Free Riders podría ser considerado como un prototipo que necesita un pulido total en su reconocimiento, debido al cual no ofrece tanto como se esperaba.
SEGA y una facción del Sonic Team recuperaron la esencia de Sonic R hace unos años, plasmándolo en un juego con la coletilla Riders. En esta nueva versión, la innovación se centraba en el control de Sonic y sus amigos sobre unas curiosas tablas de snowboard que flotaban, denominadas "Hoverboard". La segunda entrega de la subfranquicia, Zero Gravity, sirvió para darle futuro al nuevo estilo futurista.
Aprovechando ese concepto y el nuevo periférico de Microsoft, el estudio poseedor de los derechos del erizo comenzó a desarrollar un nuevo proyecto con un control directo, sin necesidad de mandos. Kinect ha hecho posible esta proeza, pero no ha sabido ser aprovechada ni en un cuarto de sus posibilidades por los desarrolladores de Sonic Free Riders.
Queda inundado de problemas de reconocimiento, de escasa innovación con respecto a anteriores títulos, y de un control accesible únicamente a usuarios en perfectas cualidades físicas. Las carreras sobre tablas de surf flotantes vuelven sobre Kinect en un intento de precisar velocidad y control, pero pareciéndose muy poco a un videojuego con respuesta acertada.
Libres, sin mandos de control
En Sonic Free Riders, el erizo azul y sus amigos se encuentran con una patraña más del Dr.Eggman, quien les reta a superar una serie de pruebas de velocidad y habilidad a través de un campeonato que, con sólo avistarlo, cualquiera podría darse cuenta de que está amañado. Aceptando este reto, combatirán a toda velocidad y flotando en el aire, contra los malvados planes de Ivo Robotnik.
Free Riders se arropa bajo el lema "libertad de movimiento", gracias al último avance de Microsoft en detección corporal de movimiento. En cualquier caso, esta libertad acaba siendo amputada por un uso inadecuado del periférico, transformado en un control impreciso que a menudo dirigirá al personaje a cualquier dirección aunque lo que queramos sea únicamente estirar el brazo.
Aunque existe un extenso tutorial explicando parte por parte todos los movimientos, los fallos de reconocimiento impiden acabarlo de una manera satisfactoria. Las explicaciones a veces resultan incomprensibles, con lo que lo más seguro es que el usuario acabe desistiendo de terminar el tutorial para ponerse a correr sobre la tabla sin haberse aprendido todas las posibilidades de juego. Sin duda, un grave error que se manifestará en el resto del título...
Calibraciones constantes
Antes de iniciar cada carrera, nos vemos obligados a realizar una calibración sobre la cual existe poca utilidad demostrada, salvo que nos deja ampliar el margen de detección al inclinarnos. Afortunadamente, si queremos mantener la configuración existente, podremos pasar de largo de esta opción y esperar a que comience el nivel.
La modalidad World Grand Prix es el homónimo al modo historia, en el que tendremos que elegir uno entre un máximo de cinco equipos y superar las historias de cada uno para ver un final completo. Pero aparte de deslizarnos sin control por las pistas, se nos propondrán distintas misiones. Entre los objetivos podemos encontrarnos con retos relacionados con conseguir un número determinado de anillos, hacer varias piruetas en el aire o grindar sobre barras.
Los equipos están formados por tres personajes, con fases reservadas para ellos, pero gracias a la opción de carrera libre podemos competir en cualquier circuito con el personaje que queramos. Según acumulemos anillos es posible mejorar las habilidades de todos los personajes (más de diez seleccionables), aunque también tenemos la oportunidad de hacerlo adquiriendo ampliaciones para las "hoverboard" en la tienda.
La experiencia del equipo artístico
Sonic Free Riders ofrece una variedad notable de situaciones especiales en las que tendremos que reaccionar para aprovecharlas. Si encontramos una zona con anillos por encima de la pista, alzando las manos hacia el techo logramos que el personaje también lo haga, sumando anillos a la bolsa. Interesante es que esta misma acción se puede ejecutar con cualquiera de las dos manos apuntando tanto hacia los lados como hacia arriba, aunque no siempre nos detecte.
En lo referente al multijugador, se puede jugar por relevos (1-4 jugadores), en compañía de un segundo jugador o hasta un máximo de 8 usuarios en Internet. Para eso hay una modalidad online donde, a excepción de la modalidad World Grand Prix, nos encontramos con los mismos modos de juego que cuando estamos desconectados, incluyendo una carrera por relevos y por equipos. Permitiendo un máximo de ocho jugadores conectados a Xbox Live el resultado es bastante entretenido, y lo sería más aún si no existieran los problemas de reconocimiento ya comentados.
Gráficamente, Free Riders no demuestra mejoras interesantes con respecto a sus antecesores, siendo un juego estable a base de modelos cuidados, y unos escenarios que cumplen con su cometido. En cuanto al sonido, las manos de Jun Senoue y Richard Jacques han permitido a los chicos del Sonic Team mostrar unas melodías electrónicas aceptables en su gran mayoría, salvo por la melodía principal, que es prácticamente lo mejor de un juego que no estrena como debiera a una estrella como Sonic en Kinect.
A pesar de todos los defectos a la hora de utilizar nuestro cuerpo como control, Sonic Free Riders es un juego con una estética atractiva, realizado sin demasiadas complicaciones y siendo necesario revisar todos los pasos del desarrollo. Sonic Team ha demostrado en ediciones anteriores que lo visto en este título se puede mejorar con esfuerzo, y es lo que esperamos que consigan en un futuro próximo.
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