Seguro que más de un lector recuerda cuando a finales de los noventa, y ya entrando en los 2000, regalaban CD-ROM de videojuegos en prácticamente todo. Es cierto que muchos de aquellos juegos eran títulos promocionales de muy baja calidad. Pero también EA e Infogrames llegaron a colar, gratis y azucaradamente, algún que otro buen juego en tu casa.
En un supermercado, en la sección de productos para el desayuno, con algún producto venía de regalo un juego de El Hobbit. Creo que era una marca de cereales de desayuno, no estoy seguro, pero el juego era aquel que en 2003 desarrollaran Inevitable Entertainment y la mítica Sierra Online. No he sido capaz de encontrar a nadie que recuerde ver esta promoción de El Hobbit. Ni en internet, foros y redes sociales he encontrado menciones o referencias directas. Pero el juego se regalaba con algún producto de alimentación. Tal vez me falle la memoria y no fueran cereales de desayuno, y sí galletas. Da igual, esa parte no es importante. Lo que sí que resulta interesante es que esta promoción da mucho que pensar sobre el mercado de videojuegos de la época, de la sobreexplotación del CD-Rom en aquel momento como soporte, y del uso de las franquicias relacionadas con la obra de Tolkien en un momento en el que la trilogía de película dirigidas por Peter Jackson se despedían de los cines.
No os voy a engañar, jugué a El Hobbit. También tengo que reconocer que prácticamente lo juego todo al menos una vez. Por eso le di una oportunidad a aquel CD, y la verdad es que el juego no me gustó demasiado. Ya con la cinemática inicial y los dibujos que ilustraban el prólogo se podía entender perfectamente que encontrara aquel juego como regalo acompañando 250 gramos pasta de trigo tostada y azucarada. A lo mejor, y siendo justos, el juego no estaba tan mal para la época. Tal vez. El caso es que no los recuerdo con cariño y no terminé de jugarlo. Por algo sería. Pero el juego ha vuelto a mi memoria ahora que el tema de los derechos de explotación de la obra de Tolkien y la serie El señor de los anillos: Los anillos de poder de Prime Video son noticia. Y es que Vivendi, que en aquellos ya remotos tiempos tenía los derechos de adaptación de la obra literaria de Tolkien no lograba el éxito esperado con sus juegos. Eso se debía, entre otros problemas, a que sus juegos no se parecían demasiado a las películas, que era lo que estaba de moda entre los aficionados.
Vivendi recurrió a Sierra Entertainment, una editora tan legendaria como los Maia, para desarrollar un juego que pretendía ganarle terreno a las películas adaptando la novela preludio de El señor de los anillos, El Hobbit. Cómo este juego llegó a ser un artículo promocional en un cereal de desayuno se me escapa. El caso es que, curiosamente, otra promoción también llegó a regalar El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey de Electronic Arts. Lo que son las cosas.
Cómo este juego llegó a ser un artículo promocional en un cereal de desayuno se me escapa
La curiosidad con el tema de los derechos y el hecho de regalar juegos con productos de tan bajo coste no acaba ahí. En aquella época una conocidísima marca de cereales (sí, esa en la que estás pensando), regaló diferentes juegos dentro de las cajas de sus productos. Y no todos eran juegos malos, ojo. Ahí estaban el primer Age of Empires, V-Rally Expert Edition 2 o Tony Hawk's Pro Skater 2. Luego había otros más… "Ramplones", como El Lucky Luke Western Fever, que tampoco puedo decir que fuera bueno, pero que sí que jugué hasta el final. Es que soy fan de Luckey Luke, y ya os he dicho que pruebo prácticamente todos los juegos que caen en mis manos. No me juzguéis.
Resulta curioso ver cómo títulos como Infogrames o Activision encontraron un canal de distribución alternativo en los cereales. El desayuno no deja de ser "la comida más importante del día" y prácticamente no hay chaval que no se deje seducir por los colores y el azúcar de estos productos. ¿Qué mejor estrategia comercial que reforzar su atractivo que regalando videojuegos? Pero esos juegos, ¿de dónde salen? Porque regalar juegos que, si bien ya amortizados, todavía están a la venta en las estanterías, parece contraproducente para las desarrolladoras. Y no se trata de una maniobra para deshacerse de un stock, si no de una promoción que requiere tanto de la generación de nuevas copias físicas del juego como de la serigrafía de las copias, el rediseño de la caja de cereales, el empaquetado... No es una cifra astronómica, pero es un gasto. ¿Asumía la marca de cereales ese gasto extra para ofrecer un incentivo de compra a sus consumidores? ¿Se embolsaban EA e Infogrames el beneficio de una copia vendida por cada caja distribuída, o los vendieron a granel? Vivo con esas dudas.
¿Eran aquellos juegos un buen ejemplo de la máxima ''la primera es gratis''?
De primeras, parece que el primer beneficiado es la marca de cereales, que atrae y fideliza a compradores ofreciendo, además de su producto, un buen regalo. Pero lo cierto es que ahora resulta extraño ver este tipo de promociones. Pensad en ello. Vemos regalar cascos "gamer", o mandos inalámbricos de marca blanca, pero no videojuegos. Como mucho, contenido descargable para juegos en forma de código impreso. Pero no los juegos en sí. Se les rompió el amor. Hay relaciones que no están hechas para durar… Desde luego no serán pocos los aficionados que recuerden, entre sus primeros videojuegos, títulos que formaban parte de esta colección de regalos. ¿Ha crecido tanto la industria del videojuego que ya no necesita utilizar las coloridas cajas de cartón de los cereales como Caballo de Troya para entrar en los hogares? ¿Eran aquellos juegos un buen ejemplo de la máxima "la primera es gratis", para enganchar a los chavales como si de algún vicio malsano se tratara? Lo que sí tengo claro es que, por aquel entonces, los tiempos eran más sencillos.