Prepárate para dar la bienvenida a uno de los últimos grandes juegos de esta generación. The Last of Us, la última obra de los creadores de Uncharted es impactante, visceral y todo un referente gráfico. Acompaña a Joel y Ellie en un peligroso viaje de supervivencia por tierras post-apocalípticas, donde reina la infección.
Cuando uno ve The Last of Us, es inevitable pensar en la saga que ha encumbrado a Naughty Dog en esta generación: Uncharted. Sin embargo, ese es el primer error si uno sólo mira unos pocos vídeos o tráilers. Hasta que no pones tus manos sobre él no te das cuenta de la gran diferencia que hay entre los dos productos, que comparten su pasión por la aventura pero muestran sus universos de formas radicalmente opuestas. Mientras Uncharted aboga por la espectacularidad en todo momento, situaciones épicas en las que Nathan Drake se salva por los pelos, The Last of Us es mucho más cruel y maduro. Sus escenarios pueden originar también bellas estampas, pero sólo si son necesarias para la historia. Y es que Naughty Dog no se ha cortado en mostrar escenarios completamente desolados, grises bajo una lluvia intensa e incluso completamente oscuros, si son necesarios para enfrentarnos a los peligros que rodean este mundo.
Esta nueva ocasión a los mandos de The Last of Us nos ha servido para conocer profundamente a los infectados, personas afectadas por este hongo que ha mandado la civilización al garete. Naughty Dog ha querido mostrar este proceso de infección con todo detalle, de manera que cada infectado pasa por un proceso de transformación que consta principalmente de tres fases. En la primera, el hongo ha hecho efecto, volviendo al huésped rabioso y, pese a tener algo de conciencia del humano que fue, éste es incapaz de controlarse. Este tipo de enemigo puede vernos perfectamente y es bastante rápido, aunque también forma parte de la rama más débil del proceso de mutación. En la segunda fase, el hongo ya ha comenzado a mutar exponencialmente, transformando a los humanos en bestias salvajes que, si bien conservan algo de visión, empiezan a guiarse más por sus nuevos instintos. Ya en la última fase del proceso el hongo ha mutado completamente, afectando al sistema nervioso y transformando totalmente el cráneo. El infectado pierde en este caso totalmente la visión y se guía únicamente por el eco. Lógicamente éstos son los enemigos más fuertes, y si te agarran o te muerden estarás acabado.
Es importante explicar estas fases del monstruo porque las veremos en nuestro viaje en abundancia y mezclados entre sí. Por supuesto, cada tipo de enemigo requiere una estrategia diferente. Por ejemplo, los infectados en su primera fase pueden vernos, pero son más débiles y podemos incluso estrangularlos si nos acercamos sigilosamente a sus espaldas. Sin embargo, los infectados en su última fase no pueden vernos, lo que posibilita que podemos encender la linterna, pero necesitan de la fabricación de armas si queremos acabar con ellos en silencio. Evidentemente, cuando podemos despacharlos de uno en uno resulta más fácil, pero cuando se juntan en grupos de seis o siete en diferentes fases de infección es cuando debemos empezar a trazar una buena estrategia para no acabar como ellos.
Combatiendo la infección
Y aquí es donde ya podemos decir que The Last of Us es un juego bastante difícil. Pese a que los puntos de control te dejen bastante cerca de donde mueras, morirás… y mucho. Acabar con un buen puñado de estos enemigos que te muerden en cuanto tienen la más mínima oportunidad y que prácticamente no te dejan posibilidad de zafarte de ellos, consigue que nuestra estrategia de actuación se base en el "ensayo y error".
Para ayudarnos en estos enfrentamientos, Joel dispondrá de bastantes recursos, aunque todos ellos escasos. En su arsenal puede llevar hasta dos tipos diferentes de pistolas y un arma más grande, además de botiquines y un arma de fabricación casera. Existe un proceso de fabricación que será fundamental para abastecerse de todos los recursos que dispone el juego. Una investigación exhaustiva del escenario nos proporcionará diferentes tipos de materiales, desde tijeras, cintas, baterías o palos de madera que, combinándolos, nos permitirán crear nuestros botiquines, armas reforzadas, pinchos para apuñalar a los enemigos por la espalda, y otras armas arrojadizas como cócteles molotov. Además, podremos recoger botellas y ladrillos por el escenario para intentar despistar a los enemigos, o bien utilizar como armas improvisadas. Saber administrarlos los objetos y materiales es todo un arte, ya que cuando dos o más enemigos vienen corriendo hacia ti los nervios entran en acción y tus acciones no son tan precisas como deberían. Algo lógico por otro lado, ya que The Last of Us juega con el hecho de que si te atrapan, estás muerto, lo cual aumenta la tensión en cada uno de los enfrentamientos.
Pese a que en ciertos momentos de la aventura vayamos acompañados por Ellie o incluso otro personaje más como Tess, nuestros acompañantes nos ayudarán poco en los combates. Pueden disparar y defenderse de forma bastante efectiva, pero no cuentes con ellos para que te cubran las espaldas cuando estés rodeado. Además, en ocasiones incluso tendremos que defenderles nosotros si se ven en apuros. Pese a que ya conocíamos que la función de Ellie es más narrativa que jugable (como ya sabíamos, The Last of Us no es un juego cooperativo), realmente se agradece el hecho de ir acompañados en todo momento y disfrutar de las conversaciones y relación entre estos dos personajes que irá evolucionando a lo largo de la aventura.
Espectáculo técnico y jugable
Técnicamente, y al igual que Uncharted, The Last of Us está a otro nivel. La cantidad de detalle con que cuenta el juego es asombrosa, destacando unos exteriores de escala impresionante donde suceden muchas acciones en pantalla. Los detalles son impagables. Desde cómo se comporta la propia ropa de los protagonistas hasta elementos del escenario que parecen tener vida propia (nos sorprendimos al ver un pequeño riachuelo que ante el gran aguacero llevaba un bote oxidado a lo largo de su recorrido). Como hemos dicho anteriormente, The Last of Us es un juego mucho más oscuro. Al retratarse un escenario post-apocalíptico no existen tantos momentos para lucirse y, sin embargo el juego lo consigue. En muchas ocasiones, como por ejemplo en los interiores, The Last of Us se convierte en un lugar oscuro donde sólo tendremos una linterna como acompañante y nada más.
Con todo lo anterior dicho, hay que reconocer que la nueva obra de Naughty Dog es un título cuanto menos valiente, mucho más dedicado a un nicho de jugadores que adorarán su mezcla de aventura con ciertos elementos de Survival Horror, gracias a sus monstruos y la escasez de munición. Quizá para otro núcleo de jugadores, The Last of Us no sea tan agradecido como Uncharted, un videojuego mucho más fácil donde no se muere tan a menudo como en éste; pero esto es precisamente lo que hace grande a The Last of Us, un juego que no tiene ningún complejo a la hora de coquetear con géneros o mecánicas jugables mucho más profundas y menos "accesibles", para crear en el camino un título inolvidable que enamorará a aquellos jugadores que busquen una experiencia profunda y desafiante sin tener que sacrificar la espectacularidad.