Análisis de Transistor. La bella historia de una mujer sin voz y una espada

Análisis de Transistor. La bella historia de una mujer sin voz y una espada
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Después de Bastion llega Transistor. Los creadores de uno de los RPG más carismáticos de la pasada generación regresan por una puerta aún más independiente. Usando su propio canal de distribución digital, Supergiant Games nos acerca un mágico y futurista viaje en el que una cantante sin voz y una espada que no deja de hablar tratarán de salvar su peculiar entorno. ¿Les ayudarás?

No es la primera vez que el escenario "indie" ha demostrado su capacidad para sorprendernos con buenas ideas y escasos recursos. Transistor es otro ejemplo de que con un equipo pequeño y mucho talento se pueden conseguir grandes cosas, como un interesante videojuego. Los trabajadores responsables de Bastion (en concreto los doce desarrolladores que componen Supergiant Games) nos acercan una propuesta muy personales y carismática.

Lo más curioso es que el secreto de la obra para diferenciarse no la encontramos en sus mecánicas, sino en su aura. Podría tratarse del mágico mundo en el que nos sumerge, en la poderosa narración que posee o en el psicodélico apartado visual que atesora. La cuestión es que la creación de estos ex-miembros de EA tiene magia, toda ella encerrada en un RPG de acción que a pesar de su corta duración (entre 5-6 horas), acaba convirtiéndose en una auténtica experiencia.

Todo comienza de forma vertiginosa, sin tiempo para largas introducciones. El juego sabe lo que quiere, ponernos a jugar cuanto antes, y eso es lo que hace, mostrándonos a Red, nuestra protagonista, dentro de una misteriosa escena. Una espada clavada en un hombre al que no conoce y una voz que emana del mismo filo. El arma habla, y no sólo eso, sino que además nos pide que la enfundemos para ejecutar una misión que iremos descubriendo conforme avanzamos. Intrigante y prometedor, así es el arranque de una epopeya que llevará a una cantante a recuperar la voz perdida… y algo más.

Solos en el futuro

Uno de los aspectos más destacados de Transistor es su atmósfera. Caminamos por un mundo futurista y desolado a partes iguales donde la gente -por alguna razón- ha desaparecido. En este entorno, manejado desde una elegante vista isométrica de carácter fijo, tendremos sólo dos acompañantes: nuestros enemigos y Transistor, espada que se encarga de narrar este periplo de un modo similar -y con bastante acierto- a como se hizo en el bien recordado Bastion.

El discurrir de los acontecimientos es lineal, y la exploración apenas nos permite alejarnos de una ruta prefijada más que para completar algún entrenamiento adicional que nos ayude a ganar experiencia. Aunque pudiera parecer complicado, la jugabilidad no se resiente. La obra es condescendiente con su estructura, con lo limitado de su propuesta y el poco tiempo que dispone para mostrarnos sus cartas. Por ello decide manejar la situación a su antojo, acercándonos a cambio una notable satisfacción, tanto por el lado exploratorio como combativo.

Movernos es muy al estilo Diablo si lo manejamos con ratón desde nuestro PC, y exactamente idéntico a otros exponentes del género si lo hacemos a través del controlador de PS4 o Switch. No os esperéis sin embargo locales a los que entrar a comprar items, quests adicionales o personajes con los que conversar. Más bien, el interés de los diseñadores es que vayamos de un punto a otro, luchemos entre medias, escuchemos lo que nos tiene que decir la espada en cada momento y deleitarnos con la maravillosa atmósfera de Cloudbank. Poco más… que no es poco.

Así comienza nuestra aventura, con la espada Transistor clavada en el pecho de un hombre y una cantante que ha perdido la voz. ¿Hacen falta más misterios?
Así comienza nuestra aventura, con la espada Transistor clavada en el pecho de un hombre y una cantante que ha perdido la voz. ¿Hacen falta más misterios?

Espada táctica

El sistema de combate es lo más interesante a nivel global de Transistor. Las batallas se presentan de forma prefijada, y no podemos evitarlos. Ya decíamos que el juego controla lo que tenemos que ver, y aquí no hay excepción. No obstante, en las refriegas es donde hallaremos nuestro mayor grado de libertad, la mejor forma para expresarnos. La razón está en que a nuestra disposición tenemos un esquema que combina acción por turnos y en tiempo real.

Todo depende de una barra que se agota conforme llevamos a cabo ataques. ¿Lo mejor? Que a pesar de que estos pueden ejecutarse al momento, lo ideal es pulsar el gatillo de nuestro pad (o el espacio en PC) para paralizar la pantalla y ponernos a pensar estratégicamente. Aparecerá hasta una especie de cuadrícula virtual para indicarnos cómo movernos y dónde posicionarnos con el fin de calcular mejor la trayectoria de determinadas ofensivas. Planificar una coreografía de ataque para que después se ejecute automáticamente es el objetivo.

Por supuesto, no lo tendremos nada fácil. Los enemigos -normalmente robots guiados por inteligencia artificial- disponen de sus rutinas, y los hay de muchos tipos, desde los que poseen mayor resistencia a los que se encargan de regenerar la vida de los demás. Por ello, seguir una estrategia es crucial, convirtiéndose el hecho de detener el tiempo en primordial para salir airosos. La táctica es clave en un programa en el que no vale de nada aporrear botones. Se requiere posicionarse bien, realizar ataques por la espalda si es posible e incluso repeler escudos en el caso de que estos nos obstaculicen. Hay que actuar rápido, pero también pensar un poco.

La exploración es más bien la navegación de una batalla a otra. Eso sí, todo lo que hay entre medias, empezando por el mundo, merece la pena ser apreciado en detalle.
La exploración es más bien la navegación de una batalla a otra. Eso sí, todo lo que hay entre medias, empezando por el mundo, merece la pena ser apreciado en detalle.

Fugaz intensidad

Lo único que falla en Transistor, lo que le impide llegar más lejos, es que por su propia naturaleza de producto limitado no puede resultar más interesante. La exploración se convierte así en un viaje dentro de un entorno lúgubre y vacío, que aunque es atractivo por su intrigante atmósfera, no va nunca más allá. Eso, y los combates, que acaban siendo reiterativos en su fórmula, con pocas novedades aparte de la clásica consecución de nuevas habilidades. Da la sensación de que Supergiant Games tenía una gran estructura jugable, pero a la cual no ha sabido sacar el máximo partido.

Aún así, no se puede decir que el juego no entusiasme, y más si somos unos incondicionales de este tipo de lanzamientos, que brillan por su incontestable frescura. Además, no hay pocos elementos que merecen ser considerados. Uno es el sistema de progresión, apoyado en la adquisición de nuevas técnicas, de las cuales podemos asignar hasta cuatro como máximo a nuestro inventario de acción.

La posibilidad de añadir mejoras, de incrementar el nivel y de hasta establecer limitadores que aumentan la dificultad de los rivales (a cambio de mayor experiencia) dice mucho y muy bueno sobre lo que tenemos en este lanzamiento. Si a esto le añadimos que, una vez superada la aventura, existe la oportunidad de protagonizar una segunda vuelta -con enemigos más poderosos- entonces no hay duda de que al menos algo de esfuerzo se ha puesto en lograr que esto no se acabe irremediablemente en 5-6 horas.

Los combates son lo más interesante de Transistor, un videojuego donde es importante detener la acción y planificar nuestra próxima batería de ataques.
Los combates son lo más interesante de Transistor, un videojuego donde es importante detener la acción y planificar nuestra próxima batería de ataques.

Transistores con mucho arte

Nadie podría decir que Transistor hace gala del mejor motor gráfico, o que aprovecha como ningún otro juego las últimas tarjetas gráficas de PC o el hardware de PS4 o Switch. Ni falta que le hace. Lo suyo es el apartado artístico, donde brilla con mágica sensibilidad mediante una isometría que cabalga entre lo futurista, pintoresco y evocador. Es como un cuadro isométrico en movimiento, una expresión de arte independiente sobre la que básicamente se levanta todo lo demás: incluyendo mecánicas y apartado musical.

Destaca el cuidado prestado a las escasas pero minuciosas animaciones de la protagonista, así como a los poderosos efectos visuales que nos siguen en las contiendas. El conjunto es sólido, sólo acompañado de pequeñas ralentizaciones sin importancia. Y lo mismo debemos decir del apartado sonoro, con un repertorio de composiciones (más de veinte) en las que Darren Korb demuestra versatilidad tanto si se trata de realizar acordes de guitarra como optar por otros tonos más eléctricos, relacionados con la temática futurista que se aborda.

Esto sin olvidarnos de los temas cantados de Ashley Barrett -muy expresivos- y de la voz en off que da vida a la espada, interpretada por Logan Cunningham (en completo inglés con subtítulos en castellano), que desprende gravedad en el tono a la par que un halo de misterio en cada palabra que pronuncia. Estos pequeños elementos son los que combinados crean un gran videojuego, y aunque podría haber dado más de sí con un poco más de duración, elaboración y variedad, el título que nos llega es uno de los más especiales que hemos tenido ocasión de probar en los últimos años. Si os sentís con ganas de experimentar algo así, no lo hagáis esperar…

Excelente

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Supergiant Games repite los valores de producción aplicados sobre Bastion con otro RPG aún más independiente, que mantiene las señas de identidad de la compañía y que, por encima de todo, se convierte en otro gran videojuego. Su corta duración no le impide maravillarnos con su artística propuesta, misterioso viaje, poderosa narración y estratégico sistema de combate. Una experiencia única que encantará a todos aquellos que busquen algo diferente sin importarles pequeños defectos como falta de variedad y de elaboración en la propuesta.

  • El mundo futurista al que se nos arroja, repleto de misterio
  • Narrativamente simple pero tremendamente efectivo
  • Artísticamente es una auténtica joya
  • La música, evocadora y perfecta transmisora de la atmósfera del juego
  • El sistema de batalla pierde interés jugable a lo largo de la aventura
  • Pocos elementos que aporten variedad al viaje, sobre todo en la exploración
  • A pesar de que es adecuado a sus propósitos, posee pocas horas de juego
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 5-6 horas
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