Con la llegada de Dragon Ball Super, la escala de poder de los personajes ha alcanzado límites absurdos. Pero no solo eso, también la letalidad de los ataques se ha elevado. En la serie secuela de la obra original de Akira Toriyama, existe una habilidad absurdamente poderosa que infunde miedo y que Goku estuvo a punto de dominar: el Hakai.
Esta habilidad es poseída por cualquier Dios de la Destrucción y provoca la desaparición permanente de una persona o cosa. Al hacerlo, el alma del ser vivo no se une al mundo más allá del Gran Rey Enma, lo que significa que puede destruir seres intangibles como las almas, así como planetas enteros con un solo chasquido de dedos.
Sin embargo, hay una limitación: no puede eliminar a alguien que sea inmortal. La única discrepancia entre el manga y el anime radica en la representación de esta técnica. Mientras que en la obra escrita se muestra como una explosión que reduce al objetivo a cenizas, en el anime de Toei Animation toma la forma de una ola que borra la existencia de la víctima.
El Hakai, la técnica más letal de Dragon Ball
Otra diferencia entre ambas versiones es que en el anime, Goku nunca utiliza esta técnica, mientras que en el manga, durante el arco de Black Goku, el Saiyan emplea el Hakai durante la pelea contra Zamasu, aunque de manera incompleta. A pesar de que está en su versión más poderosa, el Saiyajin no domina la técnica y es mucho más lenta que la de Beerus, lo que le permite a Zamasu salvar la mitad de su cuerpo y posteriormente restaurarse. En cualquier caso, incluso si el Hakai se hubiera completado, Zamasu no podría haber desaparecido porque es inmortal al ser aprendiz de Kaio Shin.
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