Nintendo tenía geolocalizado a un pirata, pero la clave para llevarlo a juicio fue por un desliz del propio acusado

Tras ser acusado de vender copias piratas de sus juegos, la Gran N dio con que el pirata había llevado su consola a reparar

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La lucha contra la piratería es tan antigua como la industria del videojuego misma. Desde sus inicios, estas prácticas ilegales han sido una constante, y aunque todas las compañías han intentado combatirlas, Nintendo se lleva la palma. Es bien sabido que los japoneses no dejan pasar una, y esta vez han conseguido una victoria contra un hombre acusado de vender copias pirateadas de juegos de Nintendo Switch de la forma más risible: gracias a que el acusado envió su consola a reparar.

La historia, según relata Stephen Totilo en GameFile, nos lleva a Estados Unidos, concretamente al estado de Arizona. En julio, Nintendo presentó una demanda contra un moderador de Reddit, James Williams, conocido como Archbox, quien se había hecho un nombre en los foros vendiendo copias pirateadas de juegos de Nintendo Switch. La acusación señalaba que este pirata "no solo ofrecía el hardware y el firmware necesarios para crear y jugar juegos pirateados, sino que también proporciona a sus clientes copias de juegos pirateados de Nintendo". Sin embargo, Nintendo debía presentar pruebas concluyentes para vincular a Williams con las actividades ilícitas, y para ello se preparó a conciencia con mucho tiempo de margen.

Una investigación de un año donde Nintendo debía encontrar al infractor

La investigación comenzó en 2023, cuando Nintendo contrató al bufete de abogados Mitchell Silberberg & Knupp para rastrear tiendas en línea dedicadas a la distribución de juegos pirateados. El equipo se enfocó en un usuario conocido como Archbox, quien, según publicaciones en redes sociales y datos de geolocalización, vivía cerca de Phoenix, Arizona, y había estudiado en la Universidad Midwestern. Una publicación de Reddit de 2015, en la que recomendaba una clínica de optometría universitaria, resultó clave para conectar las pistas con James Williams.

Sin embargo, las dudas sobre su implicación no se disiparon hasta que la investigación reveló un dato crucial: Williams había enviado productos de Nintendo a reparar. Este movimiento permitió a la compañía confirmar su identidad y residencia, lo que facilitó el envío de una carta de cese y desistimiento.

Cuatro meses después de presentar la demanda en un tribunal federal en Seattle, Washington, el caso ha terminado con un fallo en rebeldía a favor de Nintendo. Esto se debió a que Williams, quien inicialmente prometió cooperar con la compañía, cortó toda comunicación y no cumplió los plazos para presentar su defensa. Este juicio subraya los riesgos de la piratería y las severas consecuencias legales que enfrentan quienes infringen los derechos de autor. Nintendo, por su parte, reafirma su posición como una de las compañías más estrictas en la protección de su propiedad intelectual, enviando un mensaje claro: ninguna actividad ilegal quedará sin respuesta, por más insignificantes que parezcan las pistas.

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