Fuentes del estudio admiten que estaban convencidos de que el juego no tendría la calidad necesaria.
El desarrollo de un videojuego es una tarea ardua y complicada, y así lo demuestran todos los títulos que acaban cancelados o que no alcanzan unos estándares de calidad a la altura de las expectativas que los rodeaban. Es el caso de un Overkill's The Walking Dead que acabó siendo un producto bastante mediocre, muy alejado de lo que se esperaba de él.
"Todo el mundo en el estudio sabía que iba a ser un fracaso", reconoce una fuente interna del equipo de desarrollo al portal británico Eurogamer. "No importa cuánto pulas un pestiño, no va a dejar de ser un pestiño. No vas a conseguir que sea mejor, siempre partes de un mal punto de partida".
No importa cuánto pulas un pestiño, no va a dejar de ser un pestiño
"No había demasiada esperanza para la mayoría de la gente, y la poca que quedaba entre algunos acabó muriendo al final del desarrollo", admite la fuente. "El arte es sólido, pero el diseño es malo. Es muy repetitivo. Se siente como un PayDay, pero una y otra vez, y creo que la comunidad no era eso lo que buscaba. Querían algo más fresco, y no algo repetitivo y cargado de problemas".
Reconocen que en los últimos tiempos, el estudio se ha disgregado notablemente, especialmente tras la formación por parte de algunos de sus elementos clave de MachineGames, que desarrollarían las nuevas entregas de la saga Wolfenstein. "MachineGames estaba reclutando por aquella época, y no fue difícil para ellos conseguir personal de nuestras filas", admite el anónimo portavoz.
El caso es que esperaban ventas millonarias de Overkill's The Walking Dead gracias a su atractiva licencia, pero apenas consiguieron vender algo menos de 100.000 copias en su semana de lanzamiento. Por el camino había quedado una inversión de varios millones de dólares en la licenciatura de motores gráficos, en el propio desarrollo y también en una importante campaña de marketing, por si todo ello fuera poco el CEO de Starbreeze también cayó por el camino.